Una Carta Magna que unirá aun más a los cubanos en torno a su Revolución

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La aprobación del Proyecto de Constitución de la República en el Primer Período Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular representa uno de los momentos de mayor trascendencia de la vida política y social de la nación acaecidos en fecha reciente. Y su debate popular, definitivamente, el más significativo de los tiempos próximos.

Constituye un documento integrador que supera y repara, actualiza y atempera, conceptualiza y dispone, incluye y refrenda la igualdad de todos los cubanos, el cual -luego de la consulta popular y el referendo-, contribuirá a fortalecer la unidad de los cubanos en torno a su Revolución, como con inteligencia definiera el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su discurso del 22 de julio en la instancia parlamentaria.

Un debate generoso en propuestas, argumentaciones, asentimientos y también contradicciones necesarias en todo proceso dialéctico encontró en dicho foro el Proyecto redactado y presentado por la Comisión presidida por el General de Ejército Raúl Castro Ruz.

La esencia transformadora del texto en relación con la Constitución de la República todavía vigente se explicita en sus revolucionarios enunciados y en la inclusión de 87 nuevos artículos, la modificación de 113 y la eliminación de trece, en los once títulos, 24 capítulos y 16 secciones de la Carta Magna que se propone.

El carácter genuinamente democrático de esta Revolución se reafirmará, una vez más, dentro de pocos días, cuando, a partir del 13 de agosto (aniversario 92 del natalicio del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, cuyo ángel sobrevuela sobre esta nueva y moderna Constitución) arranque en todo nuestro país la etapa de consulta popular.

Otro rayo de luz de esperanza se abre sobre el escenario insular, al tener los cubanos, en fecha próxima, la posibilidad de contar con una herramienta muy completa y eficaz, al servicio de un pueblo y en función de sus intereses más sagrados.

Los derechos -y el principal de todos, el de una vida segura, libre de los flagelos impulsados por el neoliberalismo en todo el territorio emergente del planeta; la reafirmación del carácter socialista de nuestro sistema político, económico y social, así como el papel rector del Partido Comunista de Cuba; independencia, dignidad; soberanía; defensa; el fortalecimiento del derecho de igualdad; la inclusión del concepto de matrimonio en tanto forma de unión entre dos personas; y el mantenimiento como principio social de la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales y el reconocimiento del papel del mercado y la propiedad privada suponen algunos de los muchos elementos distintivos de la futura Carta Magna.

Una Carta Magna cuyo eje ecuatorial pasa por los intereses del Estado cubano de fortalecer la unidad de todos sin distingo alguno, preservar la seguridad nacional, multiplicar los logros del sistema iniciado el 1ro. de enero de 1959, promover el desarrollo económico, afianzar la ideología y la ética socialistas y proteger el patrimonio natural/histórico/cultural de la nación es, a no dudarlo, una Constitución configurada al servicio de un pueblo.

Por tanto, estamos ante un documento de defensa de los valores de un territorio y una población, decididos a preservar en este y en todos los contextos históricos la definición ideológica que nos distingue, sin renunciar por ello, porque una cosa no excluye la otra, a la mejoría material colectiva e individual de los cubanos.

Por eso, han sido cartas náuticas imprescindibles de cara a su elaboración la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista; el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos; los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y los Objetivos de Trabajo del Partido aprobados en su Primera Conferencia Nacional. A lo cual se imbrica, por supuesto y con destaque primordial, el pensamiento político de Fidel y los discursos y orientaciones de Raúl.

El debate en la Asamblea Nacional, antesala de la consulta popular masiva que vamos a emprender con seriedad, entusiasmo y confianza, prefiguró un buen camino para que el pueblo conociera las esencias fundamentales del Proyecto de Constitución. Ahora toca escuchar la voz de todos, el parecer colectivo a lo largo de la Isla, como parte de otro extraordinario ejercicio de participación democrática, sin parangón ni antecedentes. Algo solo posible en la Cuba Libre de Martí y Fidel que sigue en pie, firme, justa y digna, como faro de dignidad moral del planeta.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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