Una fórmula para sostener el escudo y la espada de la nación

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El Ministerio de Cultura, promueve novedosas fórmulas, en busca de la sostenibilidad de los procesos culturales. En la comunidad montañosa de El Jobero, en el Escambray,  una experiencia  gestionada económicamente bajo la metodología de la Plataforma Articulada de Desarrollo Integral Territorial, PADIT, lo ensaya en el grupo de teatro Los Elementos, a través del proyecto Sendero turístico, Arte en el campo. 5 de Septiembre conversa con José Oriol González para profundizar en estas nuevas formas de gestión.

Pudiera pensarse que un proyecto de autogestión económica, es una especie de intrusismo en los procesos creativos, hasta ahora presupuestados, dentro del sistema institucional de la cultura…

“Si no hubiera existido PADIT,- enfatiza el director fundador -, creo que Los Elementos lo hubieran inventado. Por una razón: nosotros andábamos en una gestión económica, tratando de buscar sostenibilidad, porque ya respetábamos el género, dábamos empleo a la comunidad, y buscábamos la manera de comer más sano, a partir de nuestros huertos, ya utilizábamos métodos ecológicos…”

Si ya seguían esos principios, esencias, postulados de PADIT, en sus propósitos para fortalecer el desarrollo local, ¿qué iban buscando?

“Lo que vino a demostrarnos PADIT es que el encadenamiento puede ser un hecho. No podíamos vivir con alta producción de imágenes artísticas, con un turismo que nos pasa cada día por el frente, hacia El Nicho, al por mayor, y mantener esa pasividad, siendo, como somos, un elemento raigal de la cultura cubana, donde mostramos no solo la cultura del espectáculo, sino la alimenticia, el beneficio a la naturaleza, la energía limpia y la agricultura sostenible. Y decimos emprender el proyecto Jobero Verde, sendero turístico Arte en el campo, donde mostramos tradiciones, música, literatura, teatro, pero también cómo vivimos y vivieron nuestro antepasados campesinos, a turistas nacionales y extranjeros.

“De manera que el  concepto de comunidad cultural, a veces apellidada agrícola-cultural, se ha ensanchado las bondades que brinda PADIT, y hacen a Teatro Los Elementos amplificarse, sobredimensionarse, constituirse en que lo que es ahora, un organismo vivo, con presencia propia, corporizado. Eso es PADIT y este proyecto, una posibilidad de ensamblar con los gobiernos locales una verdadera autonomía.

“Por ejemplo: por vez primera constituye un orgullo el poder trabajar con el gobierno de Cumanayagua, en una relación de toma y daca, no la tradicional de te pido,- siempre- de boca abierta, -esperando que me lo resuelvas todo-,  verticalmente los potenciales económicos; sino que comparto a la mitad mis ganancias contigo; y las empresas al invertir, -utilizando ese uno por ciento de la contribución territorial-, estamos todos invirtiendo en el futuro del socialismo, estamos invirtiendo en la patria. Y esa constituye una alternativa que dan los proyectos para retroalimentarnos, todos juntos hacia un destino final”.

¿Cómo se inserta la primera galería rural de Cuba en ello?

“La relación con el pintor Nelson Domínguez, en esa primera galería rural, es un encadenamiento productivo, de alta costura, porque estamos imbricando con un actor, que es un movimiento en sí mismo, que representa diferentes tendencias, la de los hospitales- galerías, la de producción de obras para bolsillos flacos, que permite que su arte llegue a los hogares más humildes.

“Estamos en condiciones, mejor ahora que antes, de producir un arte para el turismo”.

Foto: Ismary Barcia

¿No entraña eso riesgos para el hecho cultural?

“No es que hallamos inventado algo especial para ponerlo de última hora al turismo. Hace rato ensayábamos formas que no sabíamos cómo canalizar, y ahora está muy claro: nos damos cuenta de que para hacer nuestros espectáculos  más serios, nuestra vida mejor, y trascender la comunidad en que vivimos, necesitamos la comercialización, esta relación productiva, porque es ella, en última instancia,  la que nos da la posibilidad económica de ensancharnos, y  de apoyar a los propios gobiernos y provinciales”.

¿Como experimento, pudieran tributar fórmulas útiles para la futura gestión de la cultura?

“Hay muchos retos en el trabajo cultural comunitario. La economía de la cultura ha estado  buscando las formas de retribuir no solo al actor, -esos cuatro o cinco, que son la experiencia vital de un grupo-,  sino que pueda compensar por igual a los actuantes, lo mismo a cocineros, el que cuida la puerta, el que limpia…, para que estos procesos tengan larga vida.

“Creo que así estaría completada la ecuación del éxito, y PADIT, con sus proyectos, ofrecen una variante para ello.

“Hay otras experiencias exitosas, parecidas a la nuestra, como El patio de Pelegrín, en Pinar del Rio, un espacio donde se combina la creación con la belleza del paisaje natural.  Allí, un instructor de arte, con su trabajo, ha expandido la memoria del poblado de Puerta de Golpe, en el municipio de Consolación del Sur.

“Los elementos, creo pueden ser un gran proyecto de futuro en la medida en que sus funciones puedan crecer, sus cualidades perfeccionarse, y la participación yel  apoyo de las empresas, darle larga vida, haciéndolo trascender el propio asentamiento, como pienso que hace mucho ha ido sucediendo con El Jobero”.

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