Si la montaña no puede venir a la Academia…
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Han tomado el Campamento de pioneros exploradores “Manuel Prieto Labrada”, cercano al poblado de La Sierrita, en el límite geográfico donde las montañas comienzan a ganar altura en la macizo Guamuhaya.
Por cinco años ha sido un empeño de la academia de artes plásticas, de la Escuela de Arte Benny Moré: destinar una semana de su tiempo curricular para pintar paisajes al natural.
Atrincherados en la altura, a la sombra de un majestuoso árbol o refugiados en un insólito desagüe, en la búsqueda del silencio, o con la complicidad del amor adolescente. Todos encontraron inspiración propia en la explosión de colores y sonidos, para asir en el lienzo las montañas.
Pintar por vez primera paisajes al natural, es un desafío que cada año, desde hace un lustro, pone a sus estudiantes la academia de artes plásticas de la Escuela de Arte cienfueguera Benny Moré.
Sorprendidos frente al lienzo
“El paisaje me ha resultado más interesante aun, ya que lo he palpado con la vista, y es más impresionante tenerlo delante de ti, que imaginártelo, confiesa Jorge Ignacio López Gil, estudiante de primer año. Es increíble estar en un lugar como este. Hay una tranquilidad, y para inspirarse, crear, -que de eso se trata el arte-, hay que tenerla, y después todo fluye. Es la primera vez que toco el lienzo y es la primera vez que siento el óleo sobre mi mano. Es genial”.
Para Pablo Javier Pérez Abad, también es la primera vez. Aunque en segundo año, el anterior curso, los vientos del huracán Irma hicieron imposible la subida. El paisaje es la rama de la pintura que más le gusta: “esta vivencia para mí es una experiencia muy buena, porque nunca había pintado así: Me siento muy emotivo y lleno de todo este ambiente”.
…la Academia va a la montaña
Es la academia fuera de sus predios: sacarlos de las aulas y caballetes y enfrentarlos a la naturaleza, también al conocimiento de las personas que habitan estas lomas, su vida, su sencillez, y sensibilizarlos.
Son en esta ocasión una treintena de alumnos de primero hasta tercer año y en esta como las anteriores al finalizar, deberán haber aprehendido su propio paisaje en un óleo. Para lograrlo, Adys Padrón, Yeilier Ramos y José Ernesto Saborido, los profesores, desandan las locaciones escogidas, corrigen, estimulan.
“Les propiciamos una experiencia que no es la habitual en la academia. Allá trabajamos la figura humana, el paisaje también, pero casi siempre lo hacemos por fotos, y no es lo mismo, afirma José Ernesto Saborido Martín, profesor de pintura. “En el aula la vista te engaña, aquí hay una explosión de colores y matices que ofrece la montaña, allá tienden a usar tecnologías como el celular, que al ampliar la imagen, la distorsionan, aquí, la luz los sorprende, porque cambia en un segundo el color”.
Para Adys Padrón, “la realidad te impresiona, y por eso salen los cuadros más auténticos. Todos la abordan de distinta forma. Unos son más naturalistas, otros más académicos, y los de primer año, como están empezando, usan aún muy pocos colores, pero les están saliendo las composiciones agradables, y están asumiendo que tienen que crecer”.
Y como en cada experiencia anual, en esta le acompañan reconocidos artistas: los cienfuegueros, David Farnum Dieppa, Armando Cuba, pintores graduados de esta academia, José Basulto Caballero multipremiado artista naif, y el escultor villaclareño Vicente Martín Brito, “El tio”, quienes ayudan a los alumnos “sacarle los colores al paisaje” en cada sesión.
También dejan su huella en lienzos, para acicalar el campamento, y en los conocimientos que comparten, sobre todo con niños de las escuelas de la comunidad.
En tanto, los estudiantes, precisan terminar de asir el paisaje, que se llevarán en lienzos, para exponer en los salones de la escuela la evidencia de que … la Academia fue a la montaña.
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