Vegetales a la cienfueguera en el GAL

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Constituye una vieja costumbre de las familias cubanas, que cuando en casa hay alguien enfermo, preparemos una sustanciosa sopa de pollo o gallina -esta última, contando con que tengamos a mano una cría-. Pero también se ha hecho muy popular el cuadrito concentrado, sustituto reglamentario del natural. Ahora, muchas veces no tomamos en cuenta que la piel del pollo tiene un alto contenido de colesterol, que los cuadritos clasifican en el tipo de comidas “chatarras”, cargadas de componentes químicos, y que los fideos están contraindicados en casos de enfermedades diarreicas.

Pegados a lo tradicional, no utilizamos en la dieta los vegetales, tanto para enfermos como para toda la familia. Por lo general, los consumimos cocidos, sin tener en cuenta que en jugos suelen ser muy refrescantes, nutritivos y saludables. El vegetarianismo es una costumbre muy antigua; existe desde la antigüedad entre ciertas sectas hindúes y budistas. Pero hay un templo en Cienfuegos, no precisamente budista, donde se comienza a hacer culto a esta vieja costumbre.

En el Hospital Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima (GAL) se generaliza esta saludable práctica a sugerencia del Comandante en Jefe, en su reciente visita a esta institución asistencial, en ocasión de su aniversario 25.

Sobre el tema conversamos con Dolores Macías Ortiz, vicedirectora administrativa del GAL. “Estamos desarrollando un proyecto dietético con vegetales y frutas, para mejorar la cultura alimentaria de los pacientes, lo que lleva implícito un aumento de la calidad de vida de todos cuantos lo implementan. Ya muchos de nuestros trabajadores piden ingerir los jugos vegetales.

“Se están generando muchos cambios en medio de las transformaciones se operan en nuestro centro. De una dietista en nuestra plantilla, hoy contamos con siete, aspecto que dice mucho de la responsabilidad con que hemos asumido las peticiones de pacientes y familiares de mejorar la alimentación. En breve tendremos una cocina dotada de aditamentos y con todas las condiciones necesarias, fruto del empeño de la dirección del país por el bienestar de su pueblo”.

¿Qué personas e instituciones tienen que ver directamente con el proyecto y cómo ha sido su acogida por parte de enfermos y familiares?

“Están a cargo un máster en nutrición del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología (CPHE), especialistas de la delegación de la Agricultura, el Dr. Espinosa, y la Asociación Culinaria de Cienfuegos, entre otros.

“Por ahora estamos preparando diez prototipos de jugos con vegetales crudos, los que deben ser licuados para consumir la fibra. Comenzamos su distribución por la Sala de Cardiología, ante la necesidad de que sus pacientes cambien estilos de vida por las características de la enfermedad; hoy ya los consumen los ingresados en Perinatología, Postparto, Geriatría, Psiquiatría, Oncología, y Quemados; se extenderá pronto a todo el Hospital.

“La acogida ha sido buena, luego de un trabajo de concientización y de charlas sobre alimentación, impartidas en las salas por especialistas en alimentación. No es fácil cambiar la mentalidad del cubano, acostumbrado al arroz, los frijoles, la carne de cerdo y las viandas fritas, y últimamente consumidores fuertes de pizzas y pan. Sin embargo, sentimos la satisfacción de que muchos regresan de alta a casa convencidos del valor nutritivo de los vegetales crudos y se convierten en promotores del proyecto en la casa y la comunidad”.

Pero Lola, como todos la conocen, no es una simple directiva de esta idea, sino que se ha convertido en una “adicta” a los jugos vegetales, y por allí anda Magdalena Morgado Hernández, la planificadora del centro, mujer que confiesa ha rebajado más de diez libras y mejorado ostensiblemente su salud, después de incorporarlos a su dieta. Esta reportera no quiso dejar el GAL sin probar sus fórmulas, una combinación de zanahoria, apio, perejil y espinaca, a la que le otorgo una calificación de 100 puntos por el bienestar estomacal proporcionado.

En sentido general, en esta institución hospitalaria se han operado palpables mejoras en los suministros de alimentos para los enfermos, a la vez que revisa la política dietética a aplicar en cada una de las enfermedades que allí se tratan. Pero cambiar costumbres arraigadas es difícil y en eso anda el colectivo del GAL. Y usted amigo lector, sustituya la consabida sopa cargada de colesterol o química por un juguito de remolacha, más nutritivo y saludable. No se amilane por los precios, esos que a veces dan la sensación de que los vegetales han sido cultivados en el patio de un templo budista de la China y no en los organopónicos cienfuegueros.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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