Emigdio Guzmán, entre cuentería y décima

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Después de la borrascosa/ noche de la piel haitiana/ apareció una mañana/ deslumbradora y hermosa/ se abrió la mano amistosa/ del abanico solar/ empezaron a volar/ aves de varias costumbres y dijo un eco en las cumbres/ se hace camino al andar. /

Así comienza el poeta y cuentero popular Emigdio Guzmán Pérez su cuaderno de décimas, que lleva el título del último verso de esta décima: Se hace camino al andar. Aquí el poeta, en una interesante crónica, recorre los poblados cienfuegueros, y los convierte en protagonistas.

Palmira es un crucigrama/ de cosas nuevas y viejas/ con las sombrillas de tejas/ en donde el sol se encarama./

La quietud del parque llama/ a la prisa del viajero/ y en un balneario campero/ de excelentes manantiales/ brotan las medicinales/ aguas de Ciego Montero.

Emigdio, aplatanado en Yaguaramas, municipio Abreus, formó parte del taller literario Ricardo Llaguno y ha sido acreedor de diferentes premios en los concursos Alfredo Corcho Cinta y Armando Mestre Martínez. Considerado uno de nuestros grandes improvisadores, posee un contagioso gracejo campesino, donde la décima y la cuentería van de la mano.

Veamos cómo nuestro amigo en un diagnóstico poético afirma que: Cuando la fiesta está mala/ se emborracha el tocador/ y hasta el propio director/ con par de tragos se jala./ Rápido como una bala/ se aparece el indeciso/ y en el momento preciso/ se va la muchacha bella/ y la última botella/ de alcohol se rompe en el piso./

Emigdio Guzmán nació el 8 de agosto de 1950, en el municipio Esperanza, en la antigua provincia de Las Villas, pero su vida ha transcurrido entre Yaguaramas y Santa Isabel de las Lajas, donde reside actualmente. No obstante ser un poeta eminentemente bucólico, se imbrica en la corriente bohemia de los improvisadores, para quienes la presencia femenina se hace tema obligado.

En los siguientes diez versos octosílabos hay una muestra fehaciente de lo anteriormente expresado: Tu mirada llegó a mí/ imprescindible y violenta/ como el color de la menta/ del trago que me bebí./ Cuando a la calle salí/ ya de lucidez escaso/ regresé al bar, paso a paso/ y le pregunté al señor si vaciaron el licor de sus ojos en mi vaso…/

En décimas ha contado también Emigdio historias de aparecidos, de Madres de Agua, güijes, brujas, de supuestos jinetes sin cabeza, y otras fantasmagorías de la mitología guajira, que ha poblado los campos cubanos y que tan magistralmente contaron en su tiempo Samuel Feijóo y René Batista Moreno.

A través del verso improvisado vuelve a la niñez y nos deja un paisaje tan íntimo, que resulta ser como una gran fotografía, donde la nostalgia de su infancia campesina revive en la memoria afectiva que nos acompaña todo el tiempo.

¡Aquella infancia intranquila/ tuvo sus ratos felices/ persiguiendo codornices/ que caminaban en fila./ No le faltó a mi pupila/ un nido sin observar/ ni me quedó en el lugar/ charco que no conociera/ almendra que no rompiera/ ni caballo sin montar./

Emigdio Guzmán sigue siendo, un poco más viejo, el mismo niño de entonces, con la sonrisa pícara, sus ocurrencias guajiras y los ariques adornándoles las patas a los pantalones, que aún guardan el olor a tierra mojada que se le quedó impregnado en su andar por los trillos cazando codornices. ¡Enhorabuena, amigo!

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Alberto Vega Falcón

Poeta, narrador, periodista y humorista cubano. Premio Nacional de Cultura Comunitaria 2020.

Un Comentario en “Emigdio Guzmán, entre cuentería y décima

  • el 12 diciembre, 2024 a las 7:47 am
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    Qué gusto leer lo que escribe el poeta y escritor Alberto Vega Falcón. Lo mismo que su verso, la prosa que nos entrega informa y engalana las letras. Bienvenida esta reseña sobre el poeta Emigdio Guzmán. Es otro soplo de aire puro. Gracias, Veguita.

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