Visto a la vista y avisado

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En Cuba no deberían constituir un problema de salud las enfermedades que se contagian por vectores, ¿o sí? Una isla grande, que forma parte de un archipiélago de más de 4 mil cayos, islotes e islas, ubicado en el Mar de las Antillas o Mar Caribe, cercano a las costas de Estados Unidos y México, tiene el privilegio de ser la tierra natal de Carlos Juan Finlay, el descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, el mosquito Aedes aegypti, hace más de un siglo. Sin embargo, por estos días, el dengue y otros padecimientos transmitidos por vectores, ponen al país, y a Cienfuegos en particular, en los titulares de la prensa y en la cima de las curvas estadísticas.

Y sí, es verdad que contamos con un Sistema de Atención Primaria de Salud que debe conocer los datos de cada familia, zona, área y barrio; que llevan un registro en papeles digno del más calificado estadístico, Control de Vectores, Lucha Antivectorial; personal movilizado en tiempos de emergencia, y todos los mecanismos y maneras de control.

Pero más allá de todo un sistema instaurado, palpable y hasta medible, que activa a la sociedad toda si es preciso, debe existir una organización que respalde y haga efectivos los esfuerzos y recursos empleados.

Ejemplifico: si se va a fumigar de manera cíclica una zona durante tres días, ¿no podrían anunciarse o comunicarse los horarios? ¿Los líderes de una comunidad, dígase médico y enfermero de la familia, encargado del edificio, presidente del CDR, secretaria de la FMC, el jardinero, el vendedor de la carretilla o hasta el curioso del barrio, no podrían informar a los vecinos sobre la hora y el día? Digo yo…, y sería una manera efectiva de garantizar que los inquilinos estén en casa a la hora en que “resuenan” las bazucas; y eso se llama ORGANIZACIÓN.

Las panaderías, esos lugares comunes de recurrencia, tan frecuentados en los últimos tiempos, buscando más que pan una respuesta, podrían ser lugares visibles donde colocar los anuncios sobre horarios de fumigación y visitas de control a las viviendas. Debería probarse la efectividad de aquel eslogan de que “guerra avisada no mata soldados”. ¡Si es que nosotros somos eficientes en aquello de avisar las visitas!

El asunto es complejo y multisectorial, más allá de quienes piensan que toda la culpa es de Salud. No, la maldita culpa es de muchos y es de TODOS, incluso, de quienes tenemos tanques destapados, no botamos la basura con regularidad ni la depositamos en los lugares destinados, lanzamos al patio o a los bajos de los edificios pomos y recipientes. Tampoco acudimos al médico ante los síntomas, poniendo en peligro a familiares y vecinos, y ni al menos, protegemos a los posibles pacientes con mosquiteros para evitar la propagación de la enfermedad, descubierta por un médico cubano, de quien deberíamos ufanarnos rindiéndole el tributo de mostrar un país libre de enfermedades de ese tipo.

Es verdad que hay muchos, demasiados salideros de agua de todos los colores: blancas, sucias, negras… Que las tuberías colapsadas por los años de explotación piden a gritos ser sustituidas; que los horarios de bombeo se hacen menos frecuentes e inversamente proporcionales a la cantidad de tanques y recipientes para almacenar el líquido vital, muchas veces sin las condiciones necesarias de tapas y protección; y TODAS se cuentan como condiciones, más que subjetivas, ¡objetivas!, para que el Aedes aegypti y otros, se desarrollen y pasen de larvas a adultos y hasta mosquitos ancianos que nos contagian.

¿Por qué no pueden fumigar tiendas y comercios en las noches? Quizá hasta sea más efectiva la acción, y no detendríamos el curso lógico de la sociedad, que ante determinantes sociales y económicas, igual de complicadas, hacen que la población se “mueva” en busca de la subsistencia. Y a los fumigadores pagarles una prima por nocturnidad y garantizarles el transporte, y hasta una merienda especial.

Y como la situación de Salud está COMPLICADA, la alarma debería sonar a modo de grito para mirarnos, no por dentro, sino en derredor, e interiorizar sobre aquello que como ciudadanos podemos hacer para revertir la situación, sin consignas, transformando el verbo decir en hacer, colaborar, participar, desde los espacios de la comunidad, la calle, el puesto de trabajo, el hospital, o los centros asistenciales a donde acudimos en última instancia.

Carteles como este que pedimos deberían llenar la ciudad y así promover el aviso y organización: zona, barrio, horario de fumigación; en la mañana para los que permanecen en casa, en la tarde para quienes trabajan; por tantos días consecutivos. Tenga el visto a la vista, que permanezca un familiar en casa para garantizar y hasta aprovechar el momento en el que junto a los mosquitos salen de casa los habitantes e improvisar una audiencia pública, porque ese mensaje verbal queda, y está probado.

La responsabilidad no es de Salud, es de TODOS: Comunales, Acueducto y Alcantarillado, Vivienda, las organizaciones políticas y de masas, Trabajo y Seguridad Social, Transporte, pues los ómnibus también deben ser fumigados, y muchos otros organismos y entidades; pero la mayor parte la tenemos nosotros, ciudadanos, hombres y mujeres, la familia, desde el barrio, la comunidad o el centro de trabajo. Que el visto esté a la vista, pero avisado; sin dudas, resultará más efectivo.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

3 Comentarios en “Visto a la vista y avisado

  • el 28 enero, 2019 a las 12:01 pm
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    De acuerdo con todos,los fumigadores pasan ,donde ven rejas ,ni tocan, donde saben que hay personas mayores lo mismo pasa enh mi casa,lo pude comprobar, me quede, llegue mas tarde al trabajo ,le pedi que fumigara ,sentada en la acera, vecinos que no abren, otros dan el visto sin fumigar en mi casa lo han pedido varias veces ,le digo que no, en minutos pasan una acera completa ,por la tarde no vienen ,he llamado al policlinico Cruz Roja, y me quedo esperando, logico siguen los mosquitos, ojala no se enfermen los que fumigan, sin desear que nadie se enferme, me presente en el departamemnotde higiene ,la queja tiene que ser por escrito ,que burocracia, tratandose de enfermedades que matan…..

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  • el 12 enero, 2019 a las 9:04 am
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    es cierto solo no es de salud la responsabilidad, comunales es fundamental en la recogida de los desechos, también acueducto el desbordamiento de fosas y las organizaciones de masas en las cuadras se eliminaría esta epidemia que otros mcpio estamos prestando apoyo para que nuestra bella Ciudad de Cienfuegos salva del problema que hoy tiene.

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  • el 20 diciembre, 2018 a las 2:08 pm
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    Como vivo en el campo y además, pasé 3 meses de mi SMA trabajando con el EJT antivectores, puedo constatar que en las zonas rurales la fumigación ha tenido muchas irregularidades.
    En primer lugar está lo que apunta la periodista en este trabajo: la escasa información de aviso previo, para dar tiempo a la familia a preparar condiciones.
    Otro aspecto es la poca sistematicidad; es decir, se fumiga un día y al día siguiente no. El mosquito se mata con el trabajo sistemático.
    Y por último, quizás, por estar en zonas apartadas y no existir un riguroso control, los fumigadores no ejecutan correctamente su trabajo. La familia tiene que exigirles no colocar la bazuca en el suelo de la casa. Fumigar, dejándola que “suelte” el humo aun en el piso, es un tremendo error que ocasiona un “chorro” de combustible en toda la vivienda. Sin olvidar jamás, levantar bien el tubo (o trompa) en lo posible para no derramarlo, incluso cuando ya no está en funcionamiento ¿Otros resultados? Un disgusto rotundo y malas caras.

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