Pre-Mortem entre la pintura y la literatura

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Pre-Mortem es un libro del escritor avileño Yasmani Rodríguez Alfaro, quien en estas brevísimas historias fantaseadoras realiza un juego constante con lo grotesco.

Al leer el texto se hace evidente la presencia de un estilo extravagante, donde resalta lo grotesco como sinónimo de irregular y chabacano y también, su acepción desde una mirada decorativa a base de seres fantásticos, vegetales y animales, formando un texto que parece una pintura.

El libro Pre-Mortem se divide en dos partes: Ikebanas  y Sombras patológicas. La primera atiende a lo legendario, lo mágico y lo mítico, menos crudo en el lenguaje. Mientras que la segunda es más real y por lo tanto, más obscena en la jerga.

En la presente obra destacan los elementos corpóreos, la vegetación y los animales. Esto denota características claves en el estilo de este escritor que bien pudieran estar en consonancia con su profesión, pues es graduado de pintura en la Academia de Artes Plásticas Raúl Corrales. Es por ello que su visión y preocupación sobre el arte son elementos reiterados en estas breves narraciones, sobre todo cuando escribe: “¿Por qué los artistas de estos tiempos son tan estúpidos? Di a tus conocidos que el arte no es para los que tienen un coeficiente mental de una baldosa, esos solo ridiculizan los antecedentes históricos que tuvieron”. (p.19).

Portada del libro
Portada del libro

Como puede observarse en el planteamiento anterior las concepciones sobre el arte forman parte de las múltiples temáticas que aborda el libro Pre-Mortem. Hay un cuestionamiento intelectual que critica fuertemente el estado del artista. Otro elemento clave es la concepción del arte como algo perpetuo, instintivo y transmutable. Así se aprecia cuando el escritor expresa: “Siempre vuelvo; un artista de verdad no muere, se transforma en textos visuales que se eternizan, ya una vez se los dije a todos aquellos académicos reproductivos y manipulados de San Alejandro”. (p.19).

El impulso creador es descrito como un acto incontenible que no busca un enriquecimiento material, sino espiritual. Véase en el siguiente fragmento: “La habitación era pobre, había marcos de cuadros por doquier, algunos lienzos sin terminar apilonados por los rincones. Uno estaba virado y en el dorso decía: ‘Tengo hambre pero pinto lo que me dé la gana’”. (p.19).

Grosso modo, el arte es definido por Yasmani Rodríguez siguiendo en gran medida el espíritu vanguardista que alejaba las reglas académicas y concebía la creación artística bajo el prisma de la interpretación psicológica de la fantasía.

Por su parte, es notable el carácter mítico de algunas de las narraciones, así como el juego psicológico profundo y el empleo de seres animalescos en las descripciones. El lenguaje se caracteriza por el uso frecuente de imágenes contrastantes y surrealistas que produce una contraposición de sentidos capaz de ser poco grata para muchos, sin embargo, sus técnicas caracterizan al arte como un proceso de rebelión y liberación.

Otro factor emblemático es el uso del color en las narraciones y para nombrar los cuentos, pues algunos de estos se titulan Azul, Rojo y Blanco. Dicho elemento reafirma el planteamiento apuntado anteriormente, donde se argumentaba sobre la mezcla realizada por Yasmani Rodríguez Alfaro entre la pintura y la literatura. Además, este recurso evidencia un incipiente paralelismo con el libro Azul… de Rubén Darío, por toda esa cuestión de intentar darle color al arte. En los textos, el empleo desmedido de colores hace que las abundantes metáforas adquieran un sentido real, se vuelven casi palpables. A esto se suma la inclusión de elementos corpóreos, animales y vegetales, en dependencia de la descripción. En el cuento Iyawó se puede apreciar lo expuesto, cuando el autor escribe:

“Todo era blanco y húmedo. Su cuerpo, transparente, baboso como saliva. El rojo de sus venas, lo único que se diferenciaba de la masa blanca.(…) Le destaparon los ojos. Su cabeza quedó rapada. La blancura de su ropa contrastaba con el altar y la sangre regada por el cuarto. Así fue como quedó atado a sus raíces; y aunque ya no esté físicamente en la isla donde fue árbol, el fango quedará incrustrado en sus uñas. (p. 21).

Las temáticas abordadas son diversas y algunas merecen analizarse pormenorizadamente, pues denotan un exhaustivo razonamiento sobre la vida. Estas se caracteriza generalmente por ver las cosas con optimismo.También resulta transgresor la inserción de la tecnología en los textos: Revol y Dinosaurio moderno, principalmente. En el primero, se utiliza la tecnología para describir el tránsito de la vida hacia la muerte. Mientras que con Dinosaurio moderno, el sujeto creador emplea la tecnología para cuestionarse, criticar y denunciar metafóricamente aspectos políticos, así como lo tradicional, moderno y costumbrista.

Con Pre-Mortem se enjuician los cánones rígidos de la sociedad, los absurdos humanos, la vida y sus dilemas, lo tradicional, moderno, costumbrista y tecnológico. De esta forma, se dejan al descubierto los miedos, frustraciones, sueños y esperanzas humanas desde una mirada que intenta alejarse de los prejuicios y apuesta por la verdad.

En el libro mismo se han tratado algunos aspectos del presente inmediato. Es un texto que apuesta por la hibridez genérica. El autor se resigna a elucidar los problemas inherentes a los seres humanos. La obra habla de las cosas que mira el sujeto creador. Su complejidad interpretativa puede resultar poco amena para muchos, sin embargo, es una lectura que merece la pena por la profundidad de las temáticas abordadas. Estas, sin dudas, harán recapacitar sobre la humanidad y sus dilemas, como si se mirara una pintura de una realidad desprejuiciada.

En el siguiente link encontrará el título de Yasmany Alfaro u otros de su interés.

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Karen Becerra Avalo

Graduada de Filología por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.

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