Una añeja tradición de Cienfuegos
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Casi tan bicentenaria como la ciudad de Cienfuegos es la procesión que cada 8 de diciembre desanda las calles de la antigua colonia en honor a la Purísima Concepción.
Posiblemente se trate de la más añeja y perdurable de las tradiciones cultivadas en la otrora Fernandina de Jagua, desde aquel 1821 cuando nuestros primeros moradores recorrieron las arterias de San Carlos, Santa Isabel, San Luis y San Fernando.
Se cuenta que entonces solo existía una modesta capilla de guano y yagua, hasta que en 1833 comienza a edificarse la Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, cuyas obras constructivas perfilaron un hermoso inmueble, de fachada neoclásica, dos campanarios y cinco naves sostenidas en columnas.
No obstante, la imagen actual del templo llegó a concretarse en 1869. Para esa fecha, ya había sido adquirida en Barcelona la efigie de la Virgen Inmaculada, por donación de Domingo Sarría Valdespino.
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Según las referencias citadas en el sitio Vitrales de mi Catedral, la Patrona de Cienfuegos era trasladada en andas por los habitantes del terruño, bajo la venerable custodia de la bandera cubana como símbolo patrio. Para la ocasión, los niños vestían de blanco y participaban personas de las distintas estructuras sociales existentes en la época.
Una reseña del historiador Pedro Modesto Hernández retrata aquellas festividades de la segunda mitad del siglo XIX. “Era costumbre de las familias estrenar el día de la Purísima y muy específicamente para la procesión toda la ropa, tanto interior como exterior, empezando por el sombrero o velo y concluyendo con el calzado. En algunas familias era tal la costumbre de estrenar que hacía este estreno extensivo hasta la loza y ropas de la mesa. Las casas engalanadas con guanos, cortinas, banderolas y farolitos daban a la Villa la fisonomía de las grandes fiestas reales; en el parque el suelo cubierto por flores de variados colores, palmas de alcanfor y hojas de mirto. En el templo no cabía un alma más, la concurrencia cubría gran parte de la calle, la Iglesia parecía un ascua de oro por la profusión de velas y cirios”.
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El siglo XX conservó por unos años el espíritu de la celebración, “nutrida hasta más no poder, lucidísima e imponente”, como fuera descrita en 1910 por el diario local El Comercio. El triunfo revolucionario de 1959 desencadenó una sucesión de hechos que tensó las relaciones entre el Estado y la Iglesia (que en algunos casos asumió una actitud reaccionaria y antónima al diálogo con el proceso social naciente) en todo el país y menguó el sentido social de esta fiesta.
En 1996 retorna la procesión, con la asistencia de miles de personas que aplaudieron emocionadas y disfrutaron de la acostumbrada lluvia de pétalos sobre la imagen de la Purísima, de acuerdo con un artículo publicado en la Revista Fides.
La posterior visita de su Santidad Juan Pablo II a Cuba abrió un nuevo horizonte que marcó los festejos del 8 de diciembre de 1998, con la apertura hacia la Iglesia no solo de la población, sino de las autoridades e instituciones locales. Así subsiste hasta nuestros días una tradición que responde a los orígenes de la ciudad de Cienfuegos y define su espíritu e identidad. Otro pedazo de esa memoria histórica que tampoco puede olvidarse.
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Magalis me uno a sus palabras d y al agradecimiento a Roberto y quisiera hacerlas extensiva a la Dirección del 5 d septiembre
Saludos alexis
La procesión de La Purísima es cienfuegueridad y tradición, gracias Robe
Lo felicito Roberto su artículo sobre la Purísima
a roto el silencio sobre una tradición tan nuestra d la q no se menciona en los medios oficiales ,fui uno d los q ese 8 d Diciembre d 1996 acompañe a la Virgen
hasta la estatua d nuestro apostol José Martí , después d tantos años sin salir , gracias a Dios la procesión a continuado , es una tradición más d los cienfuegueros , publique mas sobre nuestras tradiciones para q se sepa más d ellas no sólo en Cienfuegos y x los cienfuegueros
Gracias Alexis, por apreciarlo de esa manera. No puede existir silencio en torno aquello que nos identifica. Desde el “5” lo creemos así.