Playa Girón: Siempre en la primera línea del frente, Fidel

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A los agresores les dijeron que “la Fuerza Aérea de Castro había sido destruida en tierra con los bombardeos del día 15”. Pero a su llegada encontraron que durante los tres días de combates en Playa Girón tuvieron sobre ellos la tenaz réplica de siete pilotos quienes, con seis aviones viejos y sin repuestos, mantuvieron en jaque a la aviación mercenaria, sus buques y las tropas desembarcadas. La brigada invasora estaba convencida de su invulnerabilidad por aire, pero para contrariarlos allí estaban estos siete ases, tres de los cuales perecieron en los desiguales enfrentamientos.

A lo largo del día 18, los mercenarios que osaron hollar el suelo patrio recibieron el golpe demoledor de cuanto  medio pesado se movilizó de urgencia a la zona de Playa Girón y Playa Larga, en convoyes que incluían tanques y cañones, apoyados desde el cielo por una exigua cuadrilla aérea. Ello bastó para desalojar las posiciones enemigas.

Entretanto, la retaguardia cienfueguera cumplía sus tareas. Las mujeres de Aguada de Pasajeros y de otras partes hacen de cocineras o improvisadas sanitarias. Muchas ocupan, como en Cienfuegos, los lugares de los hombres en la producción y los servicios… Por la noche son las milicianas las encargadas de cuidar la tranquilidad nocturna de la ciudad y sus poblados.

Ya desde el día anterior, en la entonces cabecera regional, los elementos identificados como más recalcitrantes y que pudieran servir de activa quintacolumna enemiga, son puestos bajo arresto, en lugares donde la vigilancia es permanente. La neutralización impide cualquier acto de complicidad o apoyo a los atacantes.

Otras agrupaciones milicianas cienfuegueras parten al frente a participar en las acciones, ya en combates, cercos, líneas defensivas a lo largo de todo el litoral sur, para impedir nuevos desembarcos… Son los batallones 326, 322 y 323, encargados —sobre todo—, de impedir el reembarque y la fuga de la fuerza mercenaria.

La victoria

En la primera línea, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, dirige personalmente las operaciones, y ya cuando amanece el 19 tiene preparada la ofensiva final.

Fidel participó directamente en la toma de las principales decisiones en el mismo frente de combate.
Fidel participó directamente en la toma de las principales decisiones en el mismo frente de combate.

Desmoralizados por una feroz resistencia con la que no contaban, los enemigos se repliegan hacia Playa Girón ante el empuje de las milicias y de un ejército heredero de las tradiciones rebeldes. En la precipitada, comienza la toma de prisioneros, que se convierte en rendición masiva cuando los mercenarios se percatan de que hay respeto al vencido. Así como hay derroche de coraje en los defensores del suelo patrio, lo hay igualmente de humanismo.

La fuerza de tarea rendida la componen terratenientes, dueños de negocios, propietarios de inmuebles… Otros de los prisioneros son “personajes” notorios, algunos muy ligados a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, como es el caso de Manuel Artime, jefe civil de la invasión, y de José Pérez San Román, el jefe militar. También figuran algunos criminales que tenían cuentas pendientes con la justicia, juzgados aparte para que respondieran por sus fechorías antes del triunfo de la Revolución.

“Te estábamos esperando con todos los hierros”

En los primeros momentos de la captura de prisioneros, milicianos y soldados gritaban ofensas a los mercenarios al calor del dolor por la pérdida de compañeros caídos, pero Fidel intervino:

– “Compañeros, no se puede demeritar la victoria. No los insulten. Son nuestros prisioneros, trátenlos con respeto, aliméntenlos, denles agua, cúrenlos.  Así es como se trata a los rendidos”.

A José Pérez San Román, el jefe militar de la brigada invasora, le preguntó:

– “¿Por qué no ordenó una retirada en dirección a Cienfuegos?”.

El interpelado le respondió a Fidel que le pareció que existirían muchas tropas protegiendo el camino hacia una ciudad tan importante.

El Comandante en Jefe sonrió con picardía y le dijo:

– “Estabas claro, te estábamos esperando con todos los hierros…”.

Fracaso de la CIA

El famoso Plan Pluto del Pentágono y la CIA llegaba a su fin. A las seis y media de la tarde se escuchó, firmado por Fidel, el Comunicado de la Victoria. Habían transcurrido 66 horas desde que se emitiera el primero de los avisos. Circuló por el mundo entero ese informe en que se anunciaba que la última resistencia de los invasores del imperialismo había sido derrotada. Los pueblos celebraron esa victoria cubana como propia. Era su victoria de la esperanza. Desde ese momento los pueblos latinoamericanos fueron un poco más libres.

Desde Langley la CIA instruyó a todas sus estaciones mundiales de que trataran esa invasión como si hubiera sido una simple operación de abastecimiento a los alzados del Escambray. Pero el mundo entero supo que Estados Unidos había sufrido su primera derrota militar en América Latina. De los mil 500 invasores, más de mil 200 fueron hechos prisioneros. El resto pereció en los combates, se ahogaron o murieron en las fauces de los cocodrilos en la ciénaga.

La desmoralizada fuerza de tarea, rendida en masa, la componían terratenientes, dueños de negocios, propietarios de inmuebles…
La desmoralizada fuerza de tarea, rendida en masa, la componían terratenientes, dueños de negocios, propietarios de inmuebles…

Pese a lo numeroso de la agrupación cautiva, los juicios se hicieron uno por uno, de manera individual. El monto total en metálico de sus sentencias alcanzó los 62 millones de pesos, suma que abonó el Gobierno de los Estados Unidos en alimentos principalmente para niños. Por primera vez el imperio tuvo que pagar por sus fechorías.

No obstante, la invasión mercenaria costó al pueblo cubano la vida de 176 de sus mejores hijos, 300 resultaron heridos de gravedad, 50 de ellos quedaron incapacitados de por vida. Ellos ayudaron a cambiar la Historia en sólo 66 horas.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.