Que pelarse no se vuelva un problema, ni un recuerdo lejano

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Aracelio Rodríguez, cienfueguero de nacimiento, ya peina canas, pero a veces él quisiera tomar una maquinita de afeitar y arrasar con su cabellera de plata antes de gastar un dineral en la barbería particular de su vecindario.

Él se pelaba en una barbería cuyo dueño inició cobrando 50 pesos, luego subió a 100 y ahora a 150, porque —justifica a sus clientes— pintó el local y arregló la ventana, aunque como afirma Aracelio él no se pela ni con la pintura ni con la ventana, sino con una tijera que no consume ni siquiera electricidad.

En realidad la mejoría del local es la mejoría de la propia casa del barbero; por tanto es una cuestión suya, y el cliente no debe pagar el arreglo.

“Me resisto a la idea de tener que soltar 100 o 200 pesos por hacerme un pelado normal”, dice, mientras mira la cabeza de este periodista ausente de pelos. “Qué suerte tiene”, seguramente pensó, y muy razonable su pensamiento, cuando hoy día proliferan las peluquerías particulares por toda la ciudad de Cienfuegos y del resto del país, que de súbito han subido estrafalariamente sus costes a la población.

Ante la situación, cabe preguntarse si la Dirección Integral de Supervisión y Control (DISC) está al tanto de ello y cumple cabalmente su papel en la revisión de estos establecimientos. ¿Hasta cuándo vamos a permitir estas subidas diarias, quién debe frenar esto? Si el barbero, como todos los oficios, se aplica a la máxima de que “subo porque sube todo” estaremos dentro de una espiral viciosa donde no existirán topes ni contención. Y los topes y la contención se aplican hasta en el mismo capitalismo salvaje, ¿cómo no va a ser posible en Cuba?

Para Aracelio, como para tantos otros perlasureños, le es difícil trasladarse desde Tulipán hasta el centro de la ciudad, por ejemplo, si quisiera acudir al Salón Él y Ella, en el Bulevar, donde las ofertas sí son viables (hasta hoy y es algo que debe preservarse —y chequearse— para que no coja el mismo camino), amén de que el confort del local resulta agradable.

“Nuestros precios se han mantenido módicos y la gente lo ha agradecido muchísimo. Hoy nuestras ofertas oscilan entre 15 y 20 CUP, entre el pelado normal y el pelado de estilo, respectivamente”, asegura Yanetsy Hernández Pérez, jefa de servicios en el mencionado salón.

“En estos momentos no estamos ofreciendo el afeitado porque carecemos de recursos como las cuchillas. Sin embargo, si los clientes traen los implementos para ello, se les cobra solo la mano de obra y se organiza de acuerdo con la tabla informativa que posee la recepción del local”, estima la compañera.

A partir del déficit de productos para el cabello, los trabajadores por cuenta propia alegan que esta ha sido la principal razón para el alza de los costos.

Por tanto, es una decisión de los clientes si desean o no hacerse un pelado sofisticado que emplea recursos caros. Si es así, Hernández Pérez también aclaró que pueden acudir al Salón Él y Ella “porque contamos con muy buenos profesionales.

“Por falta de información no ha sido, ya que este local lleva años existiendo, a pesar de que estuvo un tiempo cerrado por restauración”, dijo.

Siguiendo tales pautas, ese centro de trabajo ha cumplido y sobre cumplido sus planes, aun cuando no cuenta con todos los recursos y materiales idóneos. Ejemplo de ello son los tan cotizados tintes.

Así pues, nadie quiere que desaparezcan los establecimientos estatales de este tipo; la gente como Aracelio desea que se multipliquen por toda la provincia; que haya una en su reparto, para que otros adultos mayores como él puedan tener el servicio sin infartar ni sufrir desgarros en sus bolsillos.

En la memoria de este señor han quedado las barberías aquellas antiguas en los barrios, donde acudían del mismo modo los niños con cinco pesos en las manos a hacerse los tan campechanos pelados de “calabacita”. En el presente han sido convertidas en una suerte de reducto de una época que se difuminó en el paisaje urbano, entre afiches gigantes con rostros y pelos saturados de filtros, y cremas y pomadas brillantes de latitudes exóticas.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

6 Comentarios en “Que pelarse no se vuelva un problema, ni un recuerdo lejano

  • el 16 febrero, 2023 a las 12:49 pm
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    Donde dan cursos para aprender a pelar?

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    • el 16 febrero, 2023 a las 11:01 pm
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      Le debo esa información. Pero le prometo que averiguaré.
      Gracias por su lectura.

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    • el 18 febrero, 2023 a las 1:26 am
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      Cinco pesos, eso pagaba de niño en la barbería local de mi municipio. En mi adolescencia recuerdo darle veinte pesos a un barbero que vivía en frente de mi casa, ahí iba incluído el domicilio. Sobre la actualidad creo que todo esta dicho en el reportaje. Ojalá los surtidos aparezcan. Ojalá se controlen los precios locos que salen de la nada.

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      • el 23 febrero, 2023 a las 12:10 pm
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        Yo también recuerdo aquellos tiempos, Ian. A mí en particular no me gustaba ir a pelarme porque me daba un poco de pena (aun no sé ni por qué) jjj
        Me parece que a estas alturas esos cinco pesos ya están extintos, y solo perduran en nuestra memoria.

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  • el 16 febrero, 2023 a las 9:43 am
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    Digno de elogio, amigo, ese gesto suyo, que aún sin motivos para preocuparse en su cabeza, boga por los que viven el zafarrancho mensual de acudir a un barbero

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    • el 16 febrero, 2023 a las 12:25 pm
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      Así mismo es.
      Ojalá que surtan pronto de recursos a estos establecimientos, para que puedan rasurar las barbas también.

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