Una luz en el Prado cienfueguero

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*Escrito por Laura Brito Alsina y Lisley Peña Benavides

Cienfuegos es un auténtico exponente de las ideas y tendencias más avanzadas de su tiempo en las esferas socioeconómicas y culturales. Destinada a crecer desde su fundación, Fernandina de Jagua estuvo a la vanguardia en elementos propios de las grandes capitales, como lo es el alumbrado público. Su economía en ascenso, basada principalmente en el fomento y explotación de la caña de azúcar, permitió a la colonia, en solo una década, cambiar su condición a villa. Y en 1832 comienzan los primeros pasos en el proceso de iluminación de las calles, con faroles colocados por los vecinos en las puertas de sus casas.

En los años venideros, las principales arterias y zonas comerciales fueron beneficiadas con la presencia de las lámparas de aceite, pero no fue hasta finales de los años 50 del siglo XIX que Cienfuegos utiliza el gas para alumbrar sus espacios, hasta que en 1902 surge la necesidad de establecer una planta eléctrica que abasteciera a la mayor parte de la población.

El Paseo del Prado también fue favorecido con el alumbrado eléctrico, al igual que los comercios y viviendas a sus alrededores. Existe un plano antiguo de su trazado desde 1798, propuesto como una calle alejada del núcleo fundacional de la colonia, donde predominaban las funciones domésticas. La primera cuadra se pavimentó en 1911, ubicada entre las calles de Santa Clara y Argüelles, como área de espera para la entrada al teatro Luisa. Esta arteria llevó varios nombres: Plaza de San Fernando, Paseo de Vives, Avenida de la Independencia y de Pedro Antonio Aragonés, entre otros. Es a partir de 1913 cuando comienza a llamarse Paseo del Prado, y debe su nombre al de La Habana y este a su vez, al de Madrid, en España.

Llega hasta nuestros días como el eje vial de mayor longitud y uno de los más importantes en cuanto a la circulación de vehículos y peatones. Siendo el más largo de Cuba, con mil 600 metros lineales, constituye la columna vertebral de la urbe, así como un lugar de intercambio social. Su configuración y el entorno que lo enmarca poseen numerosos elementos arquitectónicos y urbanísticos, ya que es uno de los pocos espacios citadinos con grandes portales, según las ordenanzas vigentes desde antes de la fundación. En sus alrededores cuenta con lujosas residencias de los siglos XIX y XX, edificaciones con alto valor histórico y monumentos conmemorativos, que en saludo al bicentenario de La Perla del Sur exhiben una nueva imagen en su iluminación.

La Empresa Eléctrica, la Dirección de Comunales, el Gobierno Provincial y la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCCC), junto al artesano Patricio Gil González Dueñas y su equipo, desarrollan un proyecto en conjunto para sustituir y decorar las luminarias. Con la intención de extender la labor a toda la urbe, en este momento se trabaja en el Prado y sus portales; y ya en funcionamiento se encuentran las del Malecón, desde avenida 40 hasta la fuente de la India Guanaroca y la Calzada de Dolores. El proyecto pretende, de forma paulatina, retirar los postes de las aceras y trasladar los tendidos a las zonas techadas, aspectos que además se deben a regulaciones urbanísticas por las que se rige la ciudad. La intervención permitirá apreciar los espacios sin cables ni conexiones eléctricas, lo cual favorecerá en las noches al hermoso paisaje citadino y moderno. Un regalo más que el pueblo cienfueguero ofrece a esta Perla que Encanta, por sus 200 años de existencia.

*Especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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