¿Qué pasó con Cienfuegos?

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Con la misma fiereza con que aplastaron el levantamiento, silenciaron la cobertura a los hechos. Pero siempre hubo osados, como los periodistas del rotativo sureño El Comercio, o los de la revista Bohemia más tarde…, e incluso un Loquito, más cuerdo de lo previsto, quien se valió de los Elefantes de Cienfuegos, el equipo representativo de la ciudad en la Liga Cubana de Béisbol Profesional, para burlar la censura y poner a Cuba al corriente de lo aquí ocurrido.

En honor a la verdad, la crisis política y social del país en la década del 50 del pasado siglo no afectó de manera directa a la Liga. Varios de los sucesos más traumáticos en esa coyuntura acontecieron mientras no tuvo accionar el torneo —habitualmente desarrollado de octubre a febrero— como el golpe de Estado de Fulgencio Batista (marzo del 1952), el asalto al cuartel Moncada (julio de 1953) o el asalto al Palacio Presidencial por el Directorio Estudiantil (marzo de 1957). Otros, en coincidencia con su calendario, tampoco interfirieron dada su lejanía con el escenario de juego, como el levantamiento armado en Santiago de Cuba (noviembre de 1956), el desembarco del yate Granma (diciembre de 1956) o la lucha guerrillera en la Sierra Maestra (diciembre 1956 – enero de 1959).

Sin embargo, no por ello el béisbol estuvo ajeno al conflicto. Es conocido como en dos ocasiones, miembros del Directorio Estudiantil, aprovechando los desafíos entre el “Almendares” y el “Habana”, saltaron sobre el terreno del estadio de El Cerro exigiendo la renuncia de Batista. Eran esas novenas las de mayor número de seguidores y en torno a ellas rondaban las transmisiones de radio y televisión, circunstancias escogidas por los manifestantes quienes, al ser sacados de forma violenta del diamante, demostraron al país la brutalidad de las fuerzas policiales.

Por su parte, el levantamiento popular armado del 5 de septiembre de 1957 en Cienfuegos transcurrió con las dos condicionantes antes mencionadas: un mes antes de su inicio del champion y a kilómetros del terreno capitalino. Aun así, los Elefantes verdes sirvieron como símbolo de denuncia ante la callada de los medios nacionales mediante el dibujo del entonces joven René de la Nuez, en el semanario humorístico Zig-Zag.

Ajenas a la temática deportiva, fueron varias las caricaturas de su personaje sobre los sucesos en cuestión: en una de ellas apareció El Loquito escribiendo en una pizarra el número 100, que luego tachó para en su lugar poner 101, pues debía añadirle un nuevo fuego a la ciudad. O parado frente a una hoguera y a un cartel de cine donde anunciaban a Popeye el Marino, en referencia al grupo de conspiradores de la Marina de guerra perlasureña. O leyendo un periódico con un titular de Crisis en San Marino u observando a un barquito de papel en un charco de agua en la calle.

Y para seguir poniendo en “conteo” a la opinión pública, su alusión llegó a ser más directa, al punto de posar junto a un elefante, cuando toda la fanaticada beisbolera en la Isla conocía su significado. Otro “lanzamiento en zona” puso cuando lo colocó frente a las astas de las banderas en el estadio de El Cerro, también tradicionales para los aficionados a la pelota y cuyo izaje tenía lugar cada año con toda pompa.

Sobre los mástiles ondeaban las enseñas del “Almendares”, el “Habana” y el “Marianao”; esta última por encima del resto, por tratarse del as del campeonato anterior. En cambio, el correspondiente al blasón de los Elefantes estaba vacío… Y mientras el resto de la prensa callaba o buscaba otros tópicos para minimizar los sucesos, la presencia de El Loquito frente a los palos despertó inquietudes, motivó cuestionamientos: ¿Y Cienfuegos? ¿Qué pasó con Cienfuegos?

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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