Serie del Caribe: México vence a Cuba y se cita con Puerto Rico en la final

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Las Águilas de Mexicali derrotaron anoche con pizarra cerrada de 1×0 a los cubanos Alazanes de Granma, en un partido extraordinario (algunos lo calificaron de final adelantada) y aseguraron asistir a la discusión del título de la LIX Serie del Caribe de béisbol Culiacán-2017, en choque que disputarán este martes desde las 19:00, hora local, contra los sorprendentes Criollos de Caguas.

Los boricuas se habían hecho con su boleto a la gran final contra todo pronóstico, tras derrotar en el primer duelo de cruces a las Águilas del Zulia con marcador de 9×6.

En el de esta noche, gritos de México, México, México, y cánticos de todo tipo a favor de los Águilas aderezaron el sonado triunfo, con el cual los aztecas tomaron desquite de la derrota sufrida un día antes contra los cubanos.

La magia de los lanzadores rigió los destinos del partido. Así, el duelo entre el derecho cubano Lázaro Blanco y el zurdo mexicano Miguel Peña hizo las delicias de los presentes en el Nuevo Estadio de los Tomateros de Culiacán.

Peña tuvo problemas en el primer inning, pero logró reponerse in extremis con una providencial jugada en la que sorprendió a Víctor Víctor intentando estafarle la intermedia. El matancero, patrullero central y hombre proa del line up para este juego clave por la condición siniestra del escogido por México, había conectado sencillo y habría anotado desde la intermedia sin dificultad luego de boleto a Paumier y doblete de Ayala. Pero a seguidas, con un out y hombres en las esquinas, el lanzador azteca consiguió dominar a Alfredo Despaigne y a William Saavedra en par de rodados, para dar un cero de leyenda.

Desde entonces y hasta el final de la quinta entrada, el zurdo de 26 años retiró a trece bateadores rivales por su orden, con cuatro ponches incluidos.

Blanco, por su parte, sorteó con éxito todos los escollos que se le presentaron hasta el quinto episodio, sin embargo, en ese capítulo admitió una carrera en la cual se combinaron boleto al jardinero Ronnier Mustelier, sacri-hit del receptor Sebastián Valle (el lance fue a los libros como combinación de hit y error en tiro que permitió el avance de Mustelier a la antesala) y sencillo impulsor al izquierdo del custodio de la esquina caliente Agustín Murillo, quien no hizo quedar mal el viejo axioma. Era la ventaja, mínima pero ventaja al fin para los Águilas; todo México veía más cerca la clasificación a la gran final.

Ese episodio parecía ser el de un rally grande para los anfitriones, pues ya con ventaja 1-0 y un solo out en el pizarrón, Mexicali llegó a congestionar las bases de rapaces luego que el alto mando cubano decidiera otorgarle libre tránsito a Roberson para buscar una jugada de doble play. Entonces el derecho de los Alazanes apeló a su repertorio de lanzamientos quebrados y obligó al estadounidense Jason Bourgeois a batear duro para doble matanza por la combinación segunda, torpedero, inicialista.

Ello posibilitó que el choque se mantuviera cerrado, con la tensión sintiéndose a flor de piel.

Para el sexto capítulo, el manager de México Roberto Vizcarra envió al ruedo a su primer relevista, el también zurdo Héctor Daniel Rodríguez, sabedor de que éste ya le había ganado a Cuba en la anterior versión en Santo Domingo.

Mientras tanto, los cubanos dependían aún de los servicios de Blanco.

Los bates se mantenían congelados y los serpentineros eran dueños y señores de todo el espectáculo. El ocaso del duelo venía a un ritmo diabólico. Los cubanos tenían cada vez menos opciones de victoria, mientras los aztecas, por anticipado, saboreaban las mieles del triunfo.

Así llegaron hasta el principio del noveno inning. El estrés del momento mantenía en vilo a locales y forasteros. Cuba, que no pegaba hit ni lograba poner ningún corredor en bases desde el primer capítulo, estaba obligado a carabina. Era tiempo de matar o morir.

Vizcarra puso a su cerrador estrella, el mejor taponero de la Liga Mexicana del Pacífico, el estadounidense Jake Sánchez. Un movimiento de libro en el béisbol moderno, pero arriesgado por el excelso dominio exhibido hasta ese momento por Rodríguez.

Y la movida de ajedrez le salió de maravillas. Sánchez conservó la diferencia y selló el triunfo que puso a México en la final.

El crédito de la antológica victoria correspondió al derecho Miguel Peña, mientras Sánchez se anotó punto por juego salvado. La exhibición del cuerpo de lanzadores del equipo azteca quedará para la historia como una de las mejores de siempre.

Desde que la Confederación de Béisbol del Caribe agregó rondas de play offs al clásico caribeño en el 2013, los equipos mexicanos han jugado todos los partidos por el campeonato, incluyendo el de 2014, cuando Naranjeros de Hermosillo superó al campeón puertorriqueño Indios de Mayagüez en el estadio Nueva Esparta, de Isla de Margarita, Venezuela.

Los clubes mexicanos ganaron cuatro de las seis ediciones anteriores de la Serie del Caribe, mientras que ningún puertorriqueño levanta la corona desde el 2000. Así, con un Caguas que busca su cuarto título (ganó en 1954, 1974 y 1987), Mexicali va por el segundo. Las Águilas ganaron en 1986. (Con información de Prensa Latina y agencias)

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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