Tamarindo, coraza contra enfermedades autoinmunes

De chiquillos, aquellas torticas que vendía el gago Gilberto en mi pueblo natal Manacas le llamábamos “muequitas”. Tal epíteto estaba más que justificado, pues solo había que contemplar el rostro de quien paladeara una de esas golosinas hechas de pulpa de tamarindo para apreciar la torsión del semblante.

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