San Juan, la hierba mágica que levanta el ánimo

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Según reportes, en la última década del siglo XX las ventas de una planta conocida por hipérico se disparó hasta alcanzar niveles millonarios. Tal fue así que en 1998 en los Estados Unidos la compañías farmacéuticas reportaron ingresos por más de 200 millones de dólares por ese concepto; en tanto, en Europa, un año después la cifra se elevaba a 6 mil millones de USD.

La principal causa de la explosión en ese negocio se debió a que fue retomada la popularidad de épocas remotas de la hierba San Juan, como se le conoce comúnmente, para combatir depresiones leves a moderadas, los estados de ansiedad e irritabilidad, además de mejorar el sueño y el humor. De igual modo está comprobada su efectividad en casos de enuresis infantil.

Eso sí, como antidepresivo el efecto no se manifiesta hasta al menos dos semanas después de iniciarse el tratamiento. Se emplea, asimismo, por sus propiedades antisépticas y cicatrizantes en heridas superficiales y en quemaduras, sobre todo de primer grado, y tiene la cualidad adicional de no formar queloides.

De la magia a la ciencia

La tradición en el uso medicinal del Hypericum perforatum L, por su nombre científico, se remonta a la antigüedad. Hipócrates cita su empleo como analgésico y contra la ansiedad, e igual aplicación estiman Plino el Viejo (siglo I d.C.) y Galeno.

Por otro lado, en tiempos remotos de la humanidad se creía que incluso su aroma alejaba a los malos espíritus, por lo que cuando en una ciudad se desencadenaba una epidemia, sus habitantes quemaban ramas de hipérico como sahumerio o las colgaban en los dinteles de las puertas para protegerse del mal. En tanto, Dioscórides refiere en escritos suyos del poder para ahuyentar a los demonios, “porque los quema y los transforma en trigo”, decía.

Esa creencia mágica y protectora contra los malos influjos se prolongó en el tiempo y así encontramos que Piero Andrea Mattioli, famoso médico italiano que vivió en el siglo XVI, cita las propiedades de la planta para “poner en fuga los demonios” y en el siglo XVII, el médico y botánico holandés Dodonaeus, indica “las sumidades floridas extraídas en vino aromático concentrado por medio de ebullición y bebido muy caliente contra las tensiones causadas por los remordimientos interiores”.

La realidad era que, en conjunto, la hierba de San Juan se utilizaba para curar las más diversas enfermedades, entre ellas lo que era dado en llamar “melancolía”, que San Isidoro de Sevilla describió como “angustia del alma, acumulación de espíritus demoníacos, ideas negras, ausencia de futuro y una profunda desesperanza”, definición que correspondería a lo que hoy conocemos como depresión.

Por supuesto, la ciencia no podía permanecer de espaldas a todas las posibles especulaciones de la planta hipérico, considerada mágica. Luego estudios e investigaciones dieron cuenta de que, en cuanto a la actividad antivirásica, los responsables de dicha acción parecen ser principalmente hipericina y pseudohipericina. Estos compuestos actúan frente a un amplio espectro de virus (influenza, herpes, polio, hepatitis C, VIH, etc.).

Además, los compuestos de la hierba presentan también una interesante manifestación antimicrobiana frente a bacterias grampositivas; el principal responsable de este efecto parece ser la hiperforina. Asimismo, una fracción butanólica aislada ha demostrado ser activa sobre el Helicobacter pylori.

En cuanto al impacto neurológico, estudios en animales de experimentación, bien demostrados y documentados, han establecido que extractos diversos de hipérico se comportan de forma semejante a los antidepresivos convencionales en los test generales de “pérdida de utilización de lo aprendido”.

Si bien no se conoce con precisión cuál o cuáles son los compuestos responsables de la actividad de la planta, se considera que la hiperforina es uno de ellos. Para comprobar su implicación en la respuesta antidepresiva se ensayaron dos extractos de hipérico comparando con una sal estable de hiperforina.

Entonces, se ha estudiado mediante el test de la natación forzada en rata y evaluando la actividad locomotora. Las concentraciones de hiperforina en plasma y cerebro se determinaron mediante HPLC. Se llega a la conclusión de que la sustancia en cuestión interviene en la actividad del hipérico, sin embargo, las concentraciones cerebrales tras la dosis eficaz están muy alejadas de las activas in vitro previamente investigadas en los ensayos de mecanismos de neurotransmisores.

El mismo acto antidepresivo también parece deberse en parte a las naftodiantronas (hipericina) y a las xantonas, estas se encuentran en baja proporción, pero se ha comprobado esa actividad en animales que parece implicar a los sistemas dopaminérgico y serotonérgico.

Algunos autores, por su lado, sugieren que la eficacia del Hypericum perforatum L puede considerarse, en parte, a un efecto sinérgico de diferentes constituyentes del mismo. En este sentido, el trabajo publicado por Butterweck et al., en 2002, analiza in vitro las naftodiantronas hipericina y pseudohipericina, el derivado floroglucínico hiperforina y diversos flavonoides aislados de un extracto bruto de hipérico.

De nombres y leyendas

La hierba de San Juan es originaria de Europa, aunque también se ha extendido en América. Esta planta de tallo leñoso llega a alcanzar el metro de altura. Sus hojas son opuestas con pequeñas manchas negras (en realidad se trata de las vesículas donde se acumula el aceite) y sus flores son muy características, con cinco pétalos amarillos de borde negro, agrupadas en manojos.

Desde el punto de vista etimológico el nombre botánico, Hypericum perforatum L, de la familia Hypericaceae, deriva, según algunos autores, de un vocablo griego que significa “imagen”, “fantasma”. Esto daría por sí mismo un significado mágico a la planta, aunque otros lo traducen como “por encima de todo lo imaginable”, aludiendo a sus múltiples virtudes, comoquiera que era considerado como una panacea.

La denominación más universal es el de hierba de San Juan, utilizado en prácticamente todos los idiomas, y que hace alusión al tiempo de su recogida, que tiene tradición en ritos mágicos, pero que coincide con la época en que la planta florece y contiene mayor cantidad de aceite esencial y otros principios activos. Otros autores, con un sentido más místico, aluden a las manchas rojas que simbolizan la sangre de San Juan y aparecen en las hojas el 29 de agosto, cuando recuerdan la degollación del santo, sostienen.

 

Del uso y precauciones

De acuerdo con la blibiografía consultada en adultos el hipérico se debe administrar en tinturas o extractos fluidos estandarizados, o extractos hidroalcohólicos o hidrometanólicos secos, equivalentes a 0,2-1 mg de hipericina total/día; entre dos y cuatro g de droga/día en infusión. En ancianos se administra la misma dosificación que en adultos y en niños de seis a doce años la mitad de esa cantidad, siempre bajo control médico.

Una comisión alemana indica el hipérico por vía interna en trastornos psicovegetativos, malhumor de carácter depresivo, etc., y en forma de preparados oleosos en trastornos dispépticos. En cuanto al uso tópico, se emplean preparados oleosos para heridas incisas o laceradas, mialgias y quemaduras de primer grado.

Ojo, las naftodiantronas presentes en la planta en cuestión pueden producir reacciones de fotosensibilidad tras su administración por vía oral, por lo que se recomienda evitar la exposición al sol de los pacientes durante su empleo. Otros efectos adversos, escasos, incluyen reacciones alérgicas, estreñimiento, confusión, sequedad de boca, problemas gastrointestinales y trastornos del sueño.

Se ha descrito en la bibliografía algún caso, raro, de aparición de manías en pacientes con depresión bipolar tratados con extractos de hipérico, por lo que debe tenerse en cuenta a la hora de prescribir dichos preparados.

Respecto a las interacciones de la hierba San Juan con otros fármacos (anticoagulantes orales, warfarina, fenprocumona, ciclosporina, anticonceptivos orales, teofilina, digoxina e inhibidores de VIH proteasa, entre otros), se comprobó que su administración conjunta puede disminuir los niveles plasmáticos y por ello reducir su actividad terapéutica.

En el caso de embarazo y lactancia su uso está contraindicado, pues no existen suficientes datos al respecto. Ahora bien, se ha efectuado el seguimiento de los niveles de hiperforina e hipericina en la leche materna de una paciente con depresión posparto tratada con hipérico, así como en el plasma del lactante y se ha detectado que solo la hiperforina se excreta en la leche materna y en pequeña concentración, sin efectos secundarios en la madre ni en el hijo.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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