¿Y mi gala pa’ cuándo?

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Desde las primeras líneas de este comentario aclaro que soy amante y defensor ferviente del béisbol, con justa razón nuestro pasatiempo nacional.

Mucho he disfrutado los triunfos de Cuba y Cienfuegos en este deporte, y también mucho he escrito al respecto, claro que no siempre en positivo, sobre todo en los últimos tiempos donde la pelota cubana no encuentra la fórmula para salir adelante.

Pero el tema que me motiva a reflexionar no es el de brindar soluciones al estado de salud de la pelota cubana actual, sino el desmedido apoyo que recibe esa disciplina, en detrimento de otras que también merecen, al menos, lo indispensable para lograr los exigidos resultados.

Comprendo totalmente la importancia del béisbol para nuestro país, pues más que un mero deporte constituye símbolo identitario de la nación, aunque en estos días perdamos partidos hasta con El Salvador.

Hace varios años comenzaron a aparecer “mejoras” considerables para aquellos que toman parte en la Serie Nacional. De un día a otro cambió por completo el panorama en materia de transportación, hospedaje, alimentación y logística en sentido general. E incluso llegaron mejoras salariales, aunque para nada comparables con los sueldos de la pelota rentada de otras naciones.

Lógicamente, si a nivel de país la pelota es una prioridad, en todos los territorios se “copió” la fórmula, y nada parece demasiado si de apoyar al béisbol se trata, aunque los constantes beneficios no se correspondan con la posterior actuación de los planteles, en varios casos ocupantes históricos de los puestos sotaneros.

Recientemente se celebró en nuestra ciudad una Gala para reconocer al equipo Sub-23 del territorio, por segundo año consecutivo medallista en ese importante certamen, y ahora dueño del subcampeonato. Varios fueron los premios y también varios los premiados.

Justo, recalco, bien justo el agasajo, pues esa generación ha devuelto la alegría a una deprimida afición, que recuerda con añoranza a la manada de Elefantes que, de la mano de Iday Abreu, consiguió codearse con lo mejor del béisbol nacional.

Pero, ¿por qué no ha pasado lo mismo con disciplinas que, en Cienfuegos, le disputan a la pelota el liderazgo en cuanto a preferencia de la gente? Recuerdo los tragos amargos que compartí con los futbolistas de la llamada Generación del 85’ (en alusión a 1985, año en que nacieron), ganadores del oro en cuanta categoría participaron y dos veces sucesivas monarcas de la Liga Cubana. Jamás contaron con tanta atención, y recuerdo incluso que hasta tuvieron que chapear su propio terreno de juego para poder practicar. Aunque en los últimos tiempos se han dado algunos pasos, aún no contamos con la llevada y traída Academia de Fútbol, tan necesaria para el desarrollo de ese deporte, y terrenos históricos como el de Bonneval presentan un estado deplorable.

Ejemplos existen muchos, como los casos del hockey y el judo femeninos, donde fuimos las potencias del país, el remo, disciplina bandera del territorio, desde hace varios años en la cima de todas las categorías, el patinaje de carreras, bádminton, tiro con arco… Todos ellos con un historial inmenso y cosechas admirables de títulos y medallas. Y sí, han recibido apoyo, pero nunca el de la pelota.

Dejo para el final a un deporte que considero ejemplo en Cienfuegos, por la consagración, perseverancia, voluntad y entrega de atletas y entrenadores. Se trata del polo acuático, ese que a pesar de una limitante mayúscula: la falta de piscinas para entrenar, año por año asombra a todos con cetros y más cetros. En la última cita escolar los pequeños se llevaron el oro, y de esa manera perfeccionaron la cosecha, al sumarse a juveniles y mayores, los primeros dueños de la corona por cinco años seguidos, y los más experimentados con una impresionante cadena de ¡20! campeonatos nacionales.

Hace un tiempo, cuando era la generación de los Ríger Jímenez, Ives González, Yoandry Andrade y compañía la que reinaba en las piletas cubanas, esos atletas me decían luego de cada banderín conseguido: “esta vez sí nos merecemos la fiesta”.

El título de este comentario me lo dio otro polista, hace unos días, cuando los de casa se alzaron con el máximo premio en la recién finalizada Olimpiada Juvenil: “Periodista, ¿y mi gala pa’ cuando?”

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

Un Comentario en “¿Y mi gala pa’ cuándo?

  • el 5 julio, 2019 a las 11:32 am
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    Muy oportuno el comentario pues al igual que los peloteros ellos merecen ser reconocidos por familiares, entrenadores y pueblo en general, desean una gala donde se puedan contar de como llegan a sus logros en unión, y también estimularlos materialmente como los peloteros pero aquí cuidado que estos estímulos mas que eso fueron alarmantes en precios y esos jóvenes no son asalariados lo comento para que revisen y saquen uds su propias conclusiones ño…… en .miles de pesos felicidades polistas

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