Tarja por el Comandante

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Era 5 de septiembre y corría el año 1978, entonces Cienfuegos comenzaba a ser considerada la ciudad más industrial de Cuba. Celebraban el Día del Constructor, y nada mejor que hacerlo al dejar inaugurada la Unidad Generadora Nro. 3 de la Central Termoeléctrica de Cienfuegos, planta de factura japonesa. Y vino Fidel Castro, en persona, vestido de campaña, con altas botas militares y su andar seguro.

“Creo que para todo el país es importante la noticia de la inauguración de esta unidad termoeléctrica. Es una unidad realmente muy moderna y muy económica, que aporta, 169 MW. Pero basta decir, que esa sola unidad es equivalente a la mitad de lo que había en Cuba antes del triunfo de la Revolución, para que tengan una idea de cómo aumenta la generación eléctrica y cómo consumimos electricidad. Porque sin esta industria, tan básica, no se mueve nada: ni la fábrica de cemento, ni el molino de trigo, ni el hospital, ni las escuelas, ni las vaquerías. Nada se mueve si no tenemos electricidad”.

Decía entonces en su discurso, palabras que todavía encuentran eco en los trabajadores de una industria que es símbolo de Cienfuegos, en eficiencia y calidad, porque el compromiso que un día firmaran con Fidel, todavía es firme y válido. Por ello, develan una tarja, obra del artista Alayn Moreira Vázquez, para perpetuar en bronce, allí mismo en el patio de la fábrica y en víspera de su cumpleaños 90, lo que en 1978 no era más que la concreción de un sueño a futuro.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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