Repatriados

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En el interrumpido Show de Alexis Valdés, entre los contados programas que podían seguirse dentro de la televisión de Miami —calificada por expertos en el medio como la peor del planeta—, incorporaban al singular personaje humorístico de Martica la culebrita, quien vivía en Estados Unidos junto a su abuelito y, sin embargo, recibía dinero enviado desde Cuba. Pura guasa del maldito Valdés, quien sabía, como todos, que ni de coña ocurría eso, por la simple e irrebatible razón —y esto lo digo yo, no el comediante—, de que este es un país pobre tercermundista de herencia colonial y neocolonial, sometido a un bloqueo salvaje de casi 60 años, mientras aquel un imperio convertido en la primera potencia económica del mundo, gracias a su política de depredación universal de los recursos de los pueblos.

Hace cinco años nadie hubiera pensado que eso podía ocurrir, pero hoy día ya algunas personas ayudan desde aquí a sus parientes de allá; por supuesto, en índices exponencialmente menores a la expresión contraria, mas existen. Hace unos cuantos años tampoco nadie podía pensar que muchos emigrados iban a volver a Cuba, y están retornando por decenas de miles.

El periodista, a la manera del escritor, precisa de observar y escuchar, escuchar mucho. Por eso, la semana anterior oí las confesiones de una repatriada, las cuales concentraré en el siguiente extracto ultra abreviado: “Viví en EE.UU. durante quince años, con mi esposo y mi hijo. Nunca pudimos ahorrar el dinero suficiente para su ingreso a la Universidad y el muchacho comenzó a trabajar en una tienda, con lo cual nos ayudaba a pagar los bills (cuentas del mes) a mí y a mi marido, quien enfermó sin cobertura de seguro médico, y eso es lo peor que puede suceder en ese país. Enfermarse allí, sin dinero, es como ir a la cárcel o prepararse para morir.

“Antes de caer enfermo, mi esposo trabajó como un mulo, con la idea de pagar algún día la casa. El techo de esa casa nunca fue nuestro. Y lo más lindo y reconfortante que puede tener una pareja es acostarse por la noche, mirar para el techo y saber que es el de tu casa, no el de alguien que te la rentó.

“Aquí se quedó mi madre, por suerte. Y tenemos la casa, un techo propio al que mirar por la noche. De nada valen esos plasmas de 70 pulgadas y el carro del año, del cual muchos hablan pero de verdad son pocos quienes lo tienen, si te sientes extraño y además humillado por ser latino y tener un acento diferente. Mi esposo y mi hijo son rubios, de ojos azules, parecen alemanes y, sin embargo, cuando viajaban a alguna ciudad fuera de Miami ni hablaban para que no detectasen que no eran estadounidenses. Imagínate alguien de piel oscura y facciones menos típicas allí. Y este viejo loco (Trump) vino a meter más miedo a todos. Es imposible vivir así. Por eso viramos para Cuba”.

Ella es una de las 40 mil 603 personas que hasta octubre de 2018 habían solicitado su repatriación, de acuerdo con datos hechos públicos por la Dirección de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior del Minrex. Estos repatriados o reasentados se entienden, registran o expresan a partir del creciente acercamiento entre la emigración y el Gobierno cubanos, desde la actualización de la política migratoria en 2013, que permite pedir el retorno y la residencia permanente en Cuba. Solo entre 2016 y 2017 se repatriaron 25 mil 176 personas, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Son de todas las edades y de ambos sexos, aunque predominan las mayores de 50 años. Entre los fundamentos del retorno operan diversas premisas: nostalgia por la nación y el modo de vida cubano, deseo de reunirse definitivamente con los seres queridos que permanecieron en su patria, tranquilidad espiritual, seguridad ciudadana, empatía afectiva con sus compatriotas, comprar una casa para habitarla junto a los suyos o el afán de invertir los recursos ahorrados en el exterior en la iniciativa privada, entre otras.

Ya en la Isla, los reasentados tienen, por lógica, los mismos deberes y derechos del ciudadano cubano que son.

Cuba, abierta e inclusiva, suma. EE.UU. cierra y traba. La suspensión de la tramitación de visas y del programa de reunificación familiar en la embajada en La Habana por el gobierno de Trump ha reducido sobremanera el número de cubanos que emigra a ese país. De acuerdo con el Departamento de Estado, hasta el 3 de agosto del año fiscal 2018 solo se habían entregado 134 documentos de reunificación familiar. Washington tampoco cumplirá ni de lejos su compromiso, acordado binacionalmente, de entregar 20 mil visas anuales para emigrantes. Hasta cierre de julio, solamente fueron emitidas 3 mil 195.

Ya en la Isla, los repatriados tienen, por lógica, los mismos deberes y derechos del ciudadano cubano que son. /Foto: Cubadebate

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

Un Comentario en “Repatriados

  • el 12 enero, 2019 a las 8:26 pm
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    Por circunstancias de la vida vivo fuera de Cuba, pero soy cubano y de los que visitan nuestro país sin mostrar mucho más de lo que siempre tuve cuando viví allá. He leído este artículo y no podría estar más de acuerdo, es más: siento envidia de quien lo escribió porque tiene las palabras que siempre he querido tener para poder decir estar cosas ALTO Y CLARO. Parece mentira que tantos cubanos que viven en “efficiency” en Miami, que apenas el salario les da para sobrevivir, van a Cuba a aparentar lo que no son, lo que no somos. Siempre visito mi barrio desde la humildad y a cada persona le digo de las “grandezas” de vivir en países capitalistas en donde eres un activo en una cuenta bancaria y cuando dejas de producir, simplemente dejas de existir. Admiro el lenguaje que has utilizado y me parece mentira que muchos de los que emigramos vayamos a aparentar, a “especular”, encima, sin tener motivos reales. He tenido la oportunidad que conocer a personas de muchos países del mundo, algunos de ellos con activos y propiedades muy grandes, y simplemente son personas sencillas. Toda esa especulación es algo que no es compatible con la ideología de nuestra Revolución y no puede ser un ejemplo a seguir. Felicidades por tan oportuno artículo.

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