Twitteamos

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Twitter es como el bar Sport de cualquier pueblo o suburbio. Habla el tonto del pueblo, el pequeño terrateniente que cree que le persigue Hacienda, el médico amargado porque no le han dado la cátedra de Anatomía comparada en la gran universidad, el que está de paso y se ha tomado ya muchas copitas de grapa, el camionero que habla de prostitutas fabulosas en la vía de circunvalación, y (a veces) el que expone opiniones sensatas. Sin embargo, todo se acaba aquí, las charlas de bar nunca han cambiado la política internacional y solo preocupaban al fascismo, que prohibía hacer discursos de alta estrategia en el bar, pero en conjunto lo que piensa la mayoría de la gente es solo ese dato estadístico que aparece en el momento en que, tras haber hecho las oportunas reflexiones, se vota, y se vota teniendo en cuenta las opiniones expresadas por algún otro, olvidando lo que se ha dicho en el bar. De modo que el cielo de Internet lo surcan opiniones irrelevantes, porque además, si bien se pueden expresar ideas geniales en menos de ciento cuarenta caracteres (como “Ama a tu prójimo como a ti mismo”), para escribir La riqueza de las naciones, de Adam Smith se necesitan más (…)”.

Lo anterior lo escribió Umberto Eco en su texto Twitteo, luego existo, publicado hace cuatro años. Eco pasaba de las redes sociales, las cuales abominaba. Pero hoy, gústennos o no dichas redes y toda la pérdida de tiempo que implican para algunos, no podemos opinar de igual manera que el pensador italiano. Y menos si somos de una nación pobre, tercermundista, bloqueada y atacada por los grandes medios corporativos de comunicación al servicio de los poderes hegemónicos. Desde la perspectiva local, todo resquicio abierto para favorecer la inserción de nuestro mensaje en Internet resulta válido y Twitter es excelente en el sentido de agrietar los monopolios de la información.

Aunque se trate de una herramienta norteamericana, uno de cuyos más recientes capítulos de acción vergonzosa e imperial fue clausurarle las cuentas a militantes chavistas dos semanas atrás, hemos de operar por efecto de redargución (esto es emplear las propias armas del enemigo) y utilizarla en función de nuestra causa. Con claridad e intencionalidad, como lo hemos hecho desde Cuba en los años más próximos, de forma diaria y, sobre todo, en cada coyuntura política que demandase el incremento de la actividad en dicha red.

Esta red social —la cual ha contribuido notablemente a los cambios en la manera de emitir nuestros mensajes— es una tecnología breve, sencilla y rápida que en la actualidad deviene ineludible en tanto instancia de comunicación, por la posibilidad que ofrece para una transmisión rauda de conceptos, posicionamientos e ideas cardinales representativas de la postura del emisor y/o de los intereses que defiende. Lejanos ya los tiempos de su surgimiento, en marzo de 2006, hoy día se ha convertido en un medio de comunicación poderoso, de extraordinaria penetración social y evidente rol político, cuya función no suele eludir ya casi nadie.

Como la mayoría de los medios de comunicación, nuestro periódico 5 de Septiembre posee su cuenta oficial en la red; así como los periodistas de este órgano, de forma individual.

En nuestras cuentas, además de twittear, retwitteamos y también compartimos materiales, con las etiquetas correspondientes en cada caso. Por ejemplo, luego de las declaraciones cavernícolas de Trump en Miami, una invariable es #CubaEsNuestra.

También generamos tuits propios e interactuamos, así como favorecemos el trabajo de edición político de plataformas como Cubadebate, Cubasí, Russia Today, Hispan TV, TeleSUR y de blogs a la manera de La pupila insomne, El ciervo herido, Cultura y resistencia, entre otros.

Aunque en el principio pudiera parecer una carga más, cuando se labora cada día en Twitter no solo se comienza a manifestar atracción hacia esa red, sino además, nos percatamos mejor del colosal poder político que puede alcanzarse al gorjeo de 140 caracteres.

Nuestros perfiles son una gota de arena más, como muchas, mediante las cuales no solo ayudamos a nuestro periódico 5 de Septiembre, sino además a Cuba, su historia y su presente. Y, sobre todo, también protegemos su futuro.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

3 Comentarios en “Twitteamos

  • el 17 julio, 2017 a las 7:07 pm
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    Mariné: me puedes contactar por el correo jmmolina@enet.cu
    Gracias por su comentario. Saludos del autor.

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  • el 10 julio, 2017 a las 5:43 pm
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    Mariné, si nos seguimos limitando porque la mayoría no puede, no sé a dónde vamos a llegar!!! Twitter es una red social, profesional, con comunidades para diferentes temas y hay uno que es para Periodismo, y ahí debe estar nuestra prensa, enseñando a Cuba. Créeme, que son bastante, muchos, suficientes los jóvenes y no tanto que acceden a Internet, en las zonas wi-fi y en muchos centros de trabajo y estudio, la Universidad, el Hospital, Ciencias Médicas, ETECSA, Copextel, Termoeléctrica, Empresa Eléctrica, Citma… donde hay internet. Y estos mismos comentarios son retroalimentación con lectores y autores

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  • el 10 julio, 2017 a las 12:42 am
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    Soy una fiel lectora de el periódico 5 de septiembre y les escribo para hacer una sugerencia.
    Me gustaría que cuando publiquen los artículos además de poner el twitter del periodista, también pongan alguna dirección de correo a la que se le pueda escribir de forma individual y podamos recibir respuestas a las inquietudes.
    Yo tengo 22 años y no he accedido nunca a Twitter y dudo que la media de nuestra población cienfueguera tenga a disposición el tiempo y el dinero como para escribir comentarios mediante esta red social; y tengo esta inquietud porque creo que el Órgano del Comité Provincial del PCC en Cienfuegos debe estar dirigido a la mayoría y desgraciadamente esa mayoría por disímiles causas no twitteamos.
    Hay muchos asuntos que me hubiera encantado comentarlos, otros que me gustaría sugerir pero no tengo claro a quien dirigirme, ni sobre que plataforma puedo publicar mi comentario sobre algún tema que hayan publicado. Sin más,
    Mariné Fernández Marín

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