Un elemento básico que no puede volver a fallar

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Con variadas propuestas dirigidas a toda la familia, e insertadas por supuesto las generaciones emergentes, el programa de reanimación de la ciudad de Cienfuegos, los primeros sábados de cada mes, constituye plausible objetivo de carácter multifactorial y raigambre de integralidad (como muchos de los mejores propósitos aquí conseguidos), que en el plano cultural focaliza uno de sus costados significativos.

Se trata de un empeño mancomunado que responde a una idea loable e intencionada hacia el objetivo de propiciar y respaldar una recreación sana, tan necesaria en estos tiempos donde en otros entornos —no muy lejanos, por desgracia— suele predominar precisamente lo contrario.

Nada puede entorpecer que la flecha de la idea llegue a la diana. El éxito de cualquier trabajo colectivo deviene de la suma de sus partes. De manera que nadie puede darse el lujo de fallar.

Dentro de la concepción del proyecto fijado para la fecha arriba citada se concibió que la Banda Provincial de Conciertos representase elemento cardinal en la reanimación del área del parque Martí, dichos sábados iniciales, a las 8:00 de la noche.

Detrás de tal propósito late la noble idea de propiciar que semejante institución de la cultura cienfueguera ofrezca su música al pueblo; que esas nuevas generaciones concurrentes a la zona la puedan escuchar e igualmente los visitantes extranjeros o de otras provincias cubanas, en tanto resulta un blasón identitario afincado a la tradición local.

Sin embargo, en varias oportunidades la Banda no ha podido actuar en la glorieta del parque Martí los sábados de marras, hecho tendente a lastimar el organigrama general del programa de reanimación y uno de sus momentos cumbres.

Arturo Apezteguía, subdirector provincial de Cultura, reconoce que “en determinado momento el tema se resquebrajó; pero a nivel de nuestra Dirección ya tensamos todos los resortes para que no ocurra más, ni siquiera una vez más. Esta estructura garantiza que no volverá a suceder”.

Foto: Juan Carlos Dorado
Foto: Juan Carlos Dorado

Sostiene Arturo que “el equipo que la trabaja ve a la reanimación como una opción más que integra lo cultural como parte importante y abarca varios segmentos durante la jornada, hasta alcanzar las 11:00 de la noche, en el Muelle Real. Justo en el área del parque Martí contempla, de 5:00 a 6:00, la presentación de la orquesta Loyola —unido a todo cuanto se imbrica al proyecto desde las instituciones colindantes—, y dos horas adelante, la actuación de la Banda: para nosotros de gran peso”.

Por eso, prosigue el funcionario, ese “momentáneo declive en las presentaciones del colectivo se recuperará con creces, a partir de una presentación sistemática de la institución a lo largo de todo el 2017”.

Interrogado en torno a si la posible pertenencia de algunos miembros de la agrupación a otros cuerpos artísticos estaría incidiendo en las ausencias, Arturo respondió que “no, puesto que no riñen entre sí. Lo que sí pretendo subrayar aquí es que constituye una banda a la cual por su jerarquía protegemos y haremos cuanto haya que convenir con los municipios y con quien sea para que no se afecte su presencia en el lugar los primeros sábados de cada mes”.

En términos similares se manifiesta Otilia Ceballos, directora de la Empresa Provincial Comercializadora de la Música Rafael Lay: “Es esencial la preservación de la programación y los compromisos, va a limarse cualquier desliz y nuestra Empresa patentiza su compromiso de que esta entidad subvencionada corresponderá con su responsabilidad de presentarse en la glorieta los primeros sábados de cada mes en la reanimación citadina”.

Añade Otilia que se protegerá inexcusablemente el hecho de la presentación a las 8:00 de la noche. Cualquier otra queda supeditada a ello, indica, y da la seguridad “que ningún fallo va a suceder otra vez.

“La Banda es un colectivo protegido al cual le dimos traje y en breve se le entregarán zapatos; también van a arreglarse las sillas de los músicos. La agrupación lo amerita, por su importancia cultural. También debo decir que si se nos pide la Banda para cualquier actividad, damos el paso al frente y la proporcionamos.

He de señalar que el Instituto Nacional de la Música propició una gira por el aniversario 115 de la institución. Sus integrantes actuaron con gran éxito en Ranchuelo e irán hacia Pinar del Río en fecha próxima”, suscribe Otilia.

Foto: Juan Carlos Dorado
Foto: Juan Carlos Dorado

Plubio Víctor Calderón Feliú, el director de la Banda Provincial, quien habla en nombre de los músicos, está de acuerdo en que hubo fallos, pero proporciona otros detalles, también a considerar: “Por ejemplo, el mes pasado nos presentamos para actuar, a la hora convenida. Sin embargo, la corriente de la glorieta no estaba instalada, los bombillos no encendieron. Allí estaban directivos del Gobierno y Cultura, ambos a escala provincial, quienes se dirigieron al nivel correspondiente de Comunales, pero desde dicha instancia se les respondió que el compañero encargado de poner las luces tenía una novedad familiar en Cumanayagua y no podía asumir la responsabilidad de la función esa noche. ¿Qué hicimos? Tocamos el Himno Nacional y el del 26, que lo sabemos de memoria y no precisa luz ni partitura, y después nos fuimos, porque en esas condiciones no es posible trabajar”.

Prosigue el artista, nominado al Premio Jagua y respetado músico (como lo son todos los integrantes de la Banda, uno de los orgullos culturales de Cienfuegos): “Ya durante anterior oportunidad se había producido similar situación con la corriente. Y en esta última vez del más reciente sábado de reanimación nos encontrábamos de vacaciones, las cuales estaban planificadas para la fecha.

“Debo aclarar que nuestras peñas habituales son los domingos por la mañana; los segundos jueves del mes a las 4:00 de la tarde en el parque Martí y los primeros sábados en la reanimación. Cuando ocurre esta última actuación, no nos presentamos el domingo.

La música de concierto precisa ensayar más que tocar, pues son obras con determinadas características y hay que trabajarlas mucho; podemos invertir hasta un mes en la fase de montaje de una sola. La Banda nuestra, por ser provincial, debe montar opus de magnitud que llevan tiempo y por eso requiere espacio para el ensayo. Por tanto no debe tener más de cuatro a cinco presentaciones mensuales: las que hacemos incluida la de la reanimación, pero no más de dicha cifra. Los ensayos los ejecutamos los martes y jueves en el local del Prado, y le atribuimos el peso que llevan”, afirma Plubio Víctor.

A él también le formulamos la pregunta de si la alternancia de los músicos en otros grupos podría perjudicar el recital sabatino: “Toda la vida en la Banda han estado músicos de otros colectivos, pero eso no desafina en nada con nuestra obligación profesional contraída. Una cosa no tiene que ver con la otra”. Sostiene el artista que ellos siempre están y estarán dispuestos a ejecutar el concierto, puesto que es placer y obligación; si bien de sus palabras se colige que debe existir una aún más aceitada organización general (y comunicación, cabría agregarse) tendente a impedir cualquier problema ajeno al colectivo.

UN NECESARIO EPÍLOGO

La proyección manifestada en este material periodístico por parte de las direcciones de Cultura Provincial y de la Empresa Comercializadora de la Música Rafael Lay son las correctas, y otra línea de posicionamiento no habría de esperarse de quienes deben contribuir a garantizar franjas esenciales del programa reanimador de Cienfuegos.

Ahora bien, más allá de que —desde lo interno— sea necesaria y bienvenida esa disposición irrestricta al cumplimiento del compromiso (de cara a lo cual precisarían atender elementos tan simples de planificación como concebir las vacaciones de la unidad artística para las segundas quincenas, en pos de no coincidir con el primer sábado), se trata de un asunto multilateral, como sentásemos desde el principio.

Somos humanos y cualquiera puede tener un contratiempo; si bien han de garantizarse alternativas, variantes, plan B. Si a la persona que debe encender la glorieta se le presenta un problema, entonces debe haber otra para que lo sustituya. Si un periodista se enferma, al otro día el periódico no deja de salir; ni tampoco el pan porque la mujer del panadero tuvo el parto la noche anterior.

Foto: Idelfonso Igorra
Foto: Idelfonso Igorra

Es preciso activar todos los mecanismos de comunicación a escala global en el programa, incluso después de las reuniones de preparación, de manera que pueda informarse con la suficiente anticipación determinada contingencia y así proceder a su solución.

Parecerían obviedades fútiles de remarcar; no obstante su elusión puede echar por el caño iniciativas fecundas, o cuando menos afectar la planificación de un proyecto tan va-lioso en cuya elaboración intervienen desde las principales autoridades del territorio hasta múltiples personas.

A la postre, el primer perjudicado ante cualquier fallo sería el potencial receptor, quien se vería imposibilitado de disfrutar de la legendaria agrupación fundada en 1901 por Agustín Sánchez Planas e incluyente ahora en su staff de más de medio centenar de músicos: “personas de verdadero talento, todoterrenos en la creación sonora”, para emplear las mismas palabras utilizadas en estas páginas, a raíz de nuestro comentario por su aniversario 115, el pasado año.

Ellos, pertenecientes a cuatro generaciones, se han mantenido en el colectivo — sobre todo— por amor a su trabajo, por devoción al arte; no porque de su quehacer perciban pingües dividendos ni nada parecido. Es algo que merece respeto, mucho más en las actuales coyunturas.

“Proteger” ha sido un término empleado aquí desde el plano institucional. Se trata de una palabra muy honda en la acepción cultural, a utilizar en la dosis exacta —habida cuenta de su trenzado histórico, que la lleva del mecenazgo ecumenista a la misma política cultural de la Revolución—, la cual debe hallar concreción permanente en este cuadro artístico: no mediante obligaciones puntuales para con la unidad, que en ningún caso pueden verse como dádivas; sino a través de un compromiso a futuro que tenga en cuenta sus necesidades en todos los planos e inquietudes de cualquier género. Sobre la base del diálogo y la interacción mutua pueden sol-ventarse muchas decisiones.

Lo anterior queda, de manera fundamental, en los márgenes institucionales y sus líneas de trabajo; así como fuera ya del rango espacial del texto. Cuanto sí hemos de hacer énfasis en este texto o lo que nos interesa ahora puntualizar aquí es que bajo ninguna circunstancia puede repetirse nuevamente la triste escena del espacio vacío en la reanimación.

Está refrendada —bajo tinta— la decisión conjunta de su no reedición. Entre todos también debemos apoyar. Público y lectores confían en ello.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

3 Comentarios en “Un elemento básico que no puede volver a fallar

  • el 13 febrero, 2017 a las 11:39 am
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    Sergio, existen bandas municipales en cinco municipios, solo falta por integrar las de tres, y los propios miembros de la provincial están finalizando la superación de sus músicos, de manera que podrá cerrarse el cuadro en breve. Saludos del autor

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  • el 13 febrero, 2017 a las 9:04 am
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    A propósito quiero saber sobre otras bandas municipales que hacen este trabajo en la provincia

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  • el 11 febrero, 2017 a las 2:50 pm
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    Justo y necesario tu trabajo, Julio!!! La Banda Municipal de Conciertos en Cienfuegos es una institución, de valiosos músicos; yo no me pierdo su espectáculo de los domingos en el Prado, pero las autoridades de Cultura pueden hacer más por prestigiar a la agrupación y ofrecerle más de su espectáculo a Cienfuegos; me encantó que tomaras este tema con esa fuerza; comparto.

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