Pánfilo o vivir sin cuento…

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El programa humorístico Vivir del Cuento dice tantas verdades de Cuba que da para reír o para llorar. Son chistes clava puntillas. Espejo de un mar que tiene un cúmulo importante de toxinas, pero que aún así es amado por sus olas chocantes, espumosas y fecundas.

Dentro de esa dramaturgia el personaje de Pánfilo, interpretado por Luis Silva, ha sido como el Iván del Hombre que amaba a los perros. Un don nadie que sabe y dice de todo. Un electrón imprescindible en la dinámica de ese organismo televisivo, un pitcher que no peca al lanzar las curvas o rectas de un guion aterrizado en las pistas de la Cuba actual.

Su historia comenzó un día cualquiera, quizás ni marcado en un calendario oficial, mas su creatividad innata lo ha colocado en el podio de los comediantes cubanos. Ya casi nadie recuerda que Luis Silva estudió Cibernética, tampoco que daba clases en la Universidad de La Habana y mucho menos que de anciano solo tiene el disfraz.

5 de Septiembre no perdió la oportunidad para entrevistarlo, aprovechando la reciente visita suya a Cienfuegos, con motivo del juego de béisbol de los comediantes, reseñado fechas atrás en nuestras páginas:

Pánfilo se tragó poco a poco a Luis Silva…

“Hay días en que he estado 20 horas vestido de Pánfilo (…) A nivel social pasa que cuando salgo a la calle a lo Luis Silva la gente lo que quiere ver es a Pánfilo y se quedan esperando un chiste, una broma que nunca llega…De hecho, lo reconozco, soy mucho más simpático y ocurrente cuando estoy encarnando a Pánfilo, la diferencia es abismal. No soy el “jodedor” de todo momento.

“Cuando estamos de grabación suelo vestirme a las nueve de la mañana y no terminamos en el estudio hasta las siete de la noche. Luego voy para la casa, me baño y vuelvo a salir para un espectáculo nocturno, son muchas horas como Pánfilo.

“Por años el humor fue un pasatiempo. Cuando era estudiante dejaba turnos de clases para ir a actuar en las peñas de otras facultades. Espero que mis ex profesores no lean esto, ja ja… Pero luego de presentar el Monólogo del pan en el Festival Aquelarre del 2001, donde se llevó varios premios, el humor dejó de ser pasatiempo y se convirtió en trabajo. Hoy me duele no ejercer la carrera que estudié, la vida misma me obligó a escoger”.

¿Cuán importante son los tres puntos suspensivos en el humor cubano…?

“Ahí está la otra parte que le pone la gente al chiste… En Vivir del Cuento le damos mucha importante al guion, hacemos trabajo de mesa para que cuando entremos a grabar exista la menor improvisación posible, aunque sabemos que la improvisación es buena y de ahí pueden salir frases simpáticas.

El público cuando va a un concierto de música quiere que el artista cante los temas que ya él se sabe, con los humoristas pasa lo contrario, si dices los mismos chistes que ya se saben el espectáculo no sirve. /Foto: Cervantes (Cortesía del programa)
El público cuando va a un concierto de música quiere que el artista cante los temas que ya él se sabe, con los humoristas pasa lo contrario, si dices los mismos chistes que ya se saben el espectáculo no sirve. /Foto: Cervantes (Cortesía del programa)

“En un mes las dos primeras semanas las dedicamos al trabajo de mesa, son sesiones largas, a veces nos reímos, otras nos aburrimos…, ahí se va fortaleciendo la idea del guionista, ya sea Jaime Fort o de Antonio Berazaín; luego pasamos a grabar que tampoco es un proceso corto, dura al menos una semana”.

En Vivir del Cuento se exponen las fichas del dominó cubano, caracterizan la sociedad y siempre terminan pegados ¿Nos les resulta difícil pulsar esa realidad entre tantas grabaciones, espectáculos y presentaciones?

“El guion está en la acera, en la calle, en la sala de espera de una oficina de trámites… Tengo el oído siempre parao. No hay tema duro o difícil que se le resista a Pánfilo. Y esto no es un logro personal, sino del colectivo del programa. Cada mensaje que va a transmitir Pánfilo se estudia mucho, se analiza, se divide en sílabas si hace falta.

Para eso utilizamos herramientas inherentes al humor, como el doble sentido, el cambio brusco de ritmo, la sutileza, las transiciones cortadas y la lengua española que es muy rica en su gramática (…) El público cuando va a un concierto de música quiere que el artista cante los temas que ya él se sabe, con los humoristas pasa lo contrario, si dices los mismos chistes que ya se saben el espectáculo no sirve (…)

“Si estoy en un juego de pelota o en la calle comprando algo enseguida lo extrapolo a cómo usarlo en Vivir del Cuento, a veces, hasta me tocan la puerta de la casa y me dejan un papelito escrito con temas para el programa“, agrega Silva y un “por favor venga para la foto” interrumpe el diálogo. Se para y dice regresar lo antes posible, desde la distancia poco se parece al Pánfilo que todos conocemos en Cuba, más bien callado, más bien una mezcla entre jovial y serio.

En el año 2006, por primera vez, Luis Silva comenzó a hacer televisión. Sin embargo, fue en 2008 con el programa Vivir del Cuento que el camino hacia el humorismo no tuvo marcha atrás. Siguió dando clases hasta el 2010, en ese tiempo las grabaciones y giras le colmaron el calendario y Pánfilo continuó creciendo…

"Cuando estamos de grabación suelo vestirme a las nueve de la mañana y no terminamos en el estudio hasta las siete de la noche. Luego voy para la casa, me baño y vuelvo a salir para un espectáculo nocturno, son muchas horas como Pánfilo”. /Foto: Cervantes (Cortesía del programa)
“Cuando estamos de grabación suelo vestirme a las nueve de la mañana y no terminamos en el estudio hasta las siete de la noche. Luego voy para la casa, me baño y vuelvo a salir para un espectáculo nocturno, son muchas horas como Pánfilo”. /Foto: Cervantes (Cortesía del programa)

En una entrevista anterior dijiste que Fidel se enteraba más de la realidad de Cuba por Vivir del Cuento que por el noticiero, incluso que les orientaba a los ministros que lo siguieran. ¿El hecho de que Vivir del Cuento sea un programa humorístico, de ficción… no le da ventaja sobre un noticiario?

“Sí, claro. De alguna manera han comprendido el código de Vivir del Cuento, y aun cuando se vea desde la ficción lo cierto es que tocamos temas de la agenda pública. Eso no fue de ahora para ahorita, al inicio no tenía ese corte social ni satírico… poco a poco se fue introduciendo. La crítica casi siempre llega cuando Pánfilo sale a resolver un trámite, nace de una manera orgánica y asociada al tema que vamos a tratar, no hay una fuerza ni una intención de criticar por criticar.

“Nosotros buscamos las temáticas neurálgicas de la sociedad y luego buscamos modos inteligentes de tratarlas a través de una historia, o sea, que toda venga por una fuerza de gravedad, que caiga por su propio peso”.

¿Por qué no hay muchos estrenos en los últimos tiempos, abunda la retransmisión?

“Escasean los guionistas, y con los que nos gusta trabajar se cansan también y hay que darle un tiempo para que regresen con nuevas ideas. Once años es bastante tiempo sin parar y ese ritmo agota también, eso debe entenderse. Además están las giras internacionales que hay que cumplir (…) Ahora estamos grabando nuevamente…”.

La hoja de vida de Pánfilo no es la misma hoy que hace diez años. Su historia también ha crecido.

“Creo que nada puede detenerlo, a no ser el cansancio del actor que lo interpreta. Hay mucho por explorar aún en Vivir del Cuento, mucho que explotar en el personaje de Pánfilo. Últimamente hemos querido buscarle trabajos para tener nuevos escenarios y alejarlo de un viejito postrado…”, explica y la expresión queda trunca, una voz a galope los apura, el juego está por comenzar. Sonríe y dice : “ahora quieren que salga Pánfilo a jugar pelota, pero es Silva el que saldrá. ¿O somos los dos?”.

El personaje de Pánfilo recuerda al Iván del Hombre que amaba a los perros. Un don nadie que sabe y dice de todo. Un hombre que saca de debajo de la manga chistes clava puntillas, algunos duelen hasta la médula, otros obligan a reírnos de la bella Isla que nos acogió al nacer.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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