Venció la flor (+Fotos)

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Por años, en la esquina de 62 y 71, en la ciudad de Cienfuegos, creció un vertedero que, de tan grande, en algunos amaneceres llegaba a alcanzar los diez metros de largo por uno y medio de alto. Allí, convivían roedores e insectos transmisores de enfermedades.

Sus fétidas emanaciones perturbaban el aire de una zona donde puertas y ventanas debían permanecer cerradas.

Era limpiado por Comunales (incluso hasta buldócers enviaron al área más de una vez), pero a las pocas fechas volvía a ser la misma montaña de desechos.

Hasta que un día el barrio se hastió de aquella elevación de desperdicios y la comunidad decidió transformar tan triste escenario. Bajo la guía de los Comités de Defensa de la Revolución —con el apoyo de fuerzas del Partido y el Gobierno en la circunscripción, así como con el respaldo de la Policía Nacional Revolucionaria—, los vecinos lograron que el tristemente célebre muladar desapareciera. Hoy día, cuanto se aprecia en el sitio es del todo opuesto.

Fotos: Del autor
Foto: Julio Martínez

A Yamila, la presidenta del CDR No. 9, se le unieron los moradores de las cuadras cercanas para, mediante eso tan grande y real llamado la fuerza del barrio, “apartando piedras de aquí, basura de allá (…), trocando lo sucio en oro”,  hacer, del viejo basurero, un bello jardín vecinal poblado de crotos, helechos, diez del día y otras especies. Viejas gomas fueron pintadas y cubiertas de llamativos diseños propios de un parque al servicio de la comunidad.

La labor resulta colectiva sí, pero en honor a la justicia debe hacerse mención a la cederista Rosa López Menéndez. Ella es la responsable de mantener el actual jardín, de su sostenimiento. Cada mañana lo limpia, lo riega. En ocasiones es ayudada por sus vecinos Sinaí y Cecilito, u otros. Pero sin dudas Rosita resulta la protagonista del acto de mantener el sitio en orden, transcurridos ya varios meses de la limpieza definitiva, arreglos y siembras.

Fotos: Julio Martínez
Foto: Julio Martínez

No existe obstáculo alguno que pueda interponerse contra la voluntad de las personas de embellecer su entorno y hacer tanto las vidas suyas como las de sus semejantes más placenteras. Todo radica en el empeño, en el deseo y la firmeza de acometer los propósitos. Y luego, ser consecuentes con estos en el tiempo, a la manera de Rosita, de sus compañeros.

Contra el abrojo y lo putrefacto, venció la flor; venció la vocación cederista por hacer del barrio el lugar bello, limpio, ese que nos merecemos y en función del cual, todos debemos contribuir.

Foto: Julio Martínez
Foto: Julio Martínez

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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