Soya cubana muestra credenciales

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Si bien es incipiente, la soya de producción nacional viene mostrando síntomas alentadores, tanto por su potencial genético como por la calidad del grano. Así lo refleja un artículo del periodista René Tamayo León.

El mejor pienso lleva soya cubana

El trabajo periodístico refiere que en el encuentro sostenido por el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con científicos y expertos que laboran para que la nación alcance la plena soberanía alimentaria y nutricional se abordaron las bases científicas para la producción de soya en Cuba en contribución a los sistemas alimentarios locales, dirigida en este caso especialmente a la alimentación porcina.

El bien llamado diamante verde

La soya es una fuente de proteína por excelencia para la alimentación de cerdos, aves, ovejas, cabras y otros ganados, hasta para los peces. También tiene un gran uso a nivel mundial como extensor de alimentos destinados a los seres humanos, y para la obtención de aceites comestibles.

Una tonelada del granos genera de 450 a 500 kilogramos de harina con 25 por ciento de proteína, lo que equivale a 120 kilogramos de proteína neta por una hectárea sembrada en la que se obtengan rendimientos adecuados.

La planta entera se utiliza como abono, ensilados, forraje verde, heno y harina deshidratada para fabricación de “pellets”… Las virtudes de la especie fueron presentadas en el citado encuentro por el Doctor en Ciencias Rodobaldo Ortiz Pérez.

Según el investigador el programa, ya reporta cinco innovaciones en el área de productos o servicios, otras cinco en procesos, y dos en el ámbito comercial. Han participado en él, a lo largo de años, nueve universidades, 14 centros de investigación de varios ministerios y el grupo BioCubaFarma.

Al evaluarse la importancia de sustituir la importación de este alimento esencial para la fabricación del pienso trascendió que entre los años 2014 y 2018, el país pagó más de mil 400 millones de dólares por la compra de componentes de la soya (tortas, aceites y granos), la mayor erogación del Estado cubano por este concepto en la compra en el exterior. Y en lo que va de 2020, la tonelada del grano se ha cotizado a unos 440 dólares.

“El país cuenta con todo el arsenal técnico para ampliar estas producciones. Se necesita para ello, empero, generalizar las innovaciones dirigidas a obtener: variedades adecuadas, tecnologías para la producción de semillas, para el manejo de la fertilización, y el manejo integrado de plagas, además de instalar pequeñas plantas beneficiadoras de granos y extractoras para la producción local de concentrados para animales y aceite crudo para la población.”, comenta el artículo.

Leguminosa del sigo XXI

De acuerdo con criterios especializados, la soya se caracteriza porque posee más proteínas que la carne o el pescado y tres veces más que el huevo. Sus semillas tienen alto contenido en fibra, un bajo índice calórico y no contienen colesterol. La escasa grasa que posee es rica en lecitina, vital para las membranas celulares, el cerebro y el sistema nervioso.

Además contiene ocho aminoácidos esenciales para el crecimiento que el cuerpo humano no puede sintetizar y que se obtienen directamente de los alimentos como son fenilalanina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, treonina, triptófano y valina, arginina e histidina.

También es rica en vitaminas liposolubles como la A, E y K, así como contiene especialmente complejo B que posee colina e inositol, dos vitaminoides lopotrópicos que son útiles para la emulsión de grasas, la formación de la membrana celular y el control de un buen nivel de colesterol en la sangre.

Boom del grano

Hasta principios del siglo XX el cultivo y la alimentación humana con vaina de soja y sus derivados se reducía a los territorios de las actuales China, Taiwán, Corea, Japón y Vietnam. Su difusión en Occidente se debe en gran medida a los estudios del estadounidense George W. Carver, que no solo valoró su uso para la alimentación humana, sino que fue uno de los pioneros en plantear el uso de derivados de soja para producir plásticos y combustibles (en especial biodiésel).

Sin embargo, el cultivo masivo en Occidente (en particular en el Medio Oeste estadounidense y en diversas zonas agrícolas de Argentina, Brasil, Oriente de Bolivia, Uruguay y Paraguay) comenzó apenas en los años 1970, para llegar a tener en los años 1990 un auge extremado, sustituyendo en muchos casos territorios antes dedicados a los auténticos cereales (trigo, maíz, etc.) o a la ganadería e, incluso, amenazando áreas forestales.

De acuerdo con criterios especializados, la soya se caracteriza porque posee más proteínas que la carne o el pescado y tres veces más que el huevo/ Foto: Tomada de Internet

Los estudios de mercado insisten en que a medida que la población mundial crezca y el ingreso de las personas aumente, mayor será la demanda de carne y la alimentación a base de soya para la crianza de ganado. Por esta razón se trabaja con productores de soya, comerciantes, procesadores, fabricantes, minoristas, restaurantes, inversionistas y otros socios interesados de todo el mundo para eliminar la deforestación producto de las cadenas de suministro de soya, y a la vez promover prácticas innovadoras que produzcan más soya con menos recursos e impactos para el medio ambiente.

La botánica dice

La soya o soja es una especie de la familia de las leguminosas Fabaceae, de género Glycine.  El fruto es una vaina pilosa que crece en grupos de 3-5, cada vaina tiene 3-8 cm de longitud y usualmente contiene 2-4 (raramente más) semillas de 5-11 mm de diámetro.

La cáscara de la semilla es de color negro, marrón, azul, amarillo, verde o abigarrado, y la de la legumbre (poroto en Argentina) madura es dura, resistente al agua y protege al cotiledón e hipocótilo (o “germen”) de daños.

Si se rompe la cubierta de la semilla, ésta no germinará. La cicatriz, visible sobre  la simiente se llama hilum (de color negro, marrón, gris y amarillo) y en uno de los extremos del hilum está el micrópilo, o pequeña apertura en la cubierta  que permite la absorción de agua para brotar.

El nombre de género Glycine fue introducido originalmente por Linnaeus (1737) en la primera edición de Genera Plantarum. La palabra glycine deriva del griego – glykys (dulce) y se refiere, probablemente al dulzor de los tubérculos comestibles con forma de pera (apios en Griego) producidos por la enredadera leguminosa o herbácea trepadora,

Glycine apios, que ahora se conoce como Apios americana. La soya cultivada primero apareció en Species Plantarum, Linnaeus, bajo el nombre de Phaseolus max L. La combinación, Glycine max (L.) Merr., fue propuesta por Merrill en 1917, ha llegado a ser el nombre válido para esta planta.

La producción de soja, además de ser un factor muy valioso, ayuda al ser humano si se efectúa en el marco de un cultivo por rotación estacional, ya que fija el nitrógeno en los suelos, agotados tras haberse practicado otros cultivos intensivos. En cambio, el monocultivo de soja acarrea desequilibrios ecológicos y económicos si se mantiene prolongadamente y en grandes extensiones.

En desarrollo de la ciencia y la técnica en el campo de la agronomía  incursiona cada vez más en la obtención de la soya transgénica, obtenida a partir de cualquier variedad de la leguminosa modificada mediante técnicas de ingeniería genética para que exprese genes de otros organismos.

Al igual que con otros vegetales transgénicos, hay varios objetivos de cultivo que muchas veces son combinados, como tolerancia a herbicidas, resistencia a los insectos o cambios en las propiedades y nutrientes. La soya transgénica cuenta con la mayor aplicación de ingeniería genética con un 52% de la superficie mundial de transgénicos.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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