Pensamiento musical en Cienfuegos

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Hace poco, en una conversación entre varios intelectuales, se hablaba de cómo definir un pensamiento musical cienfueguero, algo que no se ha tenido en cuenta en estos círculos de estudio dentro de la identidad cultural de la provincia. Por supuesto que sí existe y ha estado vigente desde el siglo XlX.

El pensamiento es un proceso que se forma, al igual que la identidad, mediante estímulos, sucesos, vivencias, cohesiones, interacciones sociales, procesos migratorios internos y externos, que confluyen con diferentes culturas y modos de concebir la vida. Es por eso que, al hablar de una cultura cienfueguera y de un pensamiento musical, habría primeramente que definirlo desde un pensamiento musicológico. Entiéndase pensamiento musical como los procesos a los que han llegado varios artistas y que han dejado huellas en la vida cultural de la ciudad o la nación; y el musicológico, como el análisis y estudio de ese pensamiento musical al que me refería con anterioridad.

En el siglo XlX, Don Tomás Tomás D’Cloet, formaba los primeros conjuntos de cámara para interpretar música de concierto. Su hijo, Guillermo Tomás, uno de los músicos más importantes cubanos, legó aportes a nuestra cultura de gran valía. Imprescindible su estudio, fue compositor, flautista, director de bandas y orquestas, crítico, periodista, políglota, publicista y educador.

Desde la música popular bailable, hay también procesos de pensamiento y se dan entre las orquestas charangas y las agrupaciones de son. Entre ambas existen características diferentes. Por ejemplo: hay toda una filosofía de vida detrás de estas orquestas y su público: danzoneros. Tradiciones, costumbres, identidades, cultura, saberes, herencia, pertenencia social, arraigos, por solo citar algunas. En estos momentos cuentan con muy poca visualización en la provincia, estando casi relegadas al Salón Minerva, que tiene limitada su entrada para los miembros. Sería realmente imperdonable seguirlas dejando a su suerte, sin un debido apoyo institucional. Es cierto que existe una Aragón, pero analizando la realidad de la ciudad, en Cienfuegos existe una Orquesta Loyola, una Charanga Festival y una Charanga Cienfueguera- Revelación.

Si hablamos del son, como género, hay que ir a Los Naranjos. Han mantenido un legado a pesar del tiempo y de los cambios. Sin embargo, esa manera de interpretar nuestra música tradicional es un testimonio patrimonial tangible y altamente valioso y necesario.  Es otra de las agrupaciones que tiene una estética y que se mantiene precisamente porque ha sabido reconocer sus valores en una línea de trabajo, que lleva detrás el apoyo de quienes les ha tocado mantener el pensamiento musical original. En estos momentos Ekwé y Kfé Mezclado tienen también su propia línea, cada una diferente, pero con una proyección bien definida de su propia estética y pertenencia social. Ekwé, creado por Orlando Rodríguez, un hombre con una vasta cultura, que llevó a la agrupación a un repertorio que abarca el patrimonio caribeño. Kfé Mezclado, con una proyección hacia el trabajo comunitario en la Ruta del Guamuhaya. En las dos se evidencian procesos creativos bien definidos e interesantes.

Cuando de pensamiento se habla, no puede dejarse de lado el pedagógico musical, gracias al que se han formado varias generaciones de artistas. Quisiera, entre ellos, hacer referencia a los que en su mayoría fueron sus alumnos, y hoy son los responsables de mantener vigente la música de cámara de la ciudad, en la mayoría egresados de su escuela de música. En todas estas agrupaciones está muy bien definido el trabajo, desde sus líneas y perfiles. Esto ha ayudado al crecimiento interpretativo. No estaríamos hoy hablando de ellas de no existir un pensamiento que propicie procesos que a veces resultan bien complejos en el ámbito musical, como lo es la composición, la concepción de una identidad sonora, la creación de una línea estética a seguir y la proyección social.

Cada día es más necesaria la crítica desde el pensamiento, desde ese análisis al quehacer cultural necesario para determinar dónde están las carencias, las fortalezas y cómo se puede potenciar el trabajo de una ciudad que merita un cuidado y un compromiso en conjunto, para que se puedan salvar esas características que la hacen diferente y que le mantienen viva su identidad sonora a pesar del tiempo. Solo reconociendo donde están los valores auténticos que tiene, hará no se pierda la identidad cultural de la región.

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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