Quiero decir lo que la cerámica dice

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El encuentro con la obra tal parece una cita a ciegas. Trazados en azul, negro, amarillo, dotados de gran elocuencia cromática captan la atención del visitante. Los modos de concebir rostros, formas concéntricas, la inocencia femenina y la cubanía revelan el estilo, época y personalidad de más de un artista. Cada pieza introduce una nueva postura estética. Algunas, no escapan a la literaturización de lo visual. Se lee: La musa está en las Nubes, El vuelo del pájaro; más adelante: El patriota.

Buscamos en cada esquina de los enmarcados una firma reconocida: Fabelo, Cosme, Zaida del Río, Sosabravo… ¡perfectamente identificables con el anuncio promocional de la entrada! Mosaicos del arte cubano. Octubre 2007, del 12 al 30. Centro Provincial de Artes Plásticas.

Se trata de una exhibición que forma parte del IX Festival de la Asociación Cubana de Artistas y Artesanos (ACAA), en Cienfuegos.

Espectadores más tradicionalistas tal vez prefieran el contacto a través del óleo o el lienzo. Otros -la mayoría- mostrarán interés por una colección atípica que, por vez primera, y después de siete años de creada, se traslada hasta un espacio expositivo. ¿El soporte? Lozas de esmalte sobre cerámica.

 

LINDEROS DE LO VISUAL

“La idea comenzó a materializarse a finales del año 1999, no con el ánimo de convertirse en colección, sino de decorar un espacio alternativo en mi casa donde interactuaba a diario con grandes personalidades de la plástica cubana. Inicialmente se compuso de 15 o 20 lozas. Poco a poco creció y, mientras se sumaban artistas por voluntad propia, yo me propuse buscar y seleccionar a otros para que se integraran a la obra”, comenta Evelio Pérez-Paula, promotor cultural y dueño de la muestra.

Mosaicos del arte cubano consta ya de 150 piezas, aunque en el territorio sureño solo 95 se exponen al público. Destaca la originalidad de creadores más jóvenes como Lázaro Saavedra, Ernesto Rancaño, Eduardo Abela (nieto) y estudiantes de la Academia de San Alejandro y el Instituto Superior de Arte.

Según valoraciones de Pérez-Paula, “en la colección se aprecia el carácter diverso de la plástica nacional. Comprende casi cuatro generaciones de artistas que ponen en práctica una nueva técnica. Tal es el caso del ya fallecido Julio Girona, de quien se exhibe su único trabajo en cerámica”.

Y aunque algunos críticos pudieran cuestionar si realmente existe obra sin la ejercitación de la técnica, la exposición deviene espacio para expresar lo que en ese instante parecía importarles. Devela intereses comunes: renovar los modos de hacer.

“Esta muestra puede analizarse desde dos perspectivas. La primera, el coleccionismo privado porque ha sido una labor ingente la de este habanero al llevar a vías de hecho su atesoramiento. La segunda, la técnica de la cerámica porque representa a los creadores de la Vanguardia cubana de primer nivel. Con certeza resulta muy atractiva la colección”, opina Rafaela Perna, directora del Centro Provincial de Arte.

Lo novedoso también reside en el tipo de curaduría empleada. “Pese a que representa solo un detalle -al decir de Rafaela- debe tenerse en cuenta con la finalidad de que obra y espacio se relacionen con cohesión y aporten una lectura completa. Para que los mosaicos conjugaran coherentemente con las habitaciones de esta casa doméstica del siglo XIX, el montaje se realizó en forma de cenefa”.

 

OTRAS MANOS A LA OBRA

Los ojos esperan algo tradicional. Pero los pigmentos no son los acostumbrados, tampoco el soporte. Se intercambian objetos y desde cada estilo comienzan a esbozar lo que será su primera pintura en cerámica. Algunos trasladan sus obras más representativas y otros, inspirados en el momento, se dejan llevar por la intuición.

Al decir del pintor sureño José Ernesto Saborido esta constituye una técnica nueva a aprender. Además, el resultado solo lo veremos después del quemado. Es algo novedoso -apunta- porque en Cienfuegos no existe un taller donde los artistas puedan trabajar con este tipo de material.

Tras un rato ya se reconocen las imágenes que identificarán el panorama cultural de la provincia. Pincel en mano, los ocho sureños hacen realidad el deseo de Pérez-Paula de incorporar el quehacer cienfueguero a esta colección.

Cuando faltan solo detalles para ver concluida su pintura, algunos dicen estar en condiciones de opinar:

Mientras, Camilo Villalvilla, graduado de Arquitectura, dice aportarles mucho en el sentido de la interacción entre los artistas, ya sea en la manera en que nos consultamos durante la familiarización con esta técnica, o en la medida que acudimos a visualizar las obras expuestas. “Un encuentro, a mi juicio, beneficioso para los artistas cienfuegueros porque intercambiamos creadores de distintas tendencias”.

 

¿ACABADO DE LA CERÁMICA?

“La exposición pronto se exhibirá en Mérida, ciudad mexicana donde espero repetir la experiencia que he tenido con los pintores de la Perla. Por el momento, no pienso donarla a un museo. Aún está inconclusa. Me queda mucho por trabajar. ¿Quién sabe? ¡Tal vez un día esté en el museo Pérez-Paula!”, declara el coleccionista a la prensa.

Uno de sus próximos proyectos prevé el traslado de la muestra a otras provincias del país, como Matanzas y Santa Clara. El también fotógrafo termina un libro de entrevistas ilustradas por caricaturas gracias a la pluma de Dany González, graduado de la Academia de San Alejandro. El mismo incluirá conversaciones con gran parte de los artistas cuyos nombres aparecen en los Mosaicos del arte cubano.

En el mes de diciembre la incertidumbre de los creadores locales habrá concluido. En las manos de Pérez-Paula estará el resultado final. Colores y formas, para entonces, tendrán la imagen esperada. Lo que antes parecía un juego a ciegas devendrá obra de arte.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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