Simple ecuación homoerótica

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El después no es más que la postergación de lo inmediato y en Después, después, del escritor cienfueguero Elio Fidel López Velaz, cada situación y personaje se relega a ese futuro cercano y se posterga en la espera de un final, que, si bien es feliz, no es el mejor posible para todos los personajes.

Ediciones Mecenas publicó esta obra que inspira teatro, que en 142 páginas no da respiros, solo te ata a descubrir cada historia subyacente bajo la piel de Poly y un Jean Valjean moderno (su nombre será uno de los datos más escondidos en la trama).

Dos personajes que cohabitan con otros tantos secundarios, sobrantes; hilados en esta rueca para destellar los conflictos psicológicos de Poly, sus dramas infantiles, su sumisión, su odio hacia ese paredón que es la familia, su temor a sentir, a ser humillado. Poly es el escritor mediocre que repite, como un consuelo, fragmentos de su única novela e intenta deshacerse de su propia vergüenza, cuando María Antonia, la vieja editora gallega, lo manipula con la promesa de una pronta publicación. Ella feminista aletargada y conocedora del mundillo comercial, obliga a Poly a reescribir hasta el cansancio para un público foráneo que percibe una Cuba diferente y estereotipada: mulatas, alcohol, tabaco y sexo (lo mismo de siempre).

Hastiado de las drogas, jueguitos y maniobras de la hispana, la obliga a irse y volver con un contrato; pero ella ha decidido vestirlo de gigoló, bailar, emborracharse y perder el sentido en un parque, horas antes de su vuelo a la Península. El parque como locación donde comienza todo es un pintoresco punto de partida, porque allí bajo la tenue luz de las bombillas se disfraza la fauna habanera y aparece nuestro “miserable” que por 20 dólares ayuda a Poly a transportar a María Antonia hacia el aeropuerto.

Desde ese encuentro casual, que engarza sus vidas hasta el último párrafo, dos protagónicos bien delineados, creíbles y llamativos contaran entre la sobriedad y la embriaguez toda una estela de acontecimientos definitorios en la diegésis de la novela. El autor de los laureados volúmenes El reverso de la moneda y Después de la Z ha trazado en este texto perfiles psicológicos sólidos, incluso cuando la imagen del escritor gay retumbe a cliché gastado.

Jean Valjean, nombre que emplea Poly para llamarlo, se verá obligado a llevar al ebrio escritor hasta Cienfuegos, lugar al cual están atados ambos, uno por su huida hacia un universo alejado de su familia aburguesada y el otro porque su padre vive en la tierra del Benny. Pero este no es un ladrón común, ni siquiera delinque por oficio, ha sido una víctima de las circunstancias y de la pérdida, un recordatorio de que los límites entre el bien y el mal están cubiertos por la niebla y perder el rumbo es tan sencillo como dar un paso.

Las paredes de una casa colonial irán labrando el amor entre dos hombres, que, si bien uno prefiere su propio sexo, el otro aún sueña con orgías heterosexuales. ¿Cómo se manifiesta el cambio de aptitudes y preferencias?, es un misterio que obra dentro de la mente de un hombre necesitado de cariño y que lo ha encontrado en los tratos de otro hombre tan necesitado como él. Simple ecuación para el amor. Un libro puede ser grueso, breve, altisonante, escueto; pero debe ser por encima de todo entretenido y este hurga tanto en lo humano, que de repente podemos obviar pequeñas cacofonías, repeticiones o cualquier otro error de edición. Después, después es una especie de cura, es la conversión de los antes de Poly y un Jean Valjean en el después, es el descubrimiento, la aceptación, la fluidez.

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Yadiris Luis Fuentes

Licenciada en Periodismo por la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río en 2015. Egresada en 2014 del XVI Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz en el apartado de Literatura.

3 Comentarios en “Simple ecuación homoerótica

  • el 9 marzo, 2017 a las 2:02 pm
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    Yadiris, Poly es una mujer, no un hombre. No hay nada de homoerótica.

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    • el 9 marzo, 2017 a las 4:34 pm
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      Muchas gracias dl por comentar. La literatura, al menos cuando es algo ambigua, siempre acarrea diferentes interpretaciones. Para usted Poly es mujer, para mí es hombre; pero eso como le repito siempre pasa por el prisma del lector, al menos cuando claramente no está definido. Es bueno saber que existen otros criterios que difieren del mío y que alguien más ha leído el libro y puede aportar con sus interpretaciones a lo que escribí.

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  • el 25 septiembre, 2016 a las 4:17 pm
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    Excelente comentario, eres una reseñista literaria de primera línea. Te exhorto a que continúes incursionando en este género tan difícil y solo accesible a algunos especialistas. Felicidades de tu colega Julio Martínez Molina

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