Resbalé en el viento, me caí en el mar

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Escrito por Darline Shenandra Carbó Díaz*

A borbotones, como diría mi mamá, me hierve la sangre cada vez que salgo a la calle y, por “suerte”, me convierto en testigo de una pelea marital. El hombre enseguida alude a su condición, precisamente de hombre, y sin miramientos esboza su lema:

“Yo soy el que busco el dinero y la comida para la casa”, frase que repiten unos y otros como si fuera un pegadizo pregón, mientras la mujer baja la cabeza en gesto de absoluta sumisión.

Ya lo poetiza Buena Fe en su canción Lágrimas tras cebollas al musicalizar la letra que se convierte en cotidianidad: Y un marido estampa el puño sobre el rostro o el alma blande el puño/, rabia vieja (…)/ Y aquella mujer con hematomas dirá, resbalé en el viento, me caí en el mar, / vuelve a la cocina y se pondrá a ordenar/…

A pesar de lo avanzado de la ciencia y la tecnología, todavía no se concientiza lo suficiente en asuntos de equidad. La violencia contra las mujeres tiene sus raíces en las históricas relaciones de poder entre el hombre y la mujer, y constituyen parte del constructo social. La supremacía masculina, las sociedades patriarcales, las castas de grandes guerreros, los reyes, la literatura y el cine han contribuido a esta desvalorización, y tales vicios se arrastran hasta la actualidad, como mismo trae la mar alguna que otra piedra a la orilla bendecida.

La agresión a las féminas deviene suceso mundial, y no es solamente física como por error la mayoría de las personas suponen. La violencia psicológica recoge todo tipo de acto degradante que rebaje la autoestima de a quién va dirigida, desde el irrespeto por el trabajo (considerarlo menos importante), la ideología (ridiculizar sus principios de vida), hasta la religión que practique (ofender sus creencias). En el más sencillo de los casos, las consecuencias pueden terminar en afectaciones al amor propio; y en el mayor, lamentablemente, con la pérdida de la vida.

Nuestro país es defensor de la equidad de género y promulga en disímiles espacios esta filosofía. Asimismo, involucra a instituciones y especialistas en aras de advertir los principales indicios del flagelo.

Cienfuegos no queda exenta de tales acciones y desde enero de 2018 comenzó a funcionar en la Casa Social de la Unión de Juristas de Cuba un espacio que potencia la cultura jurídica en clave de género: herramienta para la equidad y la no violencia contra las mujeres, como parte de la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial, que lleva a cabo el gobierno provincial. De acuerdo con Perla Delgado Valle, especialista coordinadora de esta iniciativa en la ciudad, constituye un nuevo medio disponible para atender y asesorar a mujeres o demás miembros de la familia que lleguen con dudas sobre el tema.

La mujer se sigue vendiendo en los video-clips como objeto sexual y desde esas plataformas permanece la propagación de conductas erróneas, machistas y de sumisión femenina. Lejos están esos medios audiovisuales de recrearla en su uniforme de soldadora, de gerente, de diputada, de maestra o de periodista; oficios todos importantes que realzan su valía, seguramente mayor que la poseída por los que están tras bambalinas en tales muestras lúdicas.

Lo cierto es que la mujer, portadora de la mayor gracia del ser humano, es dadora de vida, sensible hasta la médula y capaz de convertir la más insignificante roca en preciada joya. Trabajadora, madre, padre: todo en uno, como para tenerla en el pedestal más alto de la creación, en un punto cimero de idolatría.

*Estudiante de Periodismo.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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