Revolución de Octubre: memoria histórica que no debe perderse

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La efeméride que hoy conmemoramos es universal. No pertenece solo al pueblo de la entonces llamada URSS. Pertenece, también, a la humanidad porque ese día siete de noviembre de 1917, correspondiente en la Rusia de los zares entonces, al 25 de octubre de ese año, según el viejo calendario ruso, los explotados del mundo aprendieron que era posible vencer a los explotadores.

Por eso, actualmente, a pesar del derrumbe de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del campo socialista asociado, esta efeméride puede permanecer en el calendario de los más importantes acontecimientos mundiales como fecha memorable y aleccionadora. Intentemos un resumen histórico en pocas palabras.

Aquel día 25 de octubre, o 7 de noviembre, de 1917, el pueblo ruso se levantó en armas y tomó a sangre y fuego las posiciones del poder en Rusia, y como narran literatos y poetas de la época, fueron diez días que estremecieron al mundo. Y aquella atrasada Rusia, último bastión económico de los pueblos capitalistas, el más atrasado de Europa, se elevó a uno de los primeros del mundo en ciencia y técnica, en producción, y en riqueza de masas. Fue la primera revolución social, de masas, de las clases trabajadoras, vencedora.

Los años de edificación pacífica de la URSS se vieron afectados por la agresión capitalista mundial extranjera coaligada contra ella. A la URSS la atacaron diez de las más poderosas naciones capitalistas de entonces, para evitar que avanzaran, pero no pudieron rendir al pueblo ruso que había probado la libertad y el socialismo. Posteriormente, cuando apenas se estaban recuperando, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania fascista los atacó, sin declaración previa de guerra, y los arrasó y casi destruyó. Pero los fascistas no pudieron con el pueblo de la URSS que, al cabo de más de tres años, resistiendo aunque desangrándose, los empujó fuera de sus fronteras y los persiguió implacablemente hasta la misma capital alemana, emplazando la bandera roja en lo alto del Parlamento nazi, en mayo de 1945, tras luchar de pueblo en pueblo, de calle en calle, de casa en casa.

Enseguida los empujaron fuera de la URSS y fueron liberando a su paso a los pueblos europeos que habían sido ocupados. Así no solo liberaron a la patria soviética sino que al derrotar al fascismo salvaron a la humanidad de esa llamada peste parda. Sólo el pueblo soviético fue capaz de parar en seco al agresor del mundo, aunque Estados Unidos, que con Inglaterra y la URSS formaban el grupo de los Aliados, resultó el más beneficiado porque fue el único que no sintió la guerra dentro de sus fronteras y acumuló el capital que ostenta hoy, acumuló el oro del mundo, nacido del dolor de los países que recibieron en sus confines el peso de la guerra. Pudieron así los gobernantes norteamericanos fabricar las primeras bombas atómicas que más que derrotar a Japón que ya estaba vencido, al causar un holocausto sobre dos ciudades civiles japonesas anunciaron a la humanidad que eran los poseedores de esa fuerza, y se la prendieron como medalla al pecho, para anunciar que eran los más poderosos, económica y militarmente. No obstante, tampoco pudieron evitar que la URSS y el campo socialista se recuperaran rápidamente y se convirtieran en la fuerza de contención que evitó que se desatara el poderío norteamericano para dominar al mundo. Después, se conoce que la ambición, la corrupción, el olvido de su hermosa historia, le traición de los hombres, no la ciencia marxista-leninista, causó lo que Fidel llamó “el desmerengamiento” del campo socialista. Pero pasó el tiempo y las aguas tomaron su nivel.

Y actualmente, Rusia, encabezada por el presidente Putin, y sus aliados y amigos dignos de la humanidad, incluidos los latinoamericanos y caribeños, entre ellos Cuba, resultamos contención para el salvajismo de las élites estadounidenses y otras que conforman la unión mundial de los burgueses que, contemporáneamente, sueñan con ser dueños de los destinos de la humanidad. No es culpa de las leyes descubiertas por Marx y Engels que forjaron las bases del comunismo científico. Lo ocurrido es culpa de los vicios y errores de hombres, no de la ciencia marxista.

Así expresado en pocas palabras constituye lo esencial de esta historia. La memoria histórica no debe perderse. Ni el agradecimiento. La Revolución de 0ctubre inició en 1917 el proceso irreversible de la emancipación del ser humano. Desde entonces los desposeídos aprendieron a vencer. La significación histórica de este suceso no se puede olvidar jamás. Si el mundo hoy no está esclavizado por el fascismo se debe al sacrificio enorme y multitudinario del pueblo soviético. Por tanto no puede borrar lo esencial y perdurable en la historia. El agradecimiento no puede olvidar que la sangre y las lágrimas de los millones que murieron de metralla, de hambre, de frío, es lo que ayudó decisivamente a salvar al mundo de la peste fascista, y eso no puede ser olvidado jamás. También hay otro argumento que Fidel expresó con pocas palabras aunque es de gran dimensión:

“Si existe Revolución Cubana es porque antes existió Revolución de 0ctubre en 1917”.  

También ha dicho Fidel¨ “Sin la ayuda, sin la existencia de la Unión Soviética, los Estados Unidos nos hubieran estrangulado por hambre e inmovilizado sin combustible en los primeros años del triunfo de la Revolución”.

Los cubanos no podemos olvidar la ayuda de los descendientes de Lenin que desde los primeros años de la Revolución Cubana nos apoyaron con todo. No podemos olvidar lo esencial, las verdades no se pueden tergiversar. Por eso es legítimo conmemorar con amor esta fecha y aprender de los errores. Y continuar siempre adelante. Entretanto, nosotros hemos de seguir haciendo nuestro socialismo cubano, susceptible de mejorarlo por nosotros mismos. Entre todos podemos. Tal es el mensaje de esta fecha.

Se llama Revolución de Octubre, y no de Noviembre porque en el Imperio ruso estaba en uso el calendario juliano y según ese almanaque era el 25 de octubre. Pero en el mundo occidental, donde se usaba el calendario gregoriano —que seguimos usando—, era 7 de noviembre.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

Un Comentario en “Revolución de Octubre: memoria histórica que no debe perderse

  • el 7 noviembre, 2017 a las 2:32 pm
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    Estimado Andrés como siempre muy oportunas, esclarecedoras y valiente tus crónicas, hay mucha literatura que leer de la Revolución de Octubre, has puesto un sólo ejemplo “Los Diez Días que estremecieron al Mundo”, del periodista John Reed.
    Como en todos los hechos históricos hay detractores, pero la verdad se impone, lo que no podemos perder es la memoria histórica como acertadamente titulas esta crónica.
    Una vez más te felicito

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