¿Proscripto el apelativo compañero?

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En los primeros años de la Revolución se puso en boga entre los cubanos tratar de compañero a sus compatriotas. En muy poco tiempo el apelativo prendió, a tal punto que cualquier otro vocativo resultaba extraño, y había hasta quien se enojaba de no ser identificado con tal distinción.

Claro, siempre hubo sus exageraciones al respecto, al estilo del personaje de Facundo Correcto, interpretado magistralmente por el actor Andy Vázquez en el popular espacio humorístico Vivir del cuento, que la televisión transmite cada lunes a las 8:30 de la noche.

Si bien entonces era una palabra incorporada al léxico habitual de los coterráneos, lo cierto es que por la fuerza de la costumbre no había persona en este país que no tuviera la palabra de marras a flor de labio, ante cualquier encuentro formal o circunstancial.

“Por favor, compañero; me permite, compañero. Así mismo es, compañero. Gracias, compañero. Podría decirme, compañero…” eran frases de cortesía frecuentes en los hablantes de la Isla, sin distinción de edades, género o color de la piel.

Ahora bien, de un tiempo acá el término ha caído en desuso, salvo en algunos contados círculos de la sociedad, la mayoría vinculados a organizaciones políticas o de masas. La razón y las causas se las dejo a los sociólogos y lingüistas.

El hecho, a mi modo de ver, es que se ha tratado de despolitizar un gesto que a todas luces nada tiene que ver con convicciones, creencias y militancia  partidista o política. Hay quienes le atribuyen al socialismo la práctica del uso de la palabra compañero.

Pues sepa que tal denominación no es en lo absoluto exclusivo de las revoluciones, como se empleaba el de “camarada” entre los bolcheviques rusos o los comunistas chinos o vietnamitas. En relación con el momento histórico en el que pudo originarse el término hay discrepancias entre los expertos, encontrándonos quien lo sitúa en ‘la Última Cena’ en la que Jesucristo compartió el pan con sus compañeros de mesa (los doce Apóstoles).

La costumbre trasladada a los religiosos que difundieron su mensaje evangelizador, tomando el pan la forma de ‘hostia consagrada’ y luego fue usada por los primeros cristianos para nombrarse entre sí.

Etimológicamente hablando, compañero viene del latín y deriva de comedere (ver comer) y panis (pan) en relación de “comer del mismo pan”. En Tesoro de la lengua castellana o española (diccionario del español obra del erudito Sebastián de Covarrubias publicado en 1611), encontramos: “Dícese de la palabra compar, la cosa que es igual a otra, y la compañía presupone igualdad, porque los amigos y compañeros en tanto lo son, en cuanto se tratan igualmente; sin hacer diferencia uno de otro, de modo que mi amigo sea otro yo. Algunos quieren que compañero se haya dicho de con y pan, porque entre los amigos no ha de haber pan partido, sino de comer un mismo pan”.

Cierto que ser revolucionario entraña humanidad, amistad, y solidaridad y el compañerismo encierra todas esas cualidades. Empero, estos no son valores exclusivos de este o aquel sistema social, aunque unos los propugnen más que otros. Son estas, virtudes universales desde el surgimiento del hombre.

En la actualidad, lo común del caso es tratarnos de señor o señora, eso si no topa usted con aquellos chabacanos de la lengua que le interpelan con vulgaridades al estilo “puro”, “tío”, “mayor”, “chama”, “asere”….

Por supuesto, en cuestiones del habla nada puede imponerse. Son los pueblos en su práctica lexical los encargados de incorporar o establecer nuevas palabras. Lo más importante y perdurable, a mi juicio, es que el vocablo en cuestión se ajuste a normas de buena convivencia y respeto entre los mortales.

No veo nada malo en retomar el “señor” o “señora” que ya parecían arcaicos entre nuestros paisanos, aunque, en honor a la verdad, es un arquetipo universal, en antropología presupone algún modo de potestad, cierta nobleza, connotaciones de heroicidad.

Mucho tuvo que ver en la vuelta atrás para usar señor o señora el arribo masivo de turistas de otras naciones, ajenos a al tratamiento de compañero. Pero, en alusión al Generalísimo Máximo Gómez, “lo cubanos, o no llegan o se pasan”. Luego, por qué proscribir un vocativo que encierra tanta nobleza y fraternidad.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

3 Comentarios en “¿Proscripto el apelativo compañero?

  • el 20 julio, 2017 a las 10:06 pm
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    esta mal el decir que camarada es cosa de países chinos , rusos o de vietnam ya Walter Martínez lo explico bien en DOSSIER, lo de compañero esta en desuso por supuesto y no se usa en ningún lugar del mundo

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  • el 20 julio, 2017 a las 12:44 pm
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    La foto es de Sancti Spíritus, del periódico Escambray. Es del año pasado, cuando arreglaron la plaza para el 26 de Julio.

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    • el 20 julio, 2017 a las 1:18 pm
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      Gracias por la información

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