En Primera Línea contra la COVID en Cienfuegos: Yoan

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Sobre las 2  y 30 de la tarde de un sábado de noviembre con presagio de tormenta, cuando la ciudad estaba desierta y sus moradores esperaban en casa el anuncio de fuertes lluvias y vientos, llegaban a Cienfuegos más de 20 colaboradores de la Salud, médicos y enfermeros, miembros del Contingente Henry Reeve, procedentes de México, tras permanecer en la cuarentena reglamentaria. Destacaba un muchacho ágil, de expresivos ojos, quien durante el acto de bienvenida no apartaba la mirada a un pequeño entre el reducido público, por razones de bioseguridad. Se trata del licenciado en Enfermería Yoan Rodríguez Maya.

Trabaja en el Hospital Provincial Gustavo Aldereguía Lima como enfermero Intensivista y es profesor instructor de la Universidad de las Ciencias Médicas acá. En específico, se desempeña como supervisor en el centro asistencial. “Desde que llegué a México estuve todo el tiempo en zona roja; primero me desempeñé en una sala de Medicina Interna, habilitada como Terapia Intensiva en el Distrito Federal, y más adelante sí trabajé en una sala bien equipada, en el pueblo de Oirizaba, estado de Veracruz, un punto turístico; al inicio en un hospital regional y luego en un Centro de Atención Extendida.

“Resultó una misión difícil, cuenta más adelante, porque aunque tuvimos muchas muestras de agradecimiento por nuestra labor y solidaridad, chocamos al principio con algún personal de salud mexicano, por suerte escaso, que trataba de desacreditar a los enfermeros cubanos. Recuerdo que sobre el tema del manejo de pacientes ventilados en salas abiertas se desató una polémica, y entonces debatimos, profesionalmente, y alegamos, que en Cuba en esas condiciones se mantiene al enfermo en unidades cerradas. Pero pudimos demostrar allí, la profesionalidad y los conocimientos.

“En una ocasión, junto a mi colega Yosmel Ortega Sierra, de Artemisa y también intensivista, mientras nos colocábamos la ropa de seguridad para la atención a pacientes enfermos de covid-19, en el mismo vestidor donde estaban colegas mexicanos, dimos una charla sobre estos cuidados y entonces comprendieron y valoraron la función de los cubanos allí en esas tierras, lejos de los nuestros y enfrentados a un peligro constante”.

Yoan abraza a su pequeño: “Lo extrañé demasiado”./Fotos: Magalys Chaviano

Y cuando pregunto sobre cuánto ha crecido Yoan después de permanecer en México, siempre en zona roja, durante seis meses, me responde primero con los ojos, que destacan por sobre el ajustado nasobuco.

“He crecido como profesional, ser humano, y especialmente como hijo y padre; estar lejos nos hace distintos desde todos los puntos de vista. Siempre mantuve comunicación con los míos, un mensajito de voz, un saludo, siempre atento a las noticias sobre Cuba y sobre Cienfuegos en particular, despreocupado cada vez que sabía que el terruño estaba libre de la epidemia.

“Estoy feliz; cuánto extrañé a mi hijo”, me cuenta mientras abraza a Yoan Jr., quien ha heredado, sin dudas, los ojos expresivos de su padre, y hubo lágrimas, pero de alegría por el reencuentro. Atrás quedan los veracruzanos agradecidos, las tantas vidas salvadas, y se trae consigo la enorme experiencia que ya pone en práctica allí en el HGAL, su casa y escuela.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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