Viñetas de pasión

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En su prólogo, René Fernández Vidal, el autor del libro Caissa en Cienfuegos (Ediciones Mecenas, 2018), clarifica que el título hace alusión a la así llamada diosa del ajedrez, cuya leyenda se acrecienta gracias a William Jones y su poema de 1771, titulado Caissa y el juego del ajedrez, en el cual describe cómo la bella ninfa del bosque promete corresponder al amor de Marte, en caso de ser este capaz de inventar un juego de su agrado.

Si el lector de esta reseña es masculino, ya sabrá lo que hizo el dios de la guerra. Y si no, más todavía. Nunca falló, desde los tiempos del Olimpo.

El objetivo confeso de Fernández Vidal estriba en divulgar hechos no tratados sobre el tema en la literatura y, primariamente, interrelacionarlos al vínculo de figuras del juego ciencia con la otrora colonia de Fernandina de Jagua. Plaza que, cual muchos conocen, resultó —tiempos ha, nada lejanos— espacio predilecto de grandes competiciones de este deporte.

El autor del volumen, autoridad de la disciplina en Cuba (Maestro Nacional, profesor de la Academia Provincial de Ajedrez), manifiesta afición por la literatura desde hace varios años. Y ello se advierte de inmediato al degustar estas fruitivas viñetas que, en su concepción formal, tienden a recordar algunos formatos narrativos escogidos por el maestro uruguayo Eduardo Galeano y por ese notable intelectual venezolano llamado Luis Britto García, a quien ojalá muchos leyesen de forma más habitual en nuestro país.

René apuesta por relatos muy cortos, hibridados entre la hechura periodística, la cadencia/cierre del cuento y amagos de apólogo, en cada caso marcados por la originalidad factual —e incluso hasta cierto punto estilística— de lo narrado; amén de por su amenidad.

Representa Caissa en Cienfuegos un libro para ser gozado, aun sin que el lector potencial constituya cuanto podría llamarse un devoto del ajedrez. Sea el caso de este reseñista, quien pronto echó a un lado sus reticencias previas a leer un texto de semejante corte, cuando el encanto de sus páginas lo atrajo hasta el final.

El escritor del volumen fue testigo excepcional de la realización de las versiones locales de los torneos ajedrecísticos Capablanca In Memoriam y de múltiples semifinales del Campeonato Nacional, donde, en calidad de árbitro o fiscal de las partidas, conoció a grandes figuras locales y foráneas del universo de los peones y las reinas. Las anécdotas de muchas de tales personalidades (Vasili Smislov, Mijail Tal, Guillermo García, Ulf Andersson, Helmut Pflegger, Eduard Gufeld, Peter Leko, Maritza Arribas, Roquelina Fandiño, Leinier Domínguez y hasta Bobby Fischer, quien visitó la Perla del Sur en el contexto de la XVII Olimpiada Mundial, La Habana, 1966), tejidas en nuestro contexto, y la mayoría desconocidas, según él consigna.

A la fronda de varias de tales narraciones las atraviesa una brisa humorística (Capablanca perdió la dama, Duelo entre campeones, Los zapatos de la discordia, No quiero libros, Tablas forzadas, No me da la gana, Sustituta…), enfile que deviene inteligente opción, en tanto, además de concitar la aquiescencia cómplice del lector, tiende a otear un escenario tan presuntamente severo y grave como el de marras desde un prisma lúdico.

Es, en fin, un libro para recorrer con agrado, el cual aquí recomendamos a todos los lectores. No solo coterráneos, puesto que Caissa en Cienfuegos porta un interés ecumenista, en razón de los ídolos mundiales entrevistos: elemento además instituido en otro de los aciertos del volumen presentado por Ediciones Mecenas en la actual Feria del Libro.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica