Raulito: un químico siempre en busca de la verdad

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 43 segundos

Ágil entre los instrumentos del Laboratorio de control de azúcar y sus derivados (LACONTAD), Raúl Cruz Millán es el primer químico de ese, su espacio imprescindible dentro de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Tecnoazúcar Cienfuegos.

Mientras esperamos para dialogar, la correcta manipulación de la bureta para determinar dextrana en el azúcar crudo producido en el territorio sureño, evidencia el tiempo dedicado a cada faena que, de conjunto con sus colegas, facilitan la certificación de la calidad del dulce destinado a la exportación.

“Yo nací en Cruces, un pueblo con muchos centrales alrededor. Así que  inclinarme por los estudios de la Química azucarera no era nada extraño en mí. De hecho, muchas familias, amistades, vecinos, trabajaban en los centrales que era lo que más había en aquellos momentos. Estudié Química azucarera en el Instituto Politécnico del Azúcar Pedro María Rodríguez, en Santa Clara. En 1982 me gradué y comienzo a trabajar  —como era de suponer— en el laboratorio del central Mal Tiempo y después paso al central Marta Abreu. Así estuve un año y después comencé en el laboratorio de la Terminal de azúcar a granel Tricontinental como Químico analista.

Era 1983 y Raúl perfeccionó su labor frente a los instrumentos de su especialidad. Tiempo después dedicó cinco años a la de gestión de la calidad “en la elaboración de los documentos para certificar y acreditar el sistema de gestión de la calidad. Un trabajo muy interesante — enfatiza— porque se adquiere mucha información para trabajar con todas las normas internacionales y todo eso adaptarlo a las condiciones y a las característicasdel laboratorio, de modo que la implantación pueda cumplir su objetivo”.

Raulito, como lo nombran en Tecnoazúcar, adelantó que no tenía mucho que contar. Sin embargo, la certeza en sus palabras muestra a un hombre virtuoso y con mucho ánimo para servir.

Su aprendizaje es constante. Lee, corrobora informaciones, debate con sus homólogos y, hace un tiempo viajó al Reino Unido para participar en una misión técnica en varios laboratorios de esa parte del mundo. “Fue una práctica muy importante porque son laboratorios que tienen una larga tradición; laboratorios que reciben muestras de todos los exportadores de azúcar del mundo. La experiencia fue provechosa, pues pudimos intercambiar procedimientos en la ejecución de ensayos de azúcar, especialmente en la determinación del color crudo”.

Durante 42 años de trabajo, Cruz Millán ha dirigido todas sus intenciones “al estudio particular de la determinación del color en azúcar crudo e investigar sobre los factores que intervienen en la determinación del color y que interfieren en esa determinación. De hecho en los últimas dos ediciones del Congreso internacional del Azúcar y sus derivados, en Cuba, participó como ponente con investigaciones acerca del color del azúcar y “para mí ha sido muy importante poder compartirlas con mis colegas”.

Pero aquí, en casa, también es estimulante el trabajo dice sonriente Raulito. “A veces, uno está investigando sobre un parámetro y, de pronto, aparece otro y todo el plan que tenías lo tienes que cambiar. Eso de que uno se plantee una hipótesis porque… por aquí puede estar el error que se nos está  presentando y, sin embargo, uno encuentra que no es así y que tienes que regresar al inicio… al final resulta interesante porque para eso siempre he contado con el apoyo de todos mis compañeros”.

EL LABORATORIO Y EL NECESARIO DIÁLOGO INTERGENERACIONAL

Por un momento, frente a la campana extractora de gases del laboratorio, este científico advierte que ese medio resulta imprescindible para la seguridad y salud en el trabajo, uno de los detalles que deben conocer los jóvenes que llegan. “Uno está como en el medio de dos generaciones. De aquella que fundó el laboratorio hace más de 50 años y la generación de ahora. Uno es como un puente y, por supuesto, tienes ahora la responsabilidad de transmitir saberes y apoyar al que llega. Eso es muy importante porque los métodos de ensayo que nosotros utilizamos son internacionales y exigen rigor y apego estricto a la norma. Todo debe realizarse exactamente igual, en cualquier latitud, y eso es algo que el joven tiene que aprenderlo porque si no, los resultados no van a ser confiables y no serían comparables en ninguna parte del mundo.

“Siempre la aspiración es que la calidad del azúcar sea la mejor. De hecho los beneficios serán para todos los que estamos en el país. Y uno trabaja como un árbitro, como un auditor. Es decir, alguien que escudriña y va a buscar la verdad. Y entonces en eso tenemos un índice muy importante que es la imparcialidad del resultado. Nuestro sentimiento y nuestras aspiraciones son que el azúcar tenga el mayor valor. Pero la imparcialidad, la seguridad, la seriedad, la confiabilidad deben primar sobre todas las cosas y esa es de las enseñanzas que les damos a las nuevas generaciones”.

Visitas: 6

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *