Tania, mujer que mixtura oficio y orden

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Tania Perera Siverio fue primero tabaquera y luego se convirtió en administradora de la fábrica de torcido de Cienfuegos; sí, porque ella es de quienes piensan que “para entender la intríngulis de dirigir a seres humanos en determinada tarea, primero debe experimentarse el trabajo en carne propia”. Dirige a 145 trabajadores, mayoritariamente mujeres, de ellos, más del 80 por ciento está vinculado a la producción.

“Sí, todo el que tiene que ver con el producto es considerado trabajador directo a la producción, porque hasta lograr el tabaco torcido transcurre todo un proceso. Se despalilla la capa para hacer el tabaco, escogerlo, anillarlo, envasarlo… y todos son oficios de una cadena productiva”, comenta Tania, mujer que tiene profundo conocimiento del tema, porque desde edad temprana está sentada a una mesa de torcido.

“También están los técnicos, ellos son fundamentales, se encargan de hacer cumplir todas las normas, de velar por la calidad, a ellos se suman los degustadores… Fíjate, el producto final es ‘probado’ por los clientes, si no encuentran en él todo cuanto buscan, lo rechazan, por eso todo debe hacerse apegado a las normas”.

Tania tuvo la oportunidad de viajar a Canadá, por tres meses, en la actividad de promocionar el Habano. Pero lo que bien se aprende no se olvida. A pesar de dirigir la actividad administrativa, durante tres meses torció a mano puros para el mercado canadiense, y nos cuenta sus experiencias.

“Yo nunca había salido del país, es otro clima, otro idioma, lejos de casa y de la familia, lugar donde también soy muy importante. Pero todo salió bien, es increíble la aceptación del tabaco cubano, el conocimiento que tienenallí del producto, su historia. El puesto de torcido estaba en la tienda de una empresa mixta cubano-canadiense, en la que también se comercializa el dominicano y mexicano, pero el nuestro sobresale por la calidad de la hoja. Concurría mucho público y clientes, todo era hecho a mano y a modo de demostración; eran jornadas agotadoras, pero muy provechosas.

“Choqué allí con una enorme cultura y conocimiento de la gente sobre la historia del tabaco y de Cuba en general, muy exigentes, se trata de un público que aprecia el producto. Hay un trabajo de marketing muy profesional, que asegura la concurrencia. Es difícil, allí no se usa molde ni prensa, es totalmente manual y es preciso lograr, en esas condiciones, la combustión, porque ese es el indicador más importante de la calidad”.

Al llegar a casa en las tardes, se pone el delantal y comienza el trabajo en casa, “que se las trae”. Tanto en la oficina de la Administración de la Fábrica de Torcido Cienfuegos, como en el taller, Tania es requerida constantemente por los trabajadores, porque sobre sus hombros descansa la responsabilidad de hacer funcionar aquella cadena productiva que no para, y que es movida por seres humanos, a quienes es preciso dirigir tomando en cuenta sus problemáticas cotidianas.

Nos cuesta trabajo salir del taller, el fotógrafo levanta la cámara, porque un ir y venir de turistas, organizados en grupos y sin interrumpir el trabajo, vienen a apreciar in situcómo se tuerce el tabaco cubano. De tal modo la fábrica cumple, además, el propósito de mostrar ese producto que es esencia de cubanía, tal como lo definiera Don Fernando Ortiz en su Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, productos que incluso influyeron en el cambio de nuestra cultura.

Foto: Juan Carlos Dorado
Foto: Juan Carlos Dorado

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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