Pecheo, cantío de los Gallos en segundo duelo contra Cienfuegos

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 48 segundos

Cuando parecían sentenciados en la subserie, los Gallos espirituanos supieron reponerse y superar una desventaja de cuatro carreras ante los Elefantes de Cienfuegos en el segundo duelo entre ambas novenas en el estadio 5 de Septiembre. Con pizarra de 6-5 concluyó el juego, que mantiene el abrazo entre ambos en el cuarto lugar de la tabla de posiciones.

Con apuro se asumió el segundo desafío entre Elefantes y Gallos, este sábado. La amenaza de lluvia, casi tempestad por cómo se mostraba el cielo, anunciaba peligro para la continuidad del duelo y las mermadas opciones de los locales, sobre todo en el ya diezmado pitcheo, hacían lo mismo con la eventual victoria. Con apuro empezó todo y a la postre no alcanzó el tiempo para remontar en desquite. Complicado. Frustrante.

Otra vez Luis Serpa en la apertura por los locales y aunque otros nombres me pasaron por la cabeza como opciones, lo cierto es que tampoco había mucho de dónde escoger (Carlos Damián y Barreto inutilizables por rotación, Ínsua por amigadalitis y sus fiebres, Raikol aún en recuperación, Leorisbel y Córdoba en stand by). Y con Pedro Álvarez en la lomita por los visitadores, lucíamos en desventaja antes de salir al terreno. Nada nuevo.

Animado foro en Facebook

Sin embargo hoy, como ayer, la tanda ofensiva de los verdinegros asumió la carga, protagonizó el empuje y ya en la baja de la segunda entrada ponían cuatro de ventaja en el marcador (pelotazo a Soriano, doble de Lazo, hit remolcador de Barbarito para un par de ellas, doblete impulsor de Vasell con la tercera, triple de César para el completo).

La lluvia cerca, la validez del juego a dos pasos, la concurrida grada en respaldo con ola y conga incluidas— aceleraban la tarde y las ilusiones de clasificación directa. Los Gallos, todavía aturdidos por el escobazo villaclareño, tampoco mostraban signos de recuperación y el conjunto presagiaba un buen desenlace. Eso parecía.

Lea también: Elefantes de Cienfuegos: desquite en progreso ante los Gallos

Serpa aguantó hasta el inicio del tercero, cuando fue relevado con bases llenas y un solo out. Al zurdo Abel Campos encaramaron sobre el montículo para afrontar los hechos y a un siempre respetado Frederich Cepeda en el cajón de bateo… Y el veterano le conectó un fly largo, largo, laaaargoooooo que sirvió de sacrificio para una en descuento; pero congeló en tercera al hombre que intentaba avanzar en pisa y corre. Doble play el lance. Susto Josú, como diría el andaluz de Elpidio Valdés y a respirar, que salimos en coche.

César empujaría a Barbarito en la baja del tercero con la quinta para minimizar el daño anterior y mandar a Pedro Álvarez a la banca. Yoanni Hernández vino en sustitución y, con Campos en oposición, el partido entró en un acomodo monótono, por ambas partes. El peligro de lluvia se esfumó y con ella la posibilidad de acogerse a las definiciones relámpagos (al cierre más de uno lamentó esta “fatalidad”), lo que definitivamente no nos favorecía.

En el séptimo se enredó Abel (según estadísticas, el “fatal seven” para los paquidermos, pues en él les han anotado más de una treintena de carreras en lo que va de campaña), al llenarse las bases con un solo out. Sacó el segundo con el sacrificio de Mendoza, siempre a costa de la segunda de los Gallos en el encuentro. Apostando al segundo, encargaron a Tomás La Rosa el rescate, la última sentencia para la tranquilidad; pero Eduardo Martínez le mandó a los jardines la Mizuno para reducir al mínimo la ventaja: 4-5 el duelo, los Gallos hacían suya la valla.

Lea también: Elefantes de Cienfuegos: al mal tiempo…

No estaba en su tarde el muchacho (después de un muy buen cierre ayer) y explotó en el octavo, con corredores en primera y segunda con un solo out. A Ozuna enviaron en salvamento y, como el modo rompecorazones no tiene medidas sobre el diamante beisbolero, Baguet decidió el empate y Mendoza la ventaja. El cubo de agua fría que repite el argot popular y el diluvio que debía caer y no lo hizo, empaparon ahora —metafóricamente hablando, aclaro— las posibilidades de los Elefantes.

Si quedaban dudas, el octavo abajo fue conclusivo: abriendo con hit Ibáñez y boleto a Pável, los outs de Soriano, Lazo y Barbarito en seguidilla contaron el final de la historia. Sin remedio.

Esta derrota, para mí, despierta más preocupaciones desde lo anímico que desde lo posicional, pues con el descalabro de Las Tunas, el más cercano perseguidor, volvemos al empate en el cuarto lugar con los espirituanos. El tema es que, con lo técnico táctico tan comprometido, el entusiasmo es el principal motor de despegue para esta manada, que necesita aferrarse a cualquier circunstancia para sumar éxitos. Un desenlace como el de hoy, el tránsito de una casi segura victoria a una definitiva derrota es un mal precedente.

Pero nadie dijo que no pudieran reponerse: de más malas han salido, de peores van saliendo… Y mañana será otro día, otro día para definir la subserie.

Visitas: 469

Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *