Sabotaje fascista en Cienfuegos

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A las seis de la tarde del 21 de agosto de 1947 elementos anti-comunistas en Cienfuegos realizaron un acto terrorista contra la emisora radial CMHM que en ese tiempo era propiedad del Partido Socialista Popular en esta ciudad.

“Fue un atentado contra la libre emisión del pensamiento y contra la cultura” –denunció Carlos Rafael Rodríguez, dirigente nacional del Partido Socialista Popular. También el secretario general de ese Partido en la ciudad, José Sanjurjo, elevó la denuncia ante el Presidente de la República y el ministro de Gobernación, pero nadie pagó los daños ni apresó a los autores, aunque denunciaron con nombres y direcciones a estos.

El grupo atacante entró al local de la emisora, situado en Prado casi esquina a San Carlos, donde hoy se encuentra el Teatro del Guiñol, cuando terminó un programa con participación popular, en el estudio-teatro de la CMHM. Portaban revólveres y cabillas, apresaron al escaso personal que quedaba en la emisora y destrozaron todos los equipos de transmisión, valorados en más de dos mil pesos, una cifra considerable en aquella fecha.

Foto: Tomada del blog El sureño.

Se trataba de un grupo de tendencia neo-fascista, seguidores de la ideología de Adolfo Hitler, denominada Legión Integralista Cubana, y protegido por el Partido Auténtico en el gobierno encabezado por Carlos Prío, lacayo del Presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, el bárbaro que ordenó el bombardeo atómico sobre dos ciudades japonesas en 1945.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en ese año, Truman y los grupos más guerreristas y anticomunistas del gobierno norteamericano, iniciaron la llamada “Guerra Fría” y la persecución contra todo aquel que tuviera simpatías con las ideas socialistas.   Esa llamada “cacería de brujas” se realizó en todas partes del mundo por los gobiernos lacayos del imperialismo, y en los propios Estados Unidos donde mediante procesos judiciales amañados condenaron a muerte a numerosas personas, entre ellas a los esposos Julius y Ethel Rosenberg, a los que llevaron al cadalso a pesar de las protestas de la humanidad, y además de la persecución implacable contra obreros, artistas, intelectuales, periodistas, y personas progresistas y de pensamiento, tanto en Estados Unidos como en otros países.

Con grandes sacrificios en Cienfuegos había sido adquirida aquella emisora radial por los comunistas cienfuegueros. La programación diaria alcanzó los más altos niveles en la calidad cultural y noticiosa y mereció la preferencia popular. Por eso, al ocurrir el acto terrorista la población cienfueguera salió a las calles a protestar contra el sabotaje y los oradores en algunos actos, entre ellos José Sanjurjo, dieron a conocer el por qué y la identidad e ideología de los asaltantes, pero las autoridades no hicieron nada.

En Cienfuegos, la burguesía había creado en aquellos años un engendro anti-comunista enque militaron sus “hijitos de papá”, que realizaron el asalto a la emisora de los comunistas locales. Les molestaba que se divulgara la palabra señera de Juan Marinello, de Lázaro Peña,   la poesía de Nicolás Guillén, las Aclaraciones certeras de Blas Roca, la música y los programas educativos de intelectuales cubanos y extranjeros, que llenaron el dial sureño de las mejores creaciones culturales.

Por eso destrozaron los equipos de la emisora que tuvo que ser vendida por el Partido Socialista Popular, por carecer de dinero para adquirir nuevos equipos. Fue lo mismo que los vándalos hicieron en La Habana a las emisoras Mil Diez y COCO, y al periódico “Hoy”, para acallar la voz de la verdad y la cultura.

Entonces, los locutores habaneros de la familia Vázquez, adquirieron la emisora cienfueguera y después otras, formando un pequeño monopolio de radioemisoras en la provincia de Las Villas.

Así eran aquellos años vergonzosos de la “Guerra Fría” imperialista, con acciones terroristas de las que no escaparíamos tampoco los cienfuegueros.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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