Viejos hierros como nuevos

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El ruido de los hierros viejos como nuevos de la Termoeléctrica durante el soplado de la caldera en la unidad No. 3, de procedencia japonesa, que para los cienfuegueros es sinfonía a una ciudad marinera, se escuchó por estos días, preludio de que pronto estará aportando energía al Sistema Electroenergético Nacional.
Antes deberá someterse al riguroso período de prueba que certifique sigue siendo, junto a su hermana gemela, la unidad insignia del SEN.

Tras estar sujeta a un mantenimiento capital desde finales de 2017, recupera sus parámetros técnicos de diseño, deteriorados después de 40 años de explotación, símbolo de la eficiencia de una planta que es, además de industria necesaria, ícono del centro-sur de la Isla grande.

Todavía se escuchan en el patio de la “fábrica” las palabras de Fidel Castro, cuando un 5 de diciembre de 1978 dejaba inaugurada la unidad que hoy se acerca a la madura edad de una señora de cuatro décadas. Cienfuegos estaba en pleno auge de desarrollo industrial para entonces y decía:

“Creo que para todo el país es importante la noticia de la inauguración de esta unidad termoeléctrica. Es una unidad realmente muy moderna y muy económica, que aporta, repito, 169 megawatts, o 169 000 kilowatts, depende de cómo quieran ustedes medirlo. Pero baste decir que esa sola unidad es equivalente a la mitad de lo que había en Cuba antes del triunfo de la Revolución, para que tengan una idea de cómo aumenta la generación eléctrica y cómo consumimos electricidad. Porque sin esta industria, tan básica, no se mueve nada: ni la fábrica de cemento, ni el molino de trigo, ni la fábrica de riego por aspersión, ni el hospital, ni las escuelas, ni las vaquerías. Nada se mueve si no tenemos electricidad”.

Y el ruido no es ensordecedor, no es molesto, es música para los oídos del pueblo, que en el reparto más cercano sale a los balcones con la alegría de ver iluminada la ciudad, y que agradece el esfuerzo de esos hombres de overoles y cascos multicolores, a los ingenieros, técnicos y obreros, de la propia empresa Termoeléctrica, la de mantenimiento (EMCE), de  servicios técnicos, entidades constructoras y otras, quienes más con ingenio que recursos, hacen de esos viejos hierros generar energía eléctrica como nuevos.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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