Yasmani tejió alas de esperanza en los días más duros de la pandemia

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Antes de que contara su historia, la política fue el hilo que cosió el diálogo y hubo que darle un empujón al tema para no quedarnos prendidos a ese tema, pues, en realidad, el sentido de la conversación iba sobre una cuerda humanista, de esas que no siempre se ven, pero que están para suerte de muchos.

Yasmani Arrechea Díaz le puso “bomba” a la indiferencia durante los días más difíciles de la pandemia por Covid-19 en Cienfuegos. Le tejió unas alas de esperanza y ayudó sin ser médico a no pocos, de la ciudad, del campo, del campo sin asfalto incluso.

“Estuve nueve veces en zona roja para apoyar en lo que fuera preciso (…) Primero, en centros de aislamiento para casos sospechosos y contactos, luego en los meses más difíciles trabajé voluntariamente con positivos al virus SARS-CoV-2 (…) Hacia todo tipo de labor, desde mensajería, trabajo en la cocina hasta higiene de habitaciones y espacios comunes y repartiendo alimentos. La jornada empezaba a las 6:00 a.m. y terminaba alrededor de las 10:00 p.m., en edificios de tres pisos que nos obligaban a bajar y subir escaleras sistemáticamente con paquetes y medios de limpieza  (…)  Nunca me quejé ni lo hice por un reconocimiento, yo quería tender mi mano y eso era suficiente”, dice el profesor de Teoría Sociopolítica de la Universidad de Cienfuegos (UCf), y la mirada baja a las manos y las manos se entrecruzan y sus dedos morenos hacen pequeños toques como si la piel fuera su tumbadora.

Arrechea Díaz es un joven que lleva tatuado el pensamiento martiano, aun cuando no lo resalta. Tiene un racimo de valores y unos ojos negros que se humedecen mientras recuerda lo vivido en aquellos días de horror, cuando en Cienfuegos la cifra de contagiados era superior a 2 mil positivos en 24 horas.

De la serie Circunstancias. /Foto: Cortesía del entrevistado.

“Una experiencia impactante; encontramos personas de distintos grupos etarios, embarazadas y ancianos que venían con el miedo en su rostro (…)  Debimos ser psicólogos y hasta payasos para los niños. Una cosa es que te lo diga y otra muy diferente era vivirlo”, relata el profesor, quien en las horas de descanso también atendía las preocupaciones de su alumnado.

Nunca se contagió con Covid-19, a pesar de que a la mayoría de sus colegas sí les pasó. Dice que seguía un estricto protocolo, guiado por las recomendaciones de su doctora favorita: la mamá, motor impulsor de ese arroyo de buenos sentimientos que no se detiene aunque los días parezcan medios grises.

Nueve veces por siete días cada vez, esa fue la ecuación de Yasmani mientras la UCf fue Centro de Aislamiento, mientras las ambulancias llegaban preñadas de pacientes con ojeras y tos seca; mientras las personas se quedaba guardadas en casa como si fueran objetos museables.

“Lo hacía porque sentía que debía aportar sin que ello significara tener algo a cambio; hay momentos en la vida que uno debe dar sin pedir nada a cambio. Muchas de esas personas necesitaban una mano y el recurso humano se hacía mínimo, por ello, teníamos que multiplicar funciones. Me encontré con profesores, estudiantes y vecinos. A pesar del traje nos reconocían”, agrega.

¿Por qué eliges estudiar Historia y no algo más asociado a las nuevas tecnologías, a la informática?

“Hoy, leer pareciera ser cosa densa y aburrida. Mientras que las redes sociales son caramelos que todos quieren acaparar. Yo consumía muchos libros de niño (…) La Historia no fue mi primera opción y durante los años iniciales de la carrera la pasé difícil, porque a diferencia de lo que muchos creen esta especialidad demanda estudio, capacidad de análisis y horas de lectura.

“La Historia no se puede ver en blanco y negro, está cargada de muchos componentes, entre ellos, el contexto, el cual particulariza y da respuestas a los porqués (…) De los periodos de la Historia de Cuba el que prefiero es la etapa revolucionaria, tema peliagudo, donde el acceso a las fuentes es limitado y la mayoría son orales (…)”, relata, y de vez en cuando se arregla el nasobuco, una prenda de estos tiempos pandémicos.

Las últimas veces que entró a zona roja llevó su celular y comenzó a retratar los rostros que se anclaron a la UCf mientras fue Centro de Aislamiento. Así nació la serie Circunstancias, donde compartía lo vivido a través de las redes sociales. Una lluvia de likes fue un estímulo inesperado.

¿La experiencia durante esas semanas te marcó como persona?

“Sí, me mejoró como ser humano (…) Nos encontrábamos con familias de diferentes estatus económico, de campo y de campo sin asfalto (…) Tuve una experiencia con una familia que era un matrimonio con su hija y su nieta embarazada de solo 17 años; ellos traían el miedo en el rostro, habían salido de su medio natural para uno que les era totalmente ajeno (…) La brigada que estaba esa semana hizo una recolecta y le regalamos colchas, biberones, tetes, culeros y cuanto pudimos para el futuro bebé… y llorando nos decían: ¿por qué ustedes hacen eso? ¿de dónde son? (…) Otros nos preguntaban cuánto nos tenían que pagar por subirle las jabas cargadas de cosas para su abastecimiento y le respondíamos que nada, que los cubanos siempre nos hemos ayudado y en ese momento no podía ser diferente.

Cuando la vacuna al fin tocó su piel.

“Algunos todavía me llaman y siguen diciendo algo que fue un himno en esos días de tristezas acumuladas: aquí o allá tienes una casa, ¿cuándo vas a venir?”, y sus ojos se humedecen con la sinceridad de un joven que creció en buena cuna, donde los valores pesan sobre lo material.

Yasmani Arrechea Díaz tendrá historia que contar a sus hijos, como mismo los ríos le dejan rocas a sus arroyos.

Foto principal: de la autora.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

2 Comentarios en “Yasmani tejió alas de esperanza en los días más duros de la pandemia

  • el 18 enero, 2022 a las 6:47 am
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    Yasmani es mi profesor de Teoría Sociopolítica en la UCF, agronomia 2do. Sus clases son especiales.

    Respuesta
  • el 17 enero, 2022 a las 1:31 pm
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    Excelente narrativa de este combativo joven, digna de una mayor divulgación a través de la radio y la televisión provincial, así como su lectura y debate en actividades juveniles. Muchas Felicidades para este revolucionario profesor

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