Vitamina D, enemiga jurada del SARS CoV-2

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En una de sus habituales y esperadas conferencias de prensa para actualizar la situación del coronavirus en Cuba y el mundo, el doctor Francisco Alberto Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, aludió a los aportes de la vitamina D en el reforzamiento del sistema inmune para enfrentar la terrible enfermedad.

Durante la referida comparecencia, el popular galeno sugirió a sus compatriotas elevar los niveles de vitamina D ante la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19. Al respecto dijo que las investigaciones señalan que la presencia de ese componente fortalece la defensa del organismo humano, en medio de la actual pandemia.

¿De qué hablamos?

La vitamina D es un esteroide que se sintetiza en la piel gracias a la luz solar y/o mediante la ingestión de alimentos que la contienen. Desempeña un papel fundamental en la mineralización del sistema óseo en todas las edades. No es tan sólo un nutriente, sino que se considera como una verdadera hormona con diversas funciones. La principal,  mantener el calcio sérico en un nivel fisiológicamente aceptable, para que desempeñe sus funciones metabólicas, la transducción de señales y la actividad neuromuscular.

Considerando las muchas e importantes funciones del componente, tanto en el esqueleto como fuera de él, parece lógico asumir que los niveles de dicha vitamina deben ser óptimos para que se puedan cumplir sus funciones. Sin embargo, todavía hay mucha controversia sobre cuáles son los niveles óptimos de 25(OH) para mantener la salud ósea y disminuir el riesgo de déficit de la misma.

Conocer cuáles son los niveles de 25(OH) vitamina D óptimos supone el punto de partida para saber cuál será el aporte suplementario necesario de vitamina D para llegar a esos niveles, pues está ampliamente reconocido que existe una deficiencia en general de esa hormona en la población.

Además, se ha comprobado que es muy importante para el organismo de muchas otras formas. Los músculos requieren esta vitamina para el movimiento. Por ejemplo, los nervios la necesitan para transmitir mensajes entre el cerebro y cada parte del cuerpo, y el sistema inmunitario la emplea para combatir los virus y bacterias que lo invaden.

Por otro lado, junto con el calcio, la vitamina D ayuda a proteger a los adultos mayores contra la osteoporosis.

¿Cómo conseguir vitamina D?

Usted puede obtener vitamina D de tres maneras: a través de su piel, su dieta y suplementos. Su cuerpo produce vitamina D naturalmente después de exponerse a la luz del sol. Pero demasiada exposición al sol puede ocasionar envejecimiento de la piel y cáncer de epidermis, por lo que muchas personas buscan obtener su vitamina D de otras fuentes.

La primera fuente y la más importante es la exposición solar, de la que se obtiene hasta el 90% del compuesto, cuya producción depende del ángulo solar incidente; así, por ejemplo, se ha visto que la exposición de todo el cuerpo con un mínimo eritema (coloración rosada de la piel a las 24 horas) supone el alcance de unos niveles de vitamina D comparables a la toma de 10 mil a 25 mil UI orales.

Variedad de alimentos que pueden proporcionar vitamina D/ Foto: Tomada de Internet

Empero, estar expuestos en invierno, en determinadas latitudes, no produce ninguna cantidad de vitamina D. De esta forma, en algunos lugares se recomienda que los hombres y mujeres de raza blanca expongan la cara y los brazos a la luz del sol tres veces por semana, aproximadamente durante el 25% del tiempo que produciría una quemadura leve en primavera, verano y otoño.

Otros factores que influyen en la disminución de la producción de vitamina D por la exposición solar son las cremas de protección solar, la mayor pigmentación cutánea y mayor edad (fundamentalmente mayores de 65 años).

¿Niveles óptimos de vitamina D?

El aporte dietético también contribuye a conseguir los niveles óptimos de vitamina D. El número de alimentos que la contienen de manera natural una cantidad importante es limitado, lo que determinó que algunos de ellos, por ejemplo, la leche, las sodas, el pan e incluso la cerveza, se enriquecieran con vitamina D en Inglaterra en los años 30.

Ahora bien, por ese motivo se produjeron presuntos casos de intoxicación por dicha vitamina en niños en la década de los 50, lo que llevó a una regulación europea mucho más rígida, permitiendo sólo el enriquecimiento de la margarina, algo que se mantiene en la actualidad.

Por otro lado, en Estados Unidos, a partir del año 2003 se enriquecieron los zumos, lo que parece haber dado una similar efectividad que los suplementos orales. El aporte diario recomendado de vitamina D es actualmente objeto de polémica.

El Instituto de Medicina de los EE.UU. (IOM) y las sociedades de Endocrinología y la Task Force no están de acuerdo en la cantidad necesaria diaria, aunque coinciden en que existe deficiencia entre la población.

La explicación coherente del tema estaría en que la IOM y la Task Force harían recomendaciones para la población sana en general, mientras que las sociedades médicas intentarían dar recomendaciones para pacientes y casos especiales. Esta situación ha creado confusión entre los facultativos no expertos en el tema y polémica editorial entre los propios expertos.

El IOM recomienda 600 para la población de entre uno y setenta años de edad y 800 UI/día para la población de 71 o más años, y con un nivel máximo de ingesta diaria de 4 mil UI para mantener niveles de 25(OH) vitamina D superiores a 20 ng/ml, que sería lo necesario para la salud en general de la población.

En relación con lo anterior, a nivel óseo en general, dosis superiores a 800 UI serían las adecuadas para disminuir fracturas de cadera y no vertebrales en pacientes mayores de 65 años.

¿Qué ingerir?

Muy pocos alimentos contienen esta vitamina en forma natural. Los pescados grasos, como el salmón, el atún y la caballa se encuentran entre las mejores fuentes de ella. En tanto, el hígado vacuno, el queso y la yema de huevo contienen cantidades menores.

En los Estados Unidos, por ejemplo, la leche está fortificada con 400 UI de vitamina D por litro, así como muchas de las alternativas de origen vegetal, como las leches de soja, de almendras y de avena. Sin embargo, los alimentos elaborados con lácteos, como el queso y el helado, generalmente no están fortificados.

Además, ciertos cereales para el desayuno y algunas marcas de jugos de naranja, yogures, margarinas y bebidas a base de soja contienen vitamina D agregada.

Vitamina D vs Covid-19, ¿qué dice la ciencia?

Una investigación realizada por expertos de la Facultad de Medicina del Trinity College de Dublín ha indagado en la relación de la vitamina D con el COVID-19. Valiéndose de una investigación sobre el envejecimiento desarrollada en el mismo país, el estudio publicado en el Irish Medical Journal asoció la tasa de mortalidad de enfermos por coronavirus y la falta del compuesto en el cuerpo.

Los autores también indagaron en todas las investigaciones previas hechas en otras localidades de Europa con respecto a la vitamina D. Con esos datos sobre la mesa, los expertos compararon los niveles de la hormona en personas durante la década de los 90 y en la actualidad.

Los resultados obtenidos arrojaron que en los países donde se han producido más muertes por el SARS-CoV-2 existía, en la mayoría de pacientes, baja presencia de este compuesto. En general, en países de latitudes más bajas, como Italia y España, hay deficiencia de la vitamina.

En cambio, todas las naciones ubicadas al norte de Europa, como Noruega, Finlandia y Suecia, han arrojado niveles más altos del compuesto en sus pacientes enfermos por COVID-19.

Recomendaciones
Existen cápsulas, en diferentes formas y proporciones, que falitan las cantidades necesarias de vitamina D/ Foto: Tomada de Internet

“En el Reino Unido, los organismos de salud pública han estado revisando constantemente las recomendaciones desde el comienzo del brote de COVID-19. Una de ellas establece que todos los adultos deben tomar al menos 400 UI de vitamina D al día. Existe una fuerte evidencia entre asociaciones del compuesto y la gravedad en pacientes”, explicó la profesora Rose Anne Kenny, una de las autoras del estudio.

Una segunda investigación efectuada en Inglaterra buscó determinar si los niveles de vitamina D en la sangre están asociados con el número de casos y la mortalidad por COVID-19.

Petre Cristian Ilie (Hospital Reina Isabel de King’s Lynn), Simina Stefanescu (Universidad de Anglia del Este) y Lee Smith (Universidad Anglia Ruskin) compararon los niveles medios de la sustancia en 20 países de Europa junto con el número de casos fatales por cada millón de personas.

“Los resultados mostraron que los bajos niveles promedio de vitamina D en un país están asociados con un número relativamente alto de casos de infectados y muertes registradas”, informó Research Square.

El grupo de población más vulnerable al COVID-19, es decir los adultos mayores, también es el que tiene los menores niveles de vitamina D.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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