Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos: Por la conquista del respeto y el asombro
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 42 segundos
Carmen Beatriz Castellanos Quintana, estudiante de tercer año de la carrera de Estomatología en la Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos (UCMC), es nuestra guía hacia el centro de aislamiento, ubicado en la casa de altos estudios. El viaje comienza en el Rectorado, y por el camino nos va contando sobre cómo los jóvenes de su escuela mantienen a buen recaudo allí, a contactos asintomáticos de casos positivos a la Covid-19.
Pasamos por el pasillo donde se ubican las placas identificativas de las graduaciones, y no falta el comentario ante el asombro, con Ibis Espinosa Requesens, de que muy pronto tendrán que repetir en el lugar, porque ya suman muchos los graduados de esa Universidad.
Llegamos hasta la zona limpia del centro, y aunque un administrador con desbordada autoridad pretendió sabotear la conversación con los jóvenes protagonistas, no lo permitimos.
“Primero fui mensajera en la filial, donde radica otro centro de aislamiento atendido por UCMF”, me cuenta Carmen, y sus ojos verdes llenos de inocencia, viajan por una historia cronológica:
“Es un trabajo en el que una se cansa, el de mensajera; baja y sube escaleras, viaje de ida y vuelta hasta la garita varias veces en un turno de trabajo. Recuerdo que en una ocasión una abuelita que estaba allí con su nieta, me pidió agua para la niña, yo de inmediato la gestioné y subí a llevarla, fue muy lindo el gesto de agradecimiento, tanto, que olvidé los desplantes de algunos, que no han resultado recíprocos con las acciones de los estudiantes devenidos personal de servicio”.
En cuatro brigadas se dividen para mantener allí la limpieza y la atención a los aislados, y es la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), la encargada de la organización del trabajo, desde que en febrero quedara habilitado el centro de aislamiento.
Ibys Espinosa Requesens, a cargo de la extensión universitaria y el trabajo educativo, narra algunas de las experiencias vividas allí, las que ya para siempre quedarán en la memoria estudiantil de la institución:
“Recuerdo que fue necesario abrir este centro en un momento complejo de la situación epidemiológica, en particular este edificio frente al que nos encontramos, el No. 13, que es parte de la residencia estudiantil; incluso con las pertenencias dentro fue necesario disponer de sus locales. Su ubicación geográfica dentro de la Universidad, con una comunicación directa con la entrada-salida facilitaba el trabajo; hasta la junta de naciones de los estudiantes extranjeros, ayudó.
“No hubo demoras, los muchachos nuestros se activaron y en un domingo, precisamente, quedaba listo. La contribución ha resultado de mucho valor, y aquí están ellos, para dar fe del esfuerzo; estudian y trabajan, porque en medio de una epidemia no se esperaba menos, la respuesta ha sido extraordinaria, sin dejar la pesquisa; incluso tenemos estudiantes de los municipios, porque necesitamos varones para el trabajo de fuerza de subir los alimentos”.
Elianet Ramírez, Aniela Reyes, Leydi Laura Cajides y Annerys Morffi, estudiantes de Medicina, terminan un turno; salieron de la zona roja, ya bañadas y estudian para un examen.
Alejandro Fernández Sosa, residente de segundo año de Estomatología General Integral, y secretario del Comité de la Juventud en “Ciencias Médicas”, recuerda los inicios de este centro:
“Al principio se trataba solo de unos pocos, porque el Área II de Salud tenía a su cargo el funcionamiento del centro, pero luego, poco a poco, fuimos tomado responsabilidad, hasta que los muchachos se hicieron imprescindibles. A ellos no los amedrentan los comentarios negativos de malos cubanos en las redes sociales; a ellos los mueve el humanismo y la vocación de las carreras que estudian: Enfermería, Medicina, Estomatología, Higiene y Epidemiología, las especialidades de ciclos cortos, entre otras, y cada vez son más los que se suman bajo el principio de la voluntariedad”.
Carmen nos cuenta que para el 1ro. de Mayo piensan desarrollar múltiples iniciativas: coreografías, dulces para compartir alegóricos a la temática, entre otras, las que divulgarán en las redes sociales a propósito de la efeméride, recuerdos de cuando los jóvenes siempre “cerraban” el desfile con vítores, pero estarán, en la alegría de hacer, la mejor manera de decir, en la conquista del respeto y el asombro.
Visitas: 3
