Por un 2020 con mayores retos, pero menos estresante

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Dejamos atrás 2019, un año plagado de dificultades para muchos en el mundo, que han repercutido negativamente, desde la perspectiva académica, laboral y familiar, entre otras. De nuestro carácter dependerá el tipo de nombre que le pongamos a ello y cómo podemos enfrentarlo: estrés, cansancio, fatiga, decepción…

El estrés —acaso el más común—, puede considerarse una sensación que creamos al reaccionar a ciertos eventos, la manera en que el cuerpo se prepara para actuar ante una situación difícil con fortaleza, vigor y agudeza mental.

¿Un ser humano estresado por naturaleza? Apostamos mejor porque sea solo una fase que atenta contra los adultos de la especie; empresarios, profesores, deportistas, artistas, etc. Sin embargo, la realidad actual es otra: los especialistas plantean que en el mundo moderno las situaciones potencialmente desbordantes (estresantes) ocurren con mayor frecuencia desde edades tempranas.

En ello han incidido, según una investigadora nuestra, la MSc. Ida Fernández Inufio, especialista de Primer Grado en Psiquiatría infanto-juvenil, los eventos progresivos o de largo plazo, que al volverse perdurables, ocasionan serios problemas de salud.

El sistema nervioso siente una presión continua y se mantiene activo, liberando hormonas adicionales durante un periodo prolongado, que agota las reservas corporales, haciendo que nos sintamos agobiados y, por ende, debilitando el sistema inmunológico”, asevera la psiquiatra cubana.

A partir de ese instante los seres humanos comenzamos a sufrir lo que suele llamarse como distrés, consecuencia de sobresfuerzos continuos para afrontar acontecimientos abrumadores.

Los adultos cubanos, que por lo general son quienes enfrentan las mayores cargas de estrés cotidiano, tal vez hayan aprendido a paliar este dilema, pero ¿cómo alcanza este trastorno a los más chicos de la casa?

Pudiera no parecerlo, pero constantemente niños y adolescentes están expuestos (sin notarlo, a veces) a escenarios estresantes. “Están las demandas y frustraciones en la escuela; no saber priorizar cuando tienen demasiados objetivos que cumplir; vivir en un lugar amenazante; el divorcio entre los padres o los problemas económicos en el hogar”, asegura Fernández Inufio como algunos de los principales detonantes.

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Apunta la experta que en este grupo se hallan los estudiantes que optan por una carrera universitaria al culminar el bachillerato y se enfrentan a las pruebas de ingreso. “Puede aumentar en ellos niveles insospechados de ansiedad, timidez, pero también la agresividad y aparezcan trastornos digestivos y en la piel. La memoria y la atención tienden a disminuir, se vuelven más propensos a sufrir accidentes, incluso llegar a intentos suicidas en el peor de los casos”, acotó además la especialista.

Por tal motivo, no hay que perder de vista este flagelo, estudiado y analizado a fondo desde hace 90 años por el vienés Hans Selye: los síntomas no han cambiado demasiado, continúan siendo los evaluados en los experimentos del joven europeo: cansancio, pérdida del apetito, dificultades de sueño y la astenia o sensación de debilidad.

Enfrentemos el 2020 con la noticia de que el estrés es evitable y existen vías óptimas para combatirlo. “La garantía de que exista el tiempo libre y de que sea aprovechado al máximo es muy buena en estos casos. Realizar actividades físicas, la comida sana; disminuir la ingestión de cafeína y evitar el uso de drogas y alcohol. Muy importante es también desarrollar en los niños la autoestima; enseñarles a conocerse, quererse, aceptarse física e intelectualmente. Es de suma importancia la buena comunicación dentro y fuera del hogar”, concluyó la psiquiatra.

Tengamos en cuenta también que un poco de estrés no es contraproducente en nuestras vidas; en buena medida porque los retos y obstáculos que enfrentamos, casi siempre son nuevas oportunidades para superarnos. No seamos eternos “antihéroes”; las circunstancias difíciles no tienen por qué eternizarse.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

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