Trastornos del ánimo: ¿dolor sin alivio?

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Con frecuencia, algunas personas se sienten tristes o se muestran irritables aun cuando no existan motivos aparentes para ello. Muchas no lo saben con certeza, pero pueden estar padeciendo trastornos del ánimo, una enfermedad de alta prevalencia a nivel internacional y de la cual Cuba no queda exenta. A propósito de este particular, 5 de Septiembre dialoga con la Dra en Ciencias Psicológicas Teresa Rodríguez Rodríguez.

“La depresión constituye un grave problema de salud que necesita atención inmediata y multidisciplinaria, a través de diferentes recursos, pues cada año cobra gran cantidad de vidas, a la vez que provoca enfermedades y discapacidad. Sin embargo, se dice que hasta el 50 por ciento de las personas que en el mundo han tenido trastornos depresivos quedan infra-diagnosticados y no atendidos.

“En Cuba no tenemos el número de la prevalencia exacta de la depresión, pero sí sabemos que es alta también y cada vez se presentan con más frecuencia, y en mayor número, personas con estas afectaciones en los consultorios, consultas de psicólogos y psiquiatras, en centros de salud mental, hospitales de atención a pacientes en crisis… Lo más lamentable es ver cómo está creciendo la enfermedad y todas sus consecuencias en la población infantil y en los jóvenes, con índices de suicidios e intentos suicidas que van en aumento. Por eso resulta necesario contrarrestar de manera inmediata la dolencia y, fundamentalmente, ver sus causas”, afirma Rodríguez Rodríguez.

¿Cómo se clasifican los trastornos del ánimo?

“Están catalogados por los manuales de clasificación de enfermedades mentales. Pueden transcurrir desde la depresión grave, la distimia, el trastorno bipolar, la depresión asociada a enfermedades médicas, las sustancias tóxicas. Pero erróneamente las personas confunden los malestares psicológicos o las depresiones situacionales con depresión. Cualquier persona que atraviesa un período difícil en su vida, tiene una pérdida importante o fuertes choques emocionales por determinada razón, puede estar legítimamente deprimida o con afectaciones anímicas, lo cual no quiere decir que padezca una depresión.

“Para definir como cuadro depresivo se reúnen una serie de síntomas, características clínicas que conforman un cuadro clínico y entonces se hace un diagnóstico. A veces es difícil porque se enmascaran, sobre todo en niños y adolescentes, con que son malcriados o están en la crisis de la adolescencia, y resultan ser depresiones mal diagnosticadas y, por supuesto, la evolución es desfavorable y vienen grandes dificultades que a menudo no hay tiempo para contrarrestar”.

De acuerdo con la especialista, en ocasiones el diagnóstico erróneo constituye también un problema de percepción de la familia, el entorno, pues en la infancia y adolescencia la enfermedad se muestra como rasgos de irritabilidad, de dificultades en las relaciones interpersonales y se interpreta como un fenómeno de malacrianza, cuando en realidad es depresión.

“En los más pequeñitos, en aquellos que ni siquiera saben leer o escribir, igual se puede dar esta dolencia. Tenemos algunas técnicas para realizar el diagnóstico, siempre junto a la familia”, explica y añade que para las autoridades sanitarias la depresión ya se considera una enfermedad sistémica.

“Ya no se ve como el fenómeno propio de la esfera emocional que comprende una serie de procesos y afectaciones, porque involucra al resto de los sistemas funcionales y puede alterarlos y llegar a ser parte u origen de una enfermedad o un elemento que refuerza el mal pronóstico o evolución de determinadas dolencias. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares, las cardiopatías isquémicas, ante las cuales las personas deprimidas tienen hasta tres veces más riesgos de morir. Quiere decir que tanto en lo físico como en lo psicológico la depresión es muy preocupante, pero no podemos verlo de manera aislada, pues está en estrecha relación”, puntualiza la psicóloga.

¿Cuál es la manera de contrarrestar ese fenómeno?

“La depresión tiene diferentes maneras de tratarse. En lo primero que se piensa es en el uso de los recursos psicofarmacológicos, los medicamentos que especialistas de la Salud Mental, sobre todo los psiquiatras, utilizan para combatirla. Estos medicamentos tienen acciones específicas desde el punto de vista bioquímico sobre determinados neurotransmisores y ayudan a mejorar el estado de ánimo: la amitriptilina, la imipramina, entre otros. Está bien su uso, siempre que sea bajo vigilancia y por indicación de los especialistas, pero no se puede responsabilizar a un compuesto químico con el rescate o el regreso a la normalidad de una persona bajo un episodio depresivo.

“En estos casos se recomiendan tratamientos duales: la acción biológica del medicamento, más el uso de psicoterapia, la cual puede asumir varias formas, individual, terapia de grupo, cognitivo-conductuales, músico-terapia, en dependencia de los recursos psicoterapéuticos que manejen los especialistas y las condiciones del contexto.

“Sin embargo, en los últimos tiempos también se habla de las cuestiones relacionadas con los hábitos y estilos de vida y se le otorga marcada importancia a la alimentación. Como sabemos, las personas que ingieren bajas cantidades de proteínas tienen riesgos de deprimirse, porque hay nutrientes relacionados con la producción de ciertos neurotransmisores como las endorfinas y serotoninas, asociadas al buen estado de ánimo. Las carnes rojas, el huevo, el queso, el pescado, el chocolate, el plátano fruta, pueden estimular estas sustancias. Por tanto, tenemos que educar a la población sobre el tipo de alimento a consumir, en especial a aquellos que ya tienen depresión.

¿Qué otras prácticas ayudan a mejorar el ánimo?

“El ejercicio físico es un recurso importante para ello. Hay estudios significativos a nivel mundial acerca de cómo esta práctica logra rescatar a muchas personas de la depresión, aun sin el uso de medicamentos. Algunas, incluso, llegan a hacer adicción al ejercicio.

“Otro recurso es la músico-terapia. Hace siglos se descubrió que la música tenía un efecto favorable sobre el estado de ánimo, y de acuerdo al tipo, se puede ayudar a la persona deprimida. No es necesario que el individuo esté consciente de la interpretación de la pieza, pues el organismo capta esa onda de sonido y la incorpora.

“Además de eso, hay cuestiones que parten de las relaciones interpersonales, del apoyo social, personas con este sostén tienen muchas más posibilidades de reintegrarse, de reincorporase, restablecerse. Sabemos que el aislamiento, las carencias afectivas y materiales, pueden ser importantes predictores de depresión. Por tanto, el intercambio piel con piel, tener contacto directo con personas queridas: amigos, esposos, parejas, hijos, liberan endorfinas y contribuyen a un buen estado anímico.

“Y hay algo muy cierto: la risa. Existen modalidades llamadas ‘risoterapia’, que parten de la ‘sonrisa de Duchenne’, la cual involucra todos los músculos de la cara. Reir es bueno, pero para ello se necesitan motivos, buscar espacios, crear actividades terapéuticas. Por eso, al tratar a los niños insistimos en actividades de este tipo, como por ejemplo, llevar payasos a los hospitales”.

Al decir de la Dra. en Ciencias Psicológicas, el mecanismo de la resiliencia representa otra manera eficaz de hacer frente a la depresión y este se educa, no se hereda. El optimismo, el autocontrol, la creatividad, la tolerancia, el manejo de las frustraciones, constituyen cualidades que se forman en la vida y para conseguirlo, deberíamos cultivarlas en infantes y adolescentes, de manera que se conviertan en personas capaces de hacer frente a las diversas circunstancias de la vida.

Al parecer, la depresión es una enfermedad aparejada a las convulsiones de este tiempo. Ser positivos, tener dominio propio, contextos familiares y sociales apropiados, sin olvidar una adecuada alimentación nos hará seres con estados de ánimos favorables.

Según la Dra en Ciencias Psicológicas Teresa Rodríguez Rodríguez, la depresión tiene una alta prevalencia en Cuba y el resto del mundo. / Foto: Yudith
Según la Dra en Ciencias Psicológicas Teresa Rodríguez Rodríguez, la depresión tiene una alta prevalencia en Cuba y el resto del mundo. / Foto: Yudith

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

8 Comentarios en “Trastornos del ánimo: ¿dolor sin alivio?

  • el 4 mayo, 2017 a las 5:27 pm
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    Lo que si todo dependiera de esos alimentos que se aconseja consumir creo que en Cuba nos hubieramos muerto hace rato de depresión, o anduvieramos como una nación de zombis… Veo que sí, que hay depresión, pero no creo que muchas veces esté determinado por algo indeterminado, muy a tono la redundancia. En verdad creo que debe seguir con otros trabajos al respecto y finalizar con un buen reportaje. Interesantísimo el tema, y vemos las repercusiones de la depresión en todas partes: la desididia, la inopia ante lo mal hecho, la violencia irracional que mueve a muchos, el alcoholismo, el hedonismo ramplón que pone a jóvenes y no tantos a vivir cual puercos tratando de saciar sus más básicos instintos, en fin, lo que llamamos “crisis de valores”.

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    • el 5 mayo, 2017 a las 1:36 pm
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      Diego, no todo depende de los alimentos, como señalas en tu comentario. La psicóloga habla de la importancia que en estos tiempos se le otorga a ese aspecto de la vida, basada en estudios científicos. Todo parece indicar que sí influye y quizás ello explica el aumento de la prevalencia, no solo en Cuba si no en el resto del mundo. Y si algunos cubanos no andan como zombies y se sobreponen a las dificultades es por nuestra enorme capacidad de resiliencia, ¿qué pueblo se ríe más que nosotros, por ejemplo? Por otra parte, la Dra hace hincapié en la depresión como enfermedad, no a los estados depresivos situacionales, que sí tienen causas bien determinadas, como la muerte de un ser querido, el padecimiento de una enfermedad, la pérdida de un buen empleo, el divorcio traumático, etc.

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  • el 4 mayo, 2017 a las 1:00 pm
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    No creo que la entrevista (que no es un artículo tal y como lo califica Gualterio) requiera de estadísticas para demostrar la existencia de un fenómeno que hasta hace poco ni siquiera era considerado un problema de salud, al menos en Cuba. Habrá profesionales y especialistas de la rama (psiquiatras, psicólogos y otros) encargados de dirimir estadísticamente e investigar a fondo y desde el punto de vista científico y NO periodístico esta cuestión. Esta entrevista cumple los requisitos del género, además de ser muy oportuna y con gran sentido de la inmediatez. Felicidades a su autora.

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  • el 3 mayo, 2017 a las 6:45 pm
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    Sin tablas demograficas de depresion por enfermedades es como hablar de algo intemporal, el articulo se siente vacio. Entre ellos el indice de suicidios por sexos, edades, provincias y escolaridad. Otro aspecto a conocer es cuantos pacientes responden al tratamiento. Se requiere un reportaje a fondo sobre el problema siquiatrico.

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    • el 4 mayo, 2017 a las 8:21 am
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      Pero este es un trabajo periodístico, a modo de aportar conocimiento a los lectores, no es un trabajo de bioestadísticas, eso es para un profesional de la Salud. He visto con frecuencia que usted, Gualterio Núñez Estrada, insiste en que los trabajos del 5 tengan estadísticas, será que usted los usa para su trabajo? No debería epresarse así de un trabajo como este, que aporta a los lectores de la media, un público a quienes está dirigido el perfil de esta publicación, que no es, por cierto, especializada en Salud

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    • el 4 mayo, 2017 a las 10:56 am
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      Es una muy buena entrevista, Gualterio, no es necesario poner estadísticas cuando el objetivo de la periodista es hablar sobre la depresión y que las personas comiencen a considerar las causas y las manifestaciones de la misma, porque a veces se minimiza esta enfermedad, que está considerada la pandemia del siglo XXI, las estadísticas atiborrarían al lector, en mi opinión.

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    • el 4 mayo, 2017 a las 11:15 am
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      Tiene razón, Gualterio, se requiere un reportaje a fondo acerca del problema psiquiátrico, pero este trabajo, como ve, es tan solo una entrevista que parte del interés de la especialista en que el pueblo en general conozca la prevalencia del mal en Cuba y el resto del mundo. Leí en su blog un trabajo que publicó, tomado de Granma, sobre el mismo tópico. Las estadísticas que ofrece son de Latinoamérica en su conjunto, no de una nación en particular. Allí donde aquel trabajo ofrece muchos ceros, mi entrevistada resume con aquello de “alta prevalencia”, algo que los lectores de la media, como dice Ana, entienden bien. Gracias por tomarse el tiempo de leer y comentar. Esperamos su colaboración para otro trabajo en profundidad.

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