Vísteme despacio, que tengo que llegar al punto B

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Todavía no había concluido la Mesa Redonda informativa con la presencia del vice primer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, y la ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Sabina Wilson González, en la cual se abordó el tema del Mercado Cambiario en Cuba y ya la mayoría de los cubanos sacábamos nuestras propias conclusiones.

Los criterios y espacios utilizados han ido desde los que vieron el programa y los comentan de manera optimista, los escépticos y los pesimista (según el caso) ¿por qué no? Se comenta de balcón a balcón, en una parada de ómnibus, en los centros de trabajo o en medio de la calle (a pesar del sol y el calor estival que nos envuelve). Todos los que pudieron verla o se sentaron tranquilamente a escuchar, comentaban cuáles son sus expectativas sobre el posible resultado de la medida. Igualmente están los que desde las plataformas antisociales, daban “clases de economía” y de las posibles consecuencias “negativas”, asesorando sobre todo a los  que no habían visto el programa y dándole a sus comentarios un Toque de mercenarismo.

Por supuesto que para los comentarios del segundo bando ya estábamos preparados, porque son los mismos que han llevado a cabo una guerra de cuarta generación, que incluye el descrédito de nuestras instituciones y dirigentes a través de esas mismas redes. Estos siempre estarán en contra todo lo que se anuncie en el país, utilizando una andanada de mentiras o medias verdades, las que disparan con una carga de resentimientos, frustraciones, intereses mezquinos, servilismo y malas intenciones, las que bien pudieran conformar el cerebro de Frankestein. Son los mismos que tratan de convencernos de que el bloqueo contra Cuba no existe, aunque todas las evidencias demuestren lo contrario o los que se negarían a creer hasta que la tierra es redonda, si lo dice el Gobierno Cubano. “Qué ladren los perros, es señal de  que cabalgamos”, le diría el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a Sancho.

Lo que si resulta interesante son los intercambios sostenidos con algunos familiares, amigos y compañeros que conformamos el primer grupo. Entre ellos se puede apreciar que están los apurados que esperaban que se anunciaría una medida que eliminaría de un solo golpe el proceso inflacionario y la falta de capacidad de compra del peso cubano; los que no entienden por qué la tasa de cambio es similar a la que hoy aparece en el mercado informal (ilegal por cierto), desconociendo que se trata precisamente de un Mercado Cambiario y que este responde a leyes del mercado que no podemos desconocer en nuestra economía.

Igualmente están los que se decepcionaron y pensaron que en la mañana del 4 de agosto encontrarían una cola inmensa de personas ante CADECA o BANDEC o cualquier otra institución bancaria de la provincia, para efectuar la venta de los euros, libras esterlinas y hasta etcétera (incluido el dólar estadounidense, como bien se explicó) y desconociendo en primer lugar que la mayoría de los que tienen reservados ahorros en sus tarjetas de MLC, lo tienen en estos momentos para acceder a dicha red comercial y que por otra parte, de la noche a la mañana y de golpe y porrazo, no se ha incrementado ni se puede incrementar la oferta de bienes y servicios en la red de comercio que funciona en pesos cubanos, para que incentive efectuar el cambio. Asimismo están los que se apresuran a hablar de las consecuencias en la compra que efectuarán a futuro de los pesos convertibles y su impacto, olvidando que este primer paso solo trata de la venta de los pesos convertibles a los bancos a una tasa de 1 dolar por 120 pesos cubanos, como tasa de referencia.

También en el primer grupo estamos los que reconocemos que este es un primer paso en el camino que de manera lineal se describiera en el programa y que tenemos que recorrer una trayectoria desde el punto A hasta el punto B. Hoy salimos del punto A (con una trayectoria no exenta de riesgos e incluso de contradicciones) y debemos llegar al B, en el que toda la economía se encuentre trabajando en moneda nacional y con único tipo de cambio, tanto para la población como para el sistema empresarial (estatal y no estatal), el que debe asegurar la convertibilidad interna de la moneda nacional. Estamos además, los que entendemos que esta no es una medida más, sino que debemos analizarla de manera integral, junto con el resto de las que se dieron a conocer en la Asamblea Nacional del Poder Popular el pasado mes de julio y las que hoy se implementan; que se requiere, de manera priorizada, incrementar las ofertas en la red comercio en pesos cubanos, lo que implica incrementar las producciones nacionales y también dejar atrás los lastres que han generado la necesidad de contar con el MLC disponible en las cuentas de ahorro.

Se incluyen en este grupo los que han reconocido que la medida no impacta directamente en la capacidad de compra de su salario, sino que su impacto de manera indirecta pudiera beneficiarlos. ¿Cómo es eso? Pues sabiendo que muchos bienes y servicios que se incluyen en la canasta básica, se ofertan en moneda nacional y con una tasa de 1 dólar por 24 pesos cubanos (no hablo de la canasta familiar normada a la que todos estamos acostumbrados se garantice mensualmente y en pesos cubanos). Me refiero al combustible, la electricidad o los servicios de telefonía que hoy se encuentran en pesos cubanos y que muchos de los que tienen sus ahorros en moneda libremente convertible, para comprarlos podrán acudir al Mercado Cambiario y por supuesto que se verían beneficiados con esta tasa de cambio de 1 dólar por 120 pesos cubanos, reconociendo que es superior, lo que le brindaría mayor capacidad de compra al consumidor y por tanto mayores beneficios económicos.

Por supuesto que entre cubanos, siempre estaremos debatiendo, polemizando, discutiendo y analizando los asuntos y eso no es por gusto. Es el resultado de lo que tan temprano como en 1961 dijera Fidel sobre que “No le decimos al pueblo cree, le decimos lee (…) la Revolución le dice al pueblo: aprende a leer y a escribir, estudia, infórmate, medita, observa, piensa. ¿Por qué? Porque ese es el camino de la verdad: hacer que el pueblo razone, que el pueblo analice”. Es además nuestra convicción de que podemos perfeccionar todo lo que hacemos, porque como también dijera de manera esclarecedora el Comandante en Jefe en 1976, “No hay obra humana perfecta y tampoco lo son, por supuesto, las revoluciones, que las hacen los hombres con sus limitaciones e imperfecciones”.

Por eso, cuando solo han pasado escasos días de la citada Mesa Redonda Informativa, requerimos estudiarnos mejor todo lo que se explicó por ambos compañeros, bajo la conducción acertada del compañero Randy Alonso y además seguir estudiando, monitoreando y explicando las medidas que se han implementado o simplemente en lo sucesivo. Por mi parte entiendo que se ha dado el primer paso y que en estos momentos debemos repetir aquel viejo proverbio que afirmaba: “las prisas no son buenas para nada” o parafraseado al emperador Augusto: “apresurémonos lentamente”.

 

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Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

Un Comentario en “Vísteme despacio, que tengo que llegar al punto B

  • el 8 agosto, 2022 a las 6:14 pm
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    Una buena reflexión, sobre este tema tan importante para todos los cubanos. Es cierto que existen diferentes corrientes de pensamientos y se destacan las que apoyan esta medida y las que sólo ven cosas negativas en la misma.
    Un mensaje queda bien claro en el artículo, todos tenemos que informarnos bien, para entender la necesidad de la medida y el alcance que puede tener y sobre todo, entender que se aplica en beneficio del pueblo.

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