Primer Concurso Internacional de Fotografía de Danza Alicia Alonso 2021

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La imagen lo resume todo: el movimiento que es idioma para quienes habitan y se dejan habitar por el mundo de la danza, el mismo movimiento que desafía el estatismo aparente de un confinamiento; la poesía con que el lente —y el alma detrás de él— captan la fuerza del instante; la suerte de eternizar, en una imagen, la vida que transcurre en el escenario, backstage, una clase, un paisaje… un rostro, un cuerpo. Cámara y zapatillas invitando a un baile, en nombre de una pasión compartida.

Es la bitácora de un proyecto, el refugio construido para mantener vivas las voluntades, desde las alianzas… El punto de abrazo de muchas culturas y de dos artes. Así se agradeció la noticia, el 25 de mayo último, de la primera edición del Concurso Internacional de Fotografía de Danza Alicia Alonso 2021.

Inspirado en la Prima Ballerina Assoluta de Cuba, el evento está organizado por el proyecto Matria, la Sociedad Cultural “José Martí” y la Oficina Nacional Cubana de la UNESCO, con el auspicio de la UNESCO. Su norte es el homenaje a nuestra Alicia y al legado de la Escuela Cubana de Ballet.

A solo pocos días de que esta convocatoria pionera complete su plazo de admisión —el 25 de agosto—, Cubadebate intercambió con el presidente del jurado, el destacado fotógrafo y periodista cubano Gabriel Dávalos.

—¿Cómo nace la semilla del sueño que ha hecho posible esta primera edición? ¿Es este amor (fotografía-danza) hijo del amor otro de quienes lo soñaron primero “detrás del escenario”?

La idea nace después de más de una década de trabajo en la fotografía de danza, de haber obtenido algunos premios internacionales y de haber sido jurado de concursos de fotografía de danza. Nos cuestionábamos por qué Cuba, que es un país con una tradición tan fuerte en danza y fotografía, no tenía un evento que las juntara a ambas. Más, teniendo una figura tan universal como Alicia Alonso —que atraviesa la danza de manera transversal—; no se queda solo en el ballet, sino que va, de punta a cabo, la danza cubana toda, y su legado vive en Iberoamérica y en el mundo. Tiene un impacto tremendo.

En muchas compañías de todo el orbe hay bailarines cubanos ejerciendo papeles protagónicos. Y eso, sumado a la tradición fotográfica que ha desarrollado Cuba, son dos manifestaciones artísticas de gran arraigo popular. ¿Cómo era posible entonces que no tuviéramos un certamen que juntara estos dos artes? De ese primer cuestionamiento, de esa búsqueda, nace este primer Concurso Internacional de Fotografía de Danza Alicia Alonso 2021.

—¿Cantidad de obras recibidas hasta el momento, países más representados, el feed-back constante entre un jurado de tan alto calibre y diferentes nacionalidades, y el reto de organizar un concurso en días de aislamiento?

Apenas a unos días del cierre del concurso, los reportes nos dicen que es muy probable la participación rebase los 100 fotógrafos de más de 20 países, en los cinco continentes. Y un total de fotos superior a las 1 000 fotografías. Eso nos hace muy felices porque quiere decir que vamos a tener el trabajo de bailarines, maestros, coreógrafos cubanos en esas naciones. Vamos a reconocer, desde la fotografía, esa explosión cubana en la danza, que no es más que la cosecha de lo sembrado por la danza cubana, motivada por ese impacto de Alicia Alonso y la creación de la Escuela Cubana de Ballet por los fundadores. Aunque se hable de ballet, atraviesa transversalmente nuestra danza y es el motor impulsor que la universalizó en todos los sentidos y la hizo presente en el mundo.

Justamente, por esa diversidad de formas de entender la danza que viene de los cinco continentes —aunque quienes bailen, coreografíen o enseñen sean cubanos—, hemos querido convocar a un jurado internacional diverso: en las culturas, en esas formas de entender la danza y diverso también en las generaciones que la arman.

Allí está Gene Schiavone, el norteamericano, una figura reconocida asociada al American Ballet Theatre (ABT), precisamente donde Alicia comenzó su carrera internacional. También tenemos a Mark Olich, el maestro ruso asociado al Ballet del Mariinsky Theatre; Fátima Nollen, argentino-británica del círculo especializado de críticos de arte del Reino Unido. Ahí también hay representaciones de tres de las escuelas de danza, de ballet, internacionalmente reconocidas. Además de los integrantes cubanos.

Esta diversidad en cuanto a culturas, generaciones, le da una capacidad al jurado de recibir miradas de fotógrafos de todos esos países. Y queremos que sea así: un jurado diverso, capaz de entender, de decodificar, de valorar y decidir.

Este concurso, en tiempos de aislamiento y de pandemia viene siendo como sentarse simbólicamente alrededor de una hoguera en otros tiempos, y compartir historias y experiencias a través de la virtualidad. Estamos consiguiendo traer de regreso a casa el trabajo de bailarines, maestros y coreógrafos cubanos que muchas veces no hemos sabido más de ellos, no sabemos dónde bailan ni que han hecho con sus vidas. Y esta es una forma de rescatar, de reconectar con ellos, mediante la fotografía. Al hacer la exposición por toda Cuba vamos a lograr que se reconecten también con el público en general.

Uno de los grandes resultados de la ECB y del legado de Alicia, Fernando, Alberto y los fundadores, es que esa danza se popularizó; llegó a tocar el corazón de todos, de la gente más sencilla… La danza es un lenguaje universal y vamos a traerla de vuelta junto a su gente, para que puedan apreciarla.

—Matria, el proyecto que diriges junto a Grettel Morejón (primera bailarina del BNC, además de tu compañera de sueños y años), ha demostrado en el tiempo y en la coherencia que su horizonte creativo no se limita a un escenario o una mirada artística, sino que es un proyecto más ambicioso e integral, permanente impulsor de nuevas sinergias… Retrátanos a Matria, a las puertas de cumplir otro de sus anhelos.

La idea de Matria surge tras hacer un recuento de esta última década de fotografía de danza y, justamente, Grettel fue mi primera foto en este camino. Casi que por azar, una tarde en una azotea hicimos la primera foto y ahí comenzó todo. De alguna manera yo la conocí también a ella en su primera semana entrando al BNC, así que la he acompañado en su carrera desde el día cero en que entró al Ballet y ella a mí desde el día en que comencé en la fotografía.

Matria viene siendo el resumen de estos años en que nos hemos acompañado, trazando estrategias y jugando este ajedrez que es la vida. Y aunque comenzó siendo solo un grupo de exposiciones que mostraran la danza en varias provincias del país, con ese afán de acompañar a la gente en los espacios cotidianos y no solo en las galerías, se fue más de aquel origen. Hoy en día es un proyecto que pretende ser, además de fotográfico, de este tipo de eventos que acompañen y sirvan para resaltar el trabajo de otros colegas. Pero también un gran proyecto sociocultural y productivo que conecte con la comunidad.

—Has defendido que la brújula del evento apunta necesariamente a la espiritualidad, un concurso de fotografía de pasión por la danza… ¿Qué salud tiene hoy la fotografía de danza en nuestro país, y cuánto de motor y resorte le resultan espacios como el que presides?

Este concurso no es solo un espacio para competir, es un espacio para acompañarnos, para aportarle a la fotografía y a la danza. Para honrar. Un espacio espiritual donde, entre todos, podemos traer de vuelta a casa y universalizar además el trabajo que hacemos desde acá. Creo que, en los últimos años, la fotografía de danza en el mundo se ha puesto las alas y ha tomado un impulso gigante.

La danza, como te decía, es un lenguaje universal que ha acompañado al ser humano desde el origen como ser social, con ese don que no tienen todos los lenguajes de conectar con mucha gente de distintas culturas, ideologías y maneras de entender la vida. La fotografía también es un lenguaje tan rico que trasciende a innumerables conflictos y barreras que otros no pueden. Cuando uno junta estas dos manifestaciones, pues llegan a lugares insospechados. Por eso creo que, en el mundo entero, ha habido una explosión de la fotografía de danza.

En Cuba no se ha hecho esperar ni se ha quedado atrás. Este es un país que baila, donde la gente es tan rítmica y la vida cotidiana es casi como bailar. ¿Qué mejor lugar para que esa semilla caiga casi que por azar y, de ahí, florezca un jardín?

La fotografía de danza en Cuba tiene una excelente salud, apoyándose en la experiencia de quienes nos sirvieron de predecesores, de maestros, de ejemplo. A partir de ahí, las nuevas generaciones de fotógrafos han seguido investigando, algunos se han especializado. Esa salud es sabrosísima y esta es la primera edición (del evento) porque van a venir nuevas ediciones, mucho más competitivas, participativas desde lo espiritual y desde todos los sentidos… Porque esto solamente está comenzando ahora.

Sobre la convocatoria
  • Abierta a todos los fotógrafos, profesionales o aficionados, de cualquier parte del mundo.
  • Podrán enviar fotos que muestren el trabajo de profesionales de la danza cubanos (bailarines, maestros, coreógrafos, etc.) en cualquier parte del mundo.
  • Categorías en concurso: escenario, detrás del escenario (backstage), clases de danza, estudio, retrato, serie documental y danza en paisajes.
  • Se entregará un premio por cada categoría, un Gran Premio a la mejor fotografía y tantas menciones como el jurado considere.
  • Las fotos concursantes serán recibidas en formato digital, con las especificaciones descritas en las Reglas Generales, hasta el 25 de agosto. En septiembre se realizará una selección de finalistas.
  • Los ganadores serán anunciados el 28 de octubre del presente año, en ocasión del aniversario 73 del Ballet Nacional de Cuba.
  • Las obras premiadas formarán parte de una gran expo pública en varias ciudades patrimoniales del país sede, que tendrá La Habana como punto inicial de ese itinerario, el 21 de diciembre, en homenaje al cumpleaños 101 de Alicia Alonso.

Cubadebate

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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