¡El Príncipe ataca a Frankestén!

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 36 segundos

Por Alberto Vega Falcón (Veguita)

Lo más probable es que algunos lectores piensen por el título de este trabajo que se trata de una película de terror, pero no, es simplemente para acercarlos a la famosa Controversia que sostuvieron, a partir de diciembre del año 1942 y enero de 1943, Florentino Figueredo, El Príncipe soñador y Francisco Echazabal Álvarez (Frankestén), autoapodado así, al parecer por lo poco agraciada de su figura, lo que acuñaba con una redondilla de su creación: mi nombre propio es Francisco / y me dicen Frankestén/ porque el que me mira bien / del susto se queda bizco/.

Según el Indio Naborí la controversia de preguntas y respuestas, los torneos de conocimientos versificados, forman parte de los resortes juglarescos para despertar la admiración de los oyentes. Esto lo encontramos, prosigue Naborí, en las más antiguas manifestaciones de la poesía popular. Por ejemplo, en el Idilio V de Teócrito, el gran poeta campesino de Grecia, aparece la controversia de dos pastores, consistente en que uno debe responder sobre un asunto impuesto por el otro; y en Martín Fierro, monumento de la literatura gauchesca, José Hernández presenta este tipo de competencia de conocimiento entre Martín y El Moreno, los cuales se preguntan y se responden en un gracioso alarde de inteligencia y cultura.

Agregaría que se tienen noticias también de controversias poéticas famosas como la del mítico payador Santos Vega con Juan sin ropa, así como las del mulato chileno Taguada con Javier de la Rosa, y en Cuba, como referencia, se encuentran las controversias de principios del siglo XX, entre el famoso vate sagüero Juan Ruperto Plutarco Delgado Limindoux, Octavio Ordoñez Santana y Gregorio Morejón. Este último, según se comenta, era oriundo de Palmira, comentarios o versiones que no hemos podido corroborar. Por miles se pueden contar las controversias que a lo largo y ancho de nuestra Isla han protagonizado decenas de poetas cubanos, dando muestras de talento y rapidez impresionantes; no por gusto, la Unesco, declaró al repentismo como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la nación cubana.

Pero viajemos a través de la imaginación al mes de diciembre de 1942, y con la participación de un narrador en el lugar de los hechos, conocer cómo fue el inicio de aquella controversia que llevaría a los contendientes a improvisar 45 décimas cada uno, para un total de 90.

Varios cantores había/en una choza de guano/y al son del punto cubano/cada cual se divertía/.Toda guajira tenía/el piropo que anhelaba/pero la guitarra estaba/despidiendo con lamentos/el año mil novecientos/cuarenta y dos, que pasaba/.

Estaba en dicho jolgorio/el trovador Frankestén/y otros bardos que también/brindaban su repertorio/.La parranda era un emporio/de belleza y esplendor/y cuando estaba mejor/se presenta con Alfredo/ ¡Florentino Figueredo/el Príncipe soñador!/.

El narrador describe al recién llegado así:

El Príncipe soñador/con carácter imponente/penetra resueltamente /mirando a su alrededor/. Con estilo retador/pulsa su liga certera/y, buscando la hechicera/diosa de la simpatía,/en su primer poesía/se expresa de esta manera…

Nos damos cuenta por la narración que ya el Príncipe soñador viene en son de combate, o sea, no quiere diálogo, ni disertación, quiere controvertir, solo eso. Veamos: El Príncipe entra en el ruedo con la intención de ganarse al público presente.

Le doy mi salutación/al que vino de visita/y a la familia que habita/esta rústica mansión. /A los poetas que son /flores del lírico Edén,/los saludaré también/pero particularmente / quiero hallarme frente a frente/al famoso Frankestén/.

Frankestén no se amilana y contesta:

¡Oh Príncipe soñador!/romántico, misterioso,/sublime, maravilloso,/místico y arrobador./siempre fui tu admirador/porque sabes conducirte,/porque sabes expandirte/en varios temas, cantando,/pero, si me andas buscando/aquí estoy para servirte/.

De nuevo el Príncipe ataca con la intención de que su oponente no se reponga del empuje inicial:

Frankestén, yo no he tratado/de ser contigo maligno/pero, veré si eres digno/de la fama que te han dado./un profundo y elevado/lenguaje, dicen que tienes,/que tu empuje nodetienes,/ante los poetas buenos/pero, yo sé más o menos/por el camino que vienes…/.

Frankestén riposta:

Aunque llegues a saber /por dónde vengo esta noche,/mi poético derroche/no lo podrás contener./Tú con ese proceder/pensarás que me acoquinas,/me turbas y me encaminas/a un oscuro laberinto/pero, vengo muy distinto/a como tú te imaginas…

En lo adelante, mostrarán ambos contendientes, sus dotes poéticas y amplios conocimientos sobre diferentes materias del mundo circundante.

Visitas: 45

5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *