“Si Dios me pone el caminito, llego a los 120”

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Por los días cercanos a la Revolución de Octubre, dirigida por Lenin, que alumbró el primer estado socialista del planeta, a muchos kilómetros de distancia, otro parto, pero biológico esta vez, traía al mundo, el 14 de noviembre de 1917, a Esmeralda Nicle Amaro, en la ciudad primada de Cuba, Baracoa.

Aun en la centuria recién cumplida, Nena Pipe, como la conocen en su tierra natal, conserva la mente clara. Más que las palabras, sus manos morenas y bien cuidadas revelan locuacidad. Cada gesto descubre la seguridad y perseverancia de la mujer, que como ella misma afirma, tuvo que luchar mucho en la vida.

“Eran tiempos difíciles aquellos, comenta, pero el amor todo lo pudo”. Así que la crianza de sus cinco hijos, tres hembras y dos varones, le exigió una alta cuota de sacrificio personal, no solo para la atención a los vejigos, si no por la estrechez económica de la familia, la que la obligó a trabajar para la calle, como decían antes al lavado y planchado para afuera, a fin de compartir con su esposo la carga del hogar.

Ahora, sin embargo, se siente como una reina rodeada del cariño de una prole compuesta por 22 allegados, entre hijos, nietos, bisnietos y tataranieto. “No me dejan hacer nada, y mi mayor entretenimiento es ver televisión hasta que me canse”, comenta.

Revela, que el secreto para la longevidad está en “no sofocarse mucho, aconseja, uno ve lo que hay y toma la cosa con calma, porque no hace nada con desesperarse. Yo tuve que luchar mucho y aquí estoy…”

Hará el próximo, 40 años de que Cienfuegos acogió a Esmeralda y su esposo. “Pues resulta, cuenta una de las hijas, que mi hermano, que ya vivía aquí en el reparto de Pueblo Griffo, se divorció, y mis padres tuvieron que hacerse cargo de los nietos”. Luego se les unió otra parte de la familia y ya todos ellos consideran a la Perla del Sur como su segundo terruño.

“¿Lo de Nena Pipe? En el barrio donde vivíamos, allá en Baracoa, había varias apodadas Nena, pues para identificarlas mejor le agregaban el nombre del marido”, explica otra de las hijas.

Más el diálogo fue interrumpido por Yusleydy Vega Sosa, la licenciada en rehabilitación al frente de la Casa de Abuelos de Pueblo Griffo. Llegaba con la encomienda de llevarse a Esmeralda para la institución, pues allá la esperaba el resto de los ancianos con el objetivo de compartir la fiesta de cumpleaños y recordar los buenos recuerdos de cuando estuvieron todos juntos.

Además de fundadora de este centro de la salud, Nena Pipe era la primera en llegar al siglo de existencia, y ambos eran motivos suficientes de la celebración colectiva. La primera en recibirla con los brazos abiertos fue su compañera y amiga Santa Ofelia Gutiérrez Moreno, quien con su simpatía habitual la invitó, por adelantado, para festejar su aniversario 100 dentro de cuatro años.

Antes de despedirnos le recuerdo que por derecho propio pertenece al Club de los 120. La sonora y campechana carcajada, la asumo por respuesta al reto que tiene por delante. Los gestos de las manos vuelven a tomar el hilo de la conversación mientras la mirada se ilumina…

¡“Sí, espero que si Dios me pone el caminito, llego a los 120”!

Foto: Yuliet Sáez

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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