Realizan en Cienfuegos exposición de autos antiguos

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Reconocidos por no pocos “como un museo en movimiento”, autos de antigua factura se rehúsan a abandonar el panorama del transporte en Cuba. Desafían el implacable impacto del tiempo, las dificultades económicas y hasta la potencial competencia con los más modernos en virtud de garantizar su presencia en las vías de la Isla.

Movidos por ese interesante afán de conservar lo viejo, choferes, mecánicos, artesanos y profesionales del lente en Cienfuegos realizan una Exposición de Autos Antiguos, organizada por la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa) y contextualizada en el programa de celebraciones por el aniversario de la fundación de la ciudad, este 22 de abril.

Durante la primera jornada de la actividad, tuvo lugar en el Palacio de la Artesanía, sede de la Acaa, la exhibición colectiva “Los autos antiguos desde la artesanía, la creación plástica y el lente”. La muestra acogió piezas concebidas por artistas de la plástica, fotógrafos y artesanos del territorio, quienes inmortalizan con sus trabajos diferentes modelos de autos que todavía hoy ruedan por las calles y carreteras de la Perla del Sur.

Paralelo a ello, se desarrolló el encuentro “Preservando mi automóvil”, un conversatorio durante el cual conductores, mecánicos y estudiantes universitarios y de la Enseñanza Media en la especialidad de Mecánica intercambiaron experiencias sobre los desafíos que entrañan las labores de reparación y mantenimiento a tales equipos.

Según reseñó la MSc Maribel Sardiñas Rey, organizadora del evento, los inicios del siglo XX atestiguaron la presencia en Cienfuegos de los primeros autos, llegados a Cuba a finales de la centuria anterior con fabricación estadounidense, francesa o inglesa.

Gracias al apogeo económico de la urbe, contada entonces entre las principales del país, llegan aquí esos automóviles, adquiridos en primer lugar por las personas con mayor estatus económico y social, con fines de paseo y ocio, aunque después extendieron su uso a funciones comerciales y sociales.

“Este fenómeno fue inundando las calles hasta nuestros días, en los cuales se han convertido en atractivo para muchos. Basta detenerse en una céntrica avenida para apreciar el tránsito de autos antiguos de variados diseños: Ford (los más antiguos), Cadillac, Chevrolet (los más populares), Oldsmobile, Buick, Playmoth, Dodge, por solo citar algunos, sin olvidar al pequeño VW y al práctico todoterreno Willys”, comentó la especialista.

El valor sentimental que no pocos otorgan a estos medios -tanto por considerarlos un bien familiar invaluable o por el simple encantamiento con sus diseños y características- hace que los conserven y perduren en el presente. Tal es el caso de Orlando Medina Medina, propietario de un Ford 29, modelo A, herencia de su abuelo.

“Para mantenerlo funcionando hay que cuidarlo mucho, no maltratarlo. Yo voy y regreso del trabajo en él, ando de aquí para allá dentro de la ciudad, pero lo cuido mucho, porque todo a lo que no se le da amor y carió se destruye. Creo que si seguimos mimándolo va a durar unos cuantos años más. Mantiene su motor de fábrica y más del 90 por ciento de las piezas originales.

“Mi hobby es darle mantenimiento, mientras lo hago recuerdo a la familia, a todos los que se han servido de él y aunque numerosas personas han propuesto comprarlo, yo no lo hecho. Hasta los extranjeros quedan encantados, se hacen fotos con él, pero a mí no me interesa el dinero, sino el valor espiritual. Tampoco me interesa, por el momento, un auto moderno, quisiera que este se conservara, al menos en un museo”, manifiesta Medina Medina.

De idéntico apego da muestras Santiago Acosta Miranda, dueño de un Ford del año ’30, modelo A, heredado de su padre, quien lo adquirió en 1975. “Mi hermana y yo hacemos lo posible por conservarlo para que nos dure 100 años y aun cuando hemos tenido dificultades económicas, no hemos sucumbido a las excelentes propuestas que nos han hecho para comprárnoslo. Tiene para nosotros un alto significado sentimental”, dijo.

En la opinión de Ricardo Jiménez Bravo, técnico en transporte automotor y mecánico A, el desarrollo de estas iniciativas permite mostrar a la población el patrimonio con el cual cuenta la provincia, su educación en materia de cuánto cuesta conservar los autos antiguos.

“Nosotros somos prácticamente artesanos. Lograr que a estas alturas todavía un carro del ’29 o el ’30 todavía funcione y la gente disfrute verlos, es una hazaña, pues muchas cosas necesitan hacerse inventadas, porque no las tenemos y no todos poseen el dinero para importarlas, pero persisten en mantenerlos caminando. Es una obra de arte. Agruparlos en el parque, tener la posibilidad de interactuar con el chofer, es muy bonito”, expresó este cienfueguero quien se dice enamorado de la singularidad de su carro, uno de solo dos del mismo tipo existentes en Cienfuegos.

Atractivo, encanto, asombro…tales emociones despiertan los “fotingos” o “almendrones” entre nacionales y extranjeros. No dejarlos rendirse al paso de los años puede parecer a algunos una tozudez, mas esa porfía hace posible la convivencia de lo antiguo y lo moderno en el mapa vial cienfueguero.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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