Federico Fernández-Cavada y Houard: partenogénesis de un pintor

La década de 1860 asoma con un nuevo espíritu cultural; acaso conectado a los cambios que acontecen en la fisonomía de la ciudad: extensiones y mejoras de edificios públicos, como la Casa Consistorial, el Cementerio de Reina, la Plaza de Armas, la cárcel, los muelles… la iluminación de sus calles con gas, el progreso de las vías de transporte, las alamedas, hospitales, mercados… Se emplaza un nuevo modo de ver la existencia gracias a una economía en ascenso, capaz de responder con sus productos a las exigencias internacionales; esencialmente, en los ramos azucareros, agropecuarios y ganaderos.

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