Serie Nacional de Béisbol en Cuba: ¿amateur o profesional?

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Nos perdemos en las definiciones, en esa curvita preciosa y precisa que pone nombre a cuánto nos atañe: izquierda o derecha, blanco o negro, bueno o malo, amén de sus respectivos matices. Y en lo referente a nuestro pasatiempo nacional, la zona de strike siempre ha sido más confusa: ¿mantenemos el principio de territorialidad ponderado antaño o mutamos a un incipiente sistema de clubes donde se “recoge” o admite según las necesidades de juego, incluso en detrimento del localismo? O lo que es casi lo mismo: ¿conservamos la línea amateur preconcebida o nos movemos, inexorablemente, en la cuerda del profesionalismo?

Es solo analizar los rosters de las novenas involucradas en el clásico criollo: quizá la “tendencia” comenzó con Industriales y hoy tiene en Matanzas un exponente como ningún otro; pero, tanto más, tanto menos, gran parte de los conjuntos en lid enrola a alguien de “afuera” para su causa. Los ejemplos nos tocan la puerta y hasta los Elefantes de Cienfuegos, un team alejado hoy de la alta competitividad en el torneo, da fe de ello.

Largas serían las explicaciones y en pos de la síntesis existen los conceptos, por suerte: a grandes rasgos, amateur es quien asume una práctica por sana diversión, sin percibir ganancia alguna por dicho ejercicio; mientras profesional es quien se especializa en una actividad determinada y recibe una remuneración económica acorde con su rendimiento. En la actualidad hablamos de las relaciones contractuales de los peloteros con la Federación y el Inder, de aumentos salariales, de bonos extra según su excepcionalidad y hasta contrataciones en el extranjero… ¿entonces?

El amateurismo en Cuba, en lo que al béisbol respecta, tuvo sus orígenes en los finales del siglo XIX, cuando el deporte ganaba adeptos entre los habitantes de la Isla. Lo practicaban jóvenes de familias acomodadas pues, hobby al fin, requería de tiempo y dinero. Ellos compraban sus propios trajes, implementos, costeaban los viajes para los topes y lo más importante: competían por un premio de honor, un banderín, un detalle de orgullo y distinción, nada más.

Más adelante, cuando algunos de dichos atletas salieron de los elencos por diferentes causas, fue necesario buscar sus reemplazos entre los hasta entonces espectadores. Con la competitividad en aumento, las selecciones se basaron en las aptitudes y debieron aceptar a personas de origen humilde, a quienes, además, debían pagarles. La sustitución del premio simbólico por uno metálico estableció otra notable diferencia.

Si en principio fue de exclusivo entretenimiento, con un carácter amateur, a partir de ahí comenzó su tránsito definitivo hacia el semi profesionalismo primero, y al profesionalismo después. El traspaso de peloteros de un club a otro según las cotizaciones por su talento afianzaron definitivamente dichas tendencias, las cuales coexistieron durante las siguientes décadas.

No es preciso justificar ni explicar al profesionalismo en la Isla antes de 1959: era el reflejo de una época, donde el capitalismo imperante convertía a los clubes en empresas con sus respectivos sistemas de ganancias. Sin embargo, solo esta negativa concepción del espectáculo y su mecanismo organizacional trasciende hasta la fecha, descalificando una historia previa que también define nuestra identidad. Además, para los atletas constituía una fuente de ingresos legítima, honrada y en muchos casos era la única alternativa al serles vedados los terrenos del amateurismo por el color de la piel u origen humilde.

A su triunfo, la Revolución terminó con el profesionalismo y también con el amateurismo elitista: ambas formas del pasado, símbolos de un sistema en discordancia con el nuevo proyecto de nación inclusiva y soberana. La práctica se masificó, dio protagonismo exclusivo a los jugadores de casa y puso en cada franela el nombre de una provincia, cumpliendo el añorado sueño de la representatividad territorial. Ahora, en cinco décadas nuestro contexto deportivo ha experimentado varias transformaciones.

En principio, los participantes en las Series Nacionales necesitaban licencias deportivas que justificaran la ausencia a sus centros laborales para jugar a la pelota. Pero de nuevo vino a tema la competitividad, de la mano de las proyecciones del país para con su movimiento atlético y fue preciso contar con ellos a tiempo completo en pos de metas más ambiciosas. Entonces figuraron en nóminas de empresas donde jamás estuvieron, salvo el día del cobro, creándose un enrevesado mecanismo de remuneraciones por no asumir, por las claras, lo evidente.

Sin descuidar sus consecuencias, el profesionalismo no puede verse solo como sinónimo de enriquecimiento ilícito y explotación. Trabajar y recibir una retribución es una constante en nuestra cotidianidad: desde las tipicidades de cada una de nuestras profesiones, todos somos profesionales. En lo referente al deporte, ya puso contra las cuerdas al olimpismo en Río 2016 y lo asimilamos en el boxeo, sin renunciar por ello a nuestros principios de justicia y cuidado del hombre por sobre todas las prioridades.

Costará asumir el tránsito, más desde lo formal que desde lo factual; pero la simple omisión del nombre no borrará los hechos. Y en el nuevo contexto definirnos es imprescindible de cara a convenios, relaciones contractuales, deberes, derechos, responsabilidades, cumplimiento… de una y otra parte.

Entonces, antes de continuar la búsqueda del santo grial de nuestro pasatiempo en cambios de estructura, número de partidos o escasos topes internacionales, detengámonos a precisar las coordenadas: ¿dónde estamos? O mejor ¿hacia dónde vamos?… Lo demás son curvas que no marcan en la zona de strike.

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

10 Comentarios en “Serie Nacional de Béisbol en Cuba: ¿amateur o profesional?

  • el 18 octubre, 2016 a las 12:52 pm
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    Ya lo creo, el desafío del INDER es enorme; pero también es un reto social, pues es parte de nuestra identidad en juego. La televisión y la proyección cultural al respecto son determinantes, por eso le decía que es una pelea muy dispar la que tiene hoy en béisbol contra el fútbol. Hoy se trasmiten algunos choques de la MLB; pero este es un deporte, y usted lo sabe, que necesita seguimiento, porque se juega casi a diario y en cada jornada cambian líderes, estadísticas… Ver un juego una vez a la semana, sin saber nada del resto y del torneo en general, pierde todo atractivo.
    Y sin lugar a dudas las pérdida de la masividad ha sido fatal: si la pasión no empieza en las calles, los placeres o cualquier improvisado terreno y a edades muy tempranas, no creo que podamos recuperar el espacio peridido.
    Muchas gracias a usted por su comentario
    saludos

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  • el 18 octubre, 2016 a las 11:38 am
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    Muchas gracias Darilys por el escrito, nos ha permitido reflexionar una vez más sobre nuestro deporte nacional. Leyendo su comentario me vino a la mente aquella liga azucarera que en diferentes regiones de Cuba ofrecía un béisbol de calidad y de donde surgieron grandes estrellas del pasado… y por un mísero salario…Mi abuelo tuvo un equipo de béisbol por los años 30 para promocionar su marca de tabaco… era una manera de publicidad Cuando no existía la televisión y el radio apenas existía….Y se les pagaba a los peloteros por juego….por juego siempre será salario lo que se recibe por realizar un servicio y eso siempre fue así aunque en Cuba le cambiaron el nombre por amateur…
    Coincido con el comentario de Lester y en general creo, que a todos nos preocupa la situación del béisbol cubano. Siempre he insistido en que hay que desarrollar la masividad desde las edades más tempranas. Si se hicieran en cada provincia equipos infantiles, con buenos terrenos, buenos implementos deportivos, trajes vistozos, buena organización, y así pasar de categoría en categoría, menores de 16, luego juvéniles, se podría pensar en llegar a una Serie Nacional de mayor nivel. Todo ser humano necesita un insentivo en la vida.
    La territorialidad, como ud dice no debe desaparecer. Existe en Venezuela, México, Puerto Rico y en todo el Caribe. Cada provincia debe tener su equipo y luego en la Selectiva hacer solamente 4 equipos.
    Estoy de acuerdo que transmitir en la tele cubana los juegos de la MLB es ayudar al desarrollo de la pelota cubana. Vemos la televisión para disfrutar, pero también para aprender. Creo que a los niños que se interesen en este deporte, les gustaría sobremanera ver jugar a los peloteros cubanos y a otros, por qué no, en la MLB. Los niños siguen a sus ídolos, así pasa con Ronaldo, con Messi, con Neymar, etc.
    Creo que el INDER tiene delante un gran desafío y que los cambios tienen que ser pronto.

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  • el 17 octubre, 2016 a las 9:18 am
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    El tema con la futbolización de la sociedad cubana viene por una proyección bastante desfavorable: lo mejor del fútbol internacional contra la peor versión de nuestras series; pero ¿qué pasaría si transmitieran la Serie Mundial frente al Campeonato Nacional de Fútbol? En cuanto a la estructura, definitivamente se torna un asunto a debatir, porque hay otro detalle: si eliminamos el principio de representación territorial, entonces sí perdemos al béisbol en Cuba, al menos esa es mi opinión. Se imagina qué pasaría con el béisbol en Cienfuegos si ya no tiene equipo para ver, aunque sea para perder, en el “5 de Septiembre”? Por eso le digo, es súper complejo.
    Gracias por su comentario

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  • el 17 octubre, 2016 a las 12:32 am
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    Interesante artículo. Desde finales del siglo pasado el deporte de alto rendimiento, de manera global, es profesional. Hay que adaptarse para poder competir con reales posibilidades de ganar internacionalmente. La SNB tenía sus encantos, como la representatividad territorial, pero ya son cosas del pasado. Volver a una liga invernal, como las demás del Caribe, sería lo más natural, pero como existen las pasiones y los prejuicios, actualmente es una utopía; el dinero que haría falta clausura cualquier idea. Una cosa es quién hace el equipo Cuba, que lo más lógico es que como potencia que somos en este deporte los seleccionados jueguen en las mejores ligas del mundo, que como suponen ahora la cubana no está en esa lista. Y otra cosa es la liga criolla, que serviría de entretenimiento al pueblo, al desarrollo de sus peloteros, y con más calidad hasta sería de interés turístico. Se transmite en vivo la mejor liga de fútbol del mundo porque no hay cubanos, entonces Ronaldo y Messi son héroes. Se sigue con detalles la Champions League, pero la MLB es ignorada y por tanto existen muchos cubanos que aman el deporte nacional, pero desconocen quién es Clayton Kershaw, o quién era José Delfín Fernández, por poner par de ejemplos, y aunque ambos deportes en su máxima expresión son extremadamente profesionales, mercantiles, capitalistas, a uno lo ven bien y a otro mal, de acuerdo a la lupa de quienes deciden o permiten. Entonces que se quiten el disfraz, se reconozca que aceptaron el profesionalismo, qué diferencia encuentran entre Alfredo Despaigne y Yoan Moncada, uno puede jugar en el equipo Cuba porque es representado en su contrato por los directivos nacionales y el otro a pesar de irse legal, es independiente, o sea no elegible por la FCB, aunque la MLB y los dueños del club que lo firmó le den permiso a participar en el Clásico. Ya no se trata de libertad o esclavitud, ni de profesional vs. amateur, la zona es la misma, y la gente se pregunta: ¿cuándo se quitarán las caretas los que cantan bolas, si son strikes?

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  • el 14 octubre, 2016 a las 10:28 pm
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    Deja a ver si marco en la zona de strike y trato de ayudar a que se comprenda el sentido real de lo que quiere Darilys mostrarnos, los trasfondos del problema. Para mi lo peor que pudiera pasar, y ya sucedió, es que una gloria del béisbol cubano como Víctor Mesa se dé golpes de pecho ante las cámaras de la TV durante una entrevista, de las complacientes, con el periodista Alejandro Castellanos, y diga que lo que está haciendo Matanzas es comiéndose un león de marcha atrás. No lo dijo así (lo aclaro), pero eso fue lo que quiso transmitir cuando habló en son de alabanzas para con el récord de victorias frente a solo 3 reveses durante la fase clasificatoria (al menos hasta el día de la entrevista de marras), y no tenga la luz para decir, con modestia y más que todo raciocinio, que Matanzas ha conseguido ese balance, y sí, va a ser muy difícil igualarlo, porque la Serie Nacional 56 pasará a la historia (tal vez la marca le dure lo que demore en empezar y terminar la próxima, y la otra y la otra) como la peor que se haya jugado jamás en Cuba (la calidad para mí sigue estando más o menos al mismo nivel tras el desangre a cuentagotas, pero incesante, sólo que los estados de ánimo, los alicientes y otras motivaciones quizás ya no sean los mismos) y que en términos de correspondencia y equidad, su equipo, que él ha armado como suerte de rompecabezas pirateando de aquí y de allá (ya la periodista lo aclara, práctica válida en la Gran Carpa, no en nuestras SNB) no pasa de ser más o menos el mismo que en campañas anteriores. No dudo que esta pueda ser la gran oportunidad para que el camarada de Sitiecito corone al fin su ansiada, pero siempre postergada meta. Pero bueno, segundas partes con refuerzos y la mira puesta en el propósito de hacer quedar mal una vez más al 32 tal vez puedan obrar el milagro de desbancarlo por enésima vez. Y sí, coincido con el critero que dimana de lo expuesto en el trabajo: (aunque buena parte de lo dicho sobre salarios y nóminas fue desde siempre vox pópuli a vox en cuello)a este paso estaremos consagrando el carácter profesional de nuestro beisbol. Y cuando se haga el balance del por qué (que en mi criterio habrá que hacerlo y pronto o de lo contrario lo perderemos para siempre) que haya suficiente co…raje entre nuestros Federativos para reconocer que quien primero empezó este relajo (no tiene otro nombre) fue Industriales con aquel escándalo de Pollo x León, pero quien lo ha llevado al extremo de ponerle la ‘tapa al pomo’ ha sido el flamante director de los Cocodrilos.

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    • el 15 octubre, 2016 a las 7:01 pm
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      Sigue siendo un tema en extremo complejo, en todas sus aristas. Sostengo que somos profesionales desde que comenzaron a cobrar, por cualquier vía, por jugar al béisbol. Lo demás es punto y seguido, y la oración se alarga.
      Gracias por su comemtario.

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  • el 14 octubre, 2016 a las 3:26 pm
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    De aqui a algunos años, el béisbol cubano será historia, hasta que no jueguen sus peloteros en la MLB, en un Clásico. A Cuba le va a pasar en el béisbol lo mismo que en el voleibol. Solo habrá que seguir el fútbol y eso de aqui a 500 años no lo vamos hacer en lo que es Holanda en el béisbol y en el fútbol.

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    • el 15 octubre, 2016 a las 6:57 pm
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      Ese, el de Holanda, es uno de los mejores ejemplos de cómo llevar ambos deportes de la mano; pero aquí todavía estamos muy lejos de tan necesario equilibrio. De hecho, vamos en picada en ambos: porque si mal anda la Serie Nacional, peor está el Campeonato Nacional de Fútbol… Aquí el fútbol que se consume es el internaconal, porque el propio se sigue jugando a gradas vacías.
      Gracias por su comentario

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  • el 14 octubre, 2016 a las 1:23 pm
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    Muchas gracias por el comentario, Eviezer. Definitivamente al béisbol cubano le quedan por salvar los pendientes más importantes.
    Saludos.

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  • el 14 octubre, 2016 a las 11:20 am
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    Muy acertado, como siempre, el trabajo de Darilys sobre el pasatiempo nacional. No acaba de encontrase el justo medio y enrumbar el camino de la pelota cubana. ¿cuánto más tendremos que lamentar antes de que Cuba vuelva a ocupar en la pelota el lugar que se ganó durante años?

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