Pedro, Teófilo y Fidel

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Teófilo Suárez Oramas no pudo ver las imágenes de Fidel en estos días. Desde hace exactamente un mes, un infarto cerebral le ha limitado la visión; quizás fue esa la antesala de un dolor aún por llegar, o la señal de advertencia a los oscuros días que (como él) ha vivido Cuba.

Este hombre, de tez oscura y origen humilde, no encontró el consuelo en las cientos de fotografías, documentales, reportajes… transmitidos en la televisión nacional, donde mostraron al hombre y al héroe, si acaso pueden ponerse etiquetas a su grandeza. Desde el pasado 25 de noviembre la radio ha permanecido encendida.

Nunca se perdonará su ausencia en el recibimiento de las cenizas del Comandante, aun cuando fuera por su delicada salud. Juró con la firma continuar el legado de Fidel, como lo hiciera su hermano Pedro Suárez Oramas, caído en las arenas de Girón.

Toda la vida ejerció como constructor, un oficio aprendido a los 14 años. Supo aprovechar la experiencia de los contratistas de la época y su experiencia lo convirtió en protagonista de grandes obras en el centro del país: en el reparto Pastorita, Girón, el Escambray. A inicios de la década de los 70 un proyecto nuevo ocupó su tiempo, el Hotel Pasacaballo, idea de Fidel.

Desde el primero de los encuentros descubrió Teófilo el carisma de su líder, con aquella “cervecita” en un restaurante cercano a la zona, junto al entonces secretario del Partido en el territorio, Humberto Miguel Fernández. Todavía, mientras rememora el momento, se asombra de sus chistes y su naturalidad, como quien conversa con un viejo amigo.

Allí se entrelazó un compromiso para con él, uno que perdura hasta hoy. Regresó el Comandante en varias ocasiones a la rocosa área donde se edificaba el hotel, él mismo le diría al constructor: “Tienes que darme un carnet porque yo también soy miembro de esta brigada”.

Llegó entonces la entrega de la instalación calificada por Fidel como “muy hermosa y bien terminada”. Debía entonces el obrero decir unas palabras: “Hace cuatro años llegamos a este hermoso lugar, cubierto de malezas y hoy se devuelve este majestuoso hotel como símbolo de la Revolución; mi brigada trabajó con el mayor entusiasmo, sabíamos que era un obra de usted, Comandante”.

En ese instante la histórica foto: cumplió Fidel su deseo de pertenecer al contingente constructivo y cambió su gorra verdeolivo por el casco de Teófilo, como símbolo de la camaradería entre ambos. De ese día conserva aún la gorra y, al menos, dos copias de la instantánea, una en el dormitorio y otra, bien grande, recibe a las visitas en la humilde sala de su casa.

Al dirigirse a los presentes, el máximo líder de la Revolución, expresó: “Teófilo es hermano de Pedro y Pedro es hermano de todos nosotros”. Hoy, a sus 89 años de edad, recuerda ese discurso y reflexiona: “Dijo que éramos hermanos, yo diría que él era el padre”.

Fidel y Téofilo durante la inauguración del Hotel Pasacaballo. /Foto tomada de Internet.
Fidel y Téofilo durante la inauguración del Hotel Pasacaballo. /Foto tomada de Internet.
Recorte del diario Granma de julio de 1976, donde el órgano oficial del Comité Central del Partido informaba de la inauguración en Cienfuegos del hotel Pasacaballo. /Foto: ACN
Recorte del diario Granma de julio de 1976, donde el órgano oficial del Comité Central del Partido informaba de la inauguración en Cienfuegos del hotel Pasacaballo. /Foto: ACN

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Rosa M. Díaz Hernández

Lic. Periodismo Graduada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 2012

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