Tú eres importante; tú no tanto

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Cuando supe del sitio, pensé: “no sé, yo no puedo entrar”. Al margen de las ofertas y el precio carísimo de algunas —según refirieron varios clientes a pocos días de la inauguración—, lo que me pareció más incómodo fue el concepto: un espacio VIP (Very Important Person) en el segundo nivel del Café Paulina, en el Centro Histórico Urbano de la ciudad de Cienfuegos.

Para personas importantes, VIP, con un servicio de calidad, del detalle”, remarcó el administrador del nuevo establecimiento. Y en la prensa local nos hicimos eco de ello con singular gracia. ¿Personas importantes? Fue más que una incógnita, una pedrada en mi cabeza. Hasta reparé en algunos nombres conocidos: Orlandito, el de la UNEAC; la Tía Rosa; Atilio Caballero, el escritor; Lilia Martín Brito, la investigadora. Tiene que ser esa gente…

Bueno, les cuento que me puse a leer un poquito y mi noción de “importancia” —o mejor dicho, de personas muy importantes— desentonaba casi totalmente con mis pretendidas creencias. El VIP mío no era el VIP. ¡Qué pena! La definición no iba por la trascendencia de las acciones u obras, sino por la trascendencia del bolsillo. O sea: una persona podrida en dinero, sin ninguna otra distinción, podría resultar muy importante. Mientras pague… ¡qué fuerte!

En mi cósmico universo, llegué a creer que estas “exclusividades” quedaron en el primigenio y controvertido incidente protagonizado por dos populares reguetoneros cubanos a fines de la primera década del presente siglo. Tal vez lo recuerden, porque aquello sonó. Fue cuando Baby Lores e Insurrecto se propusieron dar “el concierto de los 100 fulas” —así en esos términos—, y lo dieron. El Salón Rojo del Hotel Capri se abrió de patas. Y fueron como 400 “personas VIP”. Histórico, dicen.

Pero de detener ahí la cosa, nada. Me dije: “¡‘San Google’, ilumíname!”. Y sin mucho esfuerzo en la búsqueda comenzaron a aparecer, por diversos puntos de la geografía nacional, establecimientos VIP, privados y estatales, a raudales. Lo inaudito.

Y miren que soy moderno y apunto los cañones contra las posturas extremistas y conservadoras. Que cuando el encendido debate sobre la concentración de riqueza, mi periódico osó publicarme un comentario donde defendía la riqueza individual, mientras diputados cubanos decían otra cosa. Entendía —y aún lo hago— que es legítimo, digno y humano. Y que no podría aspirarse a un país próspero sin gente próspera. Ahora, de ahí a asumir la exclusión y discriminación inherentes al término VIP; en serio, me parece demasiado.

No tiene nada de diferente esto a la triste circunstancia de mi abuelo negro caminando por los extremos del Paseo del Prado en la etapa prerrevolucionaria. Sí, algunos me dirán “es moda”, “es en todas partes del mundo”, “es abrir la mente y actualizarse”, “es Supreme papi”. Y, ¿está bien? ¿Está bien que en un mismo establecimiento la calidad del servicio, del detalle, sea mejor para unos que para otros? ¿Está bien que lo pensemos y nombremos de esa manera? ¿Está bien que un fajo de billetes decida quién es más importante y quién menos? ¿Está bien que nos cuelguen tales etiquetas?

En mis años de universitario, saqué mal las cuentas. Pensé que el asunto era de posibilidades y no de oportunidades. Si no lograba tener esto o aquello o ir a aquel lugar o a este, me conformaba con la respuesta literal a mi condición: “yo no tengo dinero para eso”. O sea, no tengo la posibilidad. Sin embargo, lo que en realidad faltaba era la oportunidad: el espacio digno para mí y para muchos de mis amigos. Por tanto, benditas sean las oportunidades. Benditas sean las iniciativas, ofertas y diseños concebidos para una población heterogénea social, económica y culturalmente. Pero, por favor, no le digamos a alguien que importa menos.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

20 Comentarios en “Tú eres importante; tú no tanto

  • el 9 noviembre, 2019 a las 7:41 pm
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    Conozco un anirista que está “escapao”, un joven doctor en ciencia con una tesis brillante, la presidenta de un consejo popular que vive cada minuto por su barrio, una enfermera de un consultorio que está pendiente del catarro de un paciente, conozco tantos VIP que nunca estarán en un reservado VIP, que son tan humilde que no saben que esos lugares existen, ellos y yo nunca estaremos en ese lugar. Pero debemos tener presente que el café Paulina es del estado, del pueblo y todo puede suceder.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 6:12 pm
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    Naturaleza de mi escrito: De absoluta coincidencia y comprensión del suyo.
    Los “futuristas” que crearon el local, no tuvieron en cuenta qué dice la Constitución. Es lógico que Ud. busque como VIP en Cienfuegos o Cuba, excelsos como los que menciona u otros cientos de toda su geografía.
    Su escrito es un machete mambi, defendiendo la virtud martiana.
    Solo tengo 500 caracteres. Por eso fui escueto, pero la remisión a la Constitución es de respaldo a su escrito, para quien no lo haya entendido.

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    • el 7 noviembre, 2019 a las 10:46 am
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      Me disculpo entonces por no entenderlo desde el inicio, ahora sí, muy claramente. Saludos.

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      • el 12 noviembre, 2019 a las 6:25 am
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        No es necesario Periodista. Magalis Chaviano, el día 4 tenía un criterio, el día 10 te dio la razón. Te entendió.
        Escribí a tu correos.
        Allí le dejé un reto. El tema da para escribir bastante…

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 5:08 pm
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    Excelente comentario Roberto.- En junio hice uno para la radio en ese caso referido a la identidad cienfueguera, Paulina como la Emperatriz del danzonete y la “música” que propone ese espacio en sus pantallas.- El precio de sus productos lo “toqué por arribita”, y al VIP ni lo mencioné, pues la pretensión era otra.- Concuerdo con todo lo que expresas… felicitaciones, eres el VIP del Cinco.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 2:17 pm
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    Es una paradoja, Roberto, colegas, lectores… recuerden que es preciso hacernos de liquidez, y cuando digo hacernos me refiero a la nación, porque todo proceso social necesita de una base económiga, para poder, luego, en retribución, dignificar al ser humano; y los precios de las áreas VIP cuestan, digo yo, quizá esté equivocada. Que se imponga una zona VIP en lugares de alta sensibilidad como una universidad, hospital… entonces sí sería harina de otro costal, mi aprecio

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    • el 7 noviembre, 2019 a las 11:07 am
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      El espíritu de este texto no es una negación a las oportunidades, sino a que se etiqueten tales oportunidades con términos que denotan discriminación y que, posiblemente bajo las mejores intenciones comerciales y económicas, asumimos acríticamente. Tampoco creo que estos espacios vayan a ser la salvación ni mucho menos de la economía (que el “VIP” del Paulina vive su mejor Sahara), si bien concuerdo y pondero la necesidad de contar con opciones diversas.

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      • el 10 noviembre, 2019 a las 10:24 am
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        Tienes razón Robe, esa área VIP del Paulina quizá no recaude ni para comprar un banco para el Prado; y cómo decía un lector en este post hay tanta gente VIP que aporta a la sociedad y no le alcanza para tomarse un café en el “Paulina”. Buen trabajo Robe

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 1:15 pm
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    Poco o nada hemos avanzado… seguimos con las mismos obstáculos, que exponen las diferencias sociales y la discriminación de los años 20 y 40 del pasado siglo. Solapadas, edulcoradas, atemperadas, pero siguen aquí.
    Gracias Roberto, por colocar otra vez la lupa sobre estas fisuras nuestras de cada día.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 12:19 pm
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    Uno de los textos imprescindibles del año en nuestro periódico. Luchamos desde 1868 para evitar divisiones sociales, estratificaciones. Desde el primer día que escuché de sitios VIP aquí el foco rojo detector de lo anormal prendió en mí. Perfila un escenario en abierta contradicción con el ideario y la esencia de nuestro sistema social.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 11:54 am
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    Para mí eres un joven VIP! Felicitaciones por el comentario! Pero desgraciadamente hay muchos lugares en nuestro país al que no podemos llegarle los que estudiamos y trabajamos en lugares como escuelas, periódicos, hospitales… Es qué el árbol está torcido? O la famosa pirámide?

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 11:34 am
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    Excelente trabajo Roberto, desde el punto de vista personal, es inconcebible esa idea y ojalá que no se convierta en tendencia. Eso fue aprobado por personas “VIP”, dígase jefes o cuadros. Entonces, qué???

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 9:30 am
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    A los cubanos como yo, que casi ni canas tenemos para peinar, nos cuesta mucho trabajo entender que en nuestro país, de forma legal en algunos sitios, la importancia de una persona esté dada por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo y no por los conocimientos que tiene en el cerebro y los aportes, no necesariamente monetarios, que ha hecho o puede hacer. Que bueno leer artículo como este.

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    • el 10 noviembre, 2019 a las 12:03 pm
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      Profe, un abrazo enorme y todo mi aprecio, sus comentarios siempre apreciados

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 9:04 am
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    Robe, el Café Paulina nació torcido, y tu comentario ahora lo reafirma, buen escrito amigo.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 5:55 am
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    Periodista, nuestra Constitución es de futuro, es imprescindible tenerla en cuenta para todo.
    De su preámbulo: “DECLARAMOS nuestra voluntad de que la ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo, al fin logrado, de José Martí: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
    No es el lugar que Ud. quiere. No es lo que aprobamos en LEY. De ahí sus contrastes ante el “futurismo” de algunos. ¿Persona Importante?

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    • el 4 noviembre, 2019 a las 8:47 am
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      Lemus, precisamente el lugar que deseo es el que clama nuestra Constitución, la dignidad plena del hombre para todos, sin exclusiones de ningún tipo. Discúlpeme, pero no comprendí bien la naturaleza de su comentario y ni siquiera sé si ud. llegó a comprender el mío. Saludos.

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  • el 4 noviembre, 2019 a las 12:38 am
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    Roberto tengo que felicitar tu sentido del deber como periodista de llamar la atención hacia todo lo que menoscaba la dignidad del cubano, VIP somos todos y todas porque nuestra dignidad y valor como personas no se compra, soy mujer de fe y esa dignidad me la ha dado Dios.

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  • el 3 noviembre, 2019 a las 6:11 pm
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    Excelente comentario Robe, cubrí su inauguración en el aniversario 200 de mi.ciudad viví el esfuerzo de Palmares, el VIP lo tomé como contradicción del desarrollo, que tiene muchas,pero en términos de desigualdad hasta la dialéctica duele

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